1 Y he aquí que al Tidida Diomedes Palas Atenea
2 concedió furor y audacia, para que distinguido entre todos
3 los argivos resultara, y consiguiera una buena fama;
4 le ardía desde su casco y también su escudo incansable fuego,
5 semejante a la estrella de otoño, la que más
6 relumbrante resplandece, bañada en el Océano;
7 tal fuego le ardía desde la cabeza y también de los hombros,
8 y lo impulsó hacia el centro, donde la mayoría se agitaba.
9 Había entre los troyanos uno, Dares, rico, insuperable,
10 sacerdote de Hefesto; y tenía él dos hijos,
11 Fegeo e Ideo, versados en todo tipo de combate.
12 Los dos contra él, apartándose, atacaron de frente,
13 los dos desde los caballos, y él desde el suelo acometió a pie.
14 Y ellos, en cuanto estuvieron cerca yendo uno sobre otro,
15 Fegeo, claro, primero lanzó la pica de larga sombra;
16 y pasó por encima del hombro izquierdo del Tidida el extremo
17 de la pica, y no lo hirió; y este después acometió con el bronce,
18 el Tidida; y su tiro no escapó infructuoso de la mano,
19 sino que lo hirió en el pecho entre las tetillas, y lo echó de los caballos.
20 E Ideo se lanzó, dejando el bellísimo carro,
21 y no se atrevió a marchar junto a su hermano muerto;
22 pues no, ni él mismo se habría escapado de la negra muerte,
23 pero lo preservó Hefesto, y lo salvó cubriéndolo con noche,
24 para que así el anciano no le estuviera tan por completo afligido.
25 Y, tras alejar a los caballos, el hijo del esforzado Tideo
26 los dio a sus compañeros para que los bajaran a las cóncavas naves.
27 Los esforzados troyanos, ya que vieron a los hijos de Dares,
28 al uno evadiéndose, al otro muerto junto a su carro,
29 a todos se les conmocionó el ánimo; pero Atenea de ojos refulgentes
30 tomándolo de la mano se dirigió con estas palabras al impetuoso Ares:
31 “Ares, Ares, de los mortales ruina, manchado de muerte, asaltador de muros,
32 ¿no podríamos dejar a los troyanos y a los aqueos
33 pelearse por a quiénes el padre Zeus les concederá gloria,
34 y nos retiraremos, y evadiremos la cólera de Zeus?”
35 Habiendo hablado así, sacó al impetuoso Ares del combate.
36 A él lo hizo sentarse sobre el borde del Escamandro,
37 y a los troyanos inclinaron los dánaos; y a un varón sometió cada uno
38 de entre los líderes: primero el soberano de varones Agamenón
39 al jefe de los halizones, al gran Odio, lo arrojó del carro;
40 pues, al darse vuelta el primero, le clavó la lanza en la espalda,
41 en el medio de los hombros, y le atravesó el pecho,
42 y retumbó al caer, y sobre él resonaron las armas.
43 E Idomeneo, claro, aniquiló a Festo, hijo del meonio
44 Boro, que había llegado desde la fértil Tarne.
45 A aquel Idomeneo, famoso lancero, con la gran pica
46 lo perforó, cuando iba a subir a sus caballos, en el hombro derecho;
47 se desplomó del carro, y, al fin, la abominable oscuridad lo tomó.
48 A este, claro, los servidores de Idomeneo lo despojaron,
49 y al hijo de Estrofio, Escamandrio, apasionado por la caza,
50 el Atrida Menelao lo sometió con la aguda pica,
51 al noble cazador; pues le enseñó la misma Ártemis
52 a herir a todas las fieras, las que nutre en los montes el bosque;
53 pero entonces no lo protegió Ártemis flechadora,
54 ni los tiros de lejos en los que antes sobresalía,
55 sino que a él el Atrida Menelao, famoso lancero,
56 cuando delante de él huía, lo golpeó con la lanza en la espalda,
57 en el medio de los hombros, y le atravesó el pecho,
58 y se desplomó de bruces, y sobre él resonaron las armas.
59 Y Meriones aniquiló a Féreclo, hijo de un carpintero,
60 Harmonides, que sabía con sus manos todas las cosas labradas
61 fabricar, pues lo amaba sobremanera Palas Atenea;
62 este incluso había fabricado para Alejandro las bien balanceadas naves
63 principio de males, que resultaron un mal para todos los troyanos,
64 y para él mismo, ya que no sabía nada de los designios de los dioses.
65 A este Meriones, justo cuando persiguiéndolo lo alcanzaba,
66 lo hirió en la nalga derecha, y aquel completo
67 pasó directo hasta la vejiga bajo el hueso, el extremo;
68 y se desplomó de rodillas, gimiendo, y lo envolvió la muerte.
69 Y a Pedeo, claro, mató Meges, al hijo de Antenor,
70 ese que era bastardo, mas lo nutría cuidadosamente la divina Teanó
71 igual que a sus queridos hijos, por complacer a su esposo;
72 a este el Filida, famoso lancero, yendo cerca,
73 lo hirió en la cabeza, en la nuca, con la aguda lanza,
74 y a través de los dientes cercenó completa la lengua el bronce;
75 y se desplomó en el polvo, y tomó el frío bronce con los dientes.
76 Eurípilo Evemónida al divino Hipsénor,
77 hijo de Dolopión de inmenso ánimo, ese que del Escamandro
78 sacerdote era, y como un dios era honrado por el pueblo,
79 a este, claro, Eurípilo, el brillante hijo de Evemón,
80 cuando delante de él huía, corriéndole cerca le atravesó el hombro
81 dando un salto con la espada, y amputó el pesado brazo;
82 y el brazo sangriento cayó en la llanura, y a él los ojos
83 le tomaron la purpúrea muerte y la moira imponente.
84 Así ellos se esforzaban en la fuerte batalla,
85 y el Tidida no sabrías en cuál bando estaba,
86 si con los troyanos se juntaba o con los aqueos,
87 pues corría por la llanura semejante a un desbordante río
88 invernal, que velozmente corriendo desbarata los diques;
89 a este, claro, ni los diques conteniéndolo lo refrenan,
90 ni, claro, lo refrenan los cercos de los huertos floridos,
91 al llegar de repente, cuando la tempestad de Zeus se derrama;
92 y bajo aquel muchas bellas obras de lozanos hombres se desmoronan;
93 así por el Tidida eran hostigadas las compactas falanges
94 de los troyanos, y, claro, no lo esperaban, aun siendo muchos.
95 Y cuando entonces a él lo vio el brillante hijo de Licaón
96 corriendo por la llanura, hostigando frente suyo a las falanges,
97 pronto contra el Tidida tensó el curvo arco
98 y lo hirió cuando se arrojaba, alcanzándolo en el hombro derecho,
99 en la placa de la coraza; y voló a su través la amarga flecha,
100 y la cruzó completa, y ensució la coraza con sangre.
101 Y ante esto bramó con fuerte voz el brillante hijo de Licaón:
102 “Arriba, esforzados troyanos fustigadores de caballos,
103 pues fue herido el mejor de los aqueos, y afirmo que él
104 ya no soportará la fuerte saeta, si de verdad a mí
105 me impulsó el soberano hijo de Zeus al impulsarme desde Licia.”
106 Así habló jactándose; mas a él la veloz saeta no lo doblegó,
107 sino que, retrocediendo, delante de sus caballos y su carro
108 se paró, y le dijo a Esténelo, el hijo de Capaneo:
109 “Arriba, mi buen Capaneida, bajá del carro,
110 para que me saques del hombro la amarga flecha.”
111 Así dijo, claro, y Esténelo saltó de los caballos al suelo,
112 y parándose junto a él la veloz saeta sacó entera del hombro;
113 y la sangre brotaba a través de la flexible túnica.
114 Entonces, luego, invocó Diomedes de buen grito de guerra:
115 “Escúchame, hija de Zeus portador de la égida, inagotable,
116 si alguna vez por amistad te paraste junto a mí y a mi padre
117 en la destructora guerra, ahora también dame tu amistad, Atenea;
118 y concédeme someter a ese varón, y ponerme a tiro de lanza
119 de quien me hirió anticipándose, y se jacta, y afirma que yo
120 ya no veré por largo tiempo la relumbrante luz del Sol.”
121 Así habló rogando, y lo escuchó Palas Atenea,
122 e hizo ágiles sus miembros, sus pies y arriba sus manos;
123 y parándose cerca le dijo estas aladas palabras:
124 “Atrévete ahora, Diomedes, y combate contra los troyanos,
125 pues dentro tuyo, en el pecho, te puse el furor paterno,
126 imperturbable, cual tenía el jinete Tideo, blandidor de escudo,
127 y a su vez te quitaré de los ojos la tiniebla que antes los tapaba,
128 para que reconozcas bien tanto a los dioses como a los varones.
129 Por eso, ahora, si un dios probándote llega aquí,
130 de ningún modo vos combatas directamente con los dioses inmortales,
131 con los demás; pero si la hija de Zeus, Afrodita,
132 viene hacia la guerra, a ella sí golpeala con el agudo bronce.”
133 Ella, claro, tras hablar así, partió, Atenea de ojos refulgentes,
134 y el Tidida una vez más se mezcló yendo entre las primeras filas,
135 aunque ya antes estaba ansioso en su ánimo por combatir con los troyanos,
136 mas entonces tres veces tanto furor lo tomó, así como a un león,
137 ese al que el pastor en el campo entre las ovejas
138 rasguña cuando salta sobre el corral, mas no lo doblega:
139 impulsa su vigor, y luego no va en su ayuda,
140 sino que se interna en los establos, y los espanta, indefensos.
141 Ellas, amontonadas, se vuelcan unas sobre otras,
142 mientras que él, enardecido, salta fuera del profundo corral;
143 así se mezcló ansioso entre los troyanos el fuerte Diomedes.
144 Entonces sometió a Astínoo y a Hipirón, pastor de tropas,
145 al uno hiriéndolo sobre la tetilla con la lanza de bronce,
146 y al otro con la gran espada en la clavícula junto al hombro
147 lo golpeó, y le desprendió el hombro del cuello y de la espalda.
148 A estos los dejó, y fue él tras Abante y Poliido,
149 hijos de Euridamante, anciano intérprete de sueños;
150 a estos, cuando marcharon, no les discernió los sueños el anciano,
151 sino que a ellos el fuerte Diomedes los abatió;
152 y marchó contra Janto y Toón, los dos hijos de Fénope,
153 los dos queridísimos; a él lo agobiaba la luctuosa vejez,
154 y no engendró otro hijo para dejarle sus posesiones.
155 Entonces aquel los mató, y les quitó la querida vida
156 a ambos, y a su padre el lamento y las luctuosas angustias
157 le dejaba, ya que regresando vivos del combate no
158 los recibió; y sus bienes se los repartieron parientes lejanos.
159 Entonces tomó a dos hijos de Príamo Dardánida
160 que estaban en un solo carro, a Equemón y Cromio.
161 Así como un león saltando entre las vacas rompe el cuello
162 de una ternera o de una vaca que apacientan en la espesura,
163 así a ellos dos desde los caballos el hijo de Tideo
164 los arrojó malamente, a su pesar, y luego los despojó de las armas,
165 y dio los caballos a sus compañeros para que los llevaran a las naves.
166 Lo vio Eneas arrasando las filas de varones,
167 y se echó a andar por el combate y por la muchedumbre de picas,
168 buscando a Pándaro igual a los dioses, por si acaso lo encontraba.
169 Encontró al insuperable y fuerte hijo de Licaón,
170 y se paró delante de él y le dijo de frente estas palabras:
171 “Pándaro, ¿dónde están tu arco y tus aladas flechas
172 y tu fama, por la que ningún varón disputa contigo, al menos aquí,
173 y ninguno en Licia se jacta de ser mejor que vos?
174 Pero, ¡vamos!, apunta una saeta a ese varón levantando las manos a Zeus,
175 a quien sea ese que domina y encima produce muchos males
176 a los troyanos, ya que de muchos y además nobles las rodillas aflojó,
177 si no es algún dios resentido con los troyanos,
178 encolerizado por los sacrificios: difícil peso es de un dios la cólera.”
179 Y le dijo en respuesta el brillante hijo de Licaón:
180 “Eneas, portavoz de los troyanos vestidos de bronce,
181 al aguerrido Tidida yo, por lo menos, lo asemejo en todo,
182 reconociendo el escudo y el aulópico morrión,
183 y examinando los caballos, mas no sé claramente si no es un dios.
184 Si ese es el varón del que hablo, el aguerrido hijo de Tideo,
185 ese no se enfurece de esta manera sin un dios, sino que cerca alguno
186 de los inmortales está parado, con una nube envolviéndose los hombros,
187 que cuando a ese lo alcanzaba la veloz saeta la dio vuelta hacia otro lado;
188 pues ya le acerté una saeta, y lo herí en el hombro
189 derecho, directo a través de la placa de la coraza;
190 y afirmé yo que lo arrojé a Aidoneo,
191 y, sin embargo, no lo doblegué; ¡algún dios está resentido!
192 Y no tengo caballos cerca ni un carro en el cual subir,
193 sino que acaso en los palacios de Licaón hay once vehículos,
194 bellos, flamantes y recién fabricados, y encima las coberturas
195 están desplegadas, y junto a cada uno de ellos una yunta de dos caballos
196 está parada, pastando blanca cebada y espelta.
197 ¡Muchísimas veces el anciano portador de lanza Licaón a mí,
198 cuando venía, me ordenaba en las bien edificadas moradas:
199 me exhortaba a que montado en los caballos y el carro
200 liderara a los troyanos en las fuertes batallas!
201 Pero yo no le hice caso - ¡mucho más ventajoso habría sido! -,
202 apiadándome de los caballos: no se me quedaran sin forraje,
203 acorralados los varones, acostumbrados ellos a comer hasta saciarse.
204 Así los dejé, y, por mi parte, como infante vine a Ilión,
205 confiado en mi arco; mas este, por lo visto, no va a beneficiarme,
206 pues ya les acerté a dos de los mejores,
207 al Tidida y también al Atrida, y de ambos
208 hice salir verdadera sangre hiriéndolos, y los avivé aun más.
209 Por eso con mal destino de su clavo el curvo arco
210 tomé ese día, cuando hacia la encantadora Ilión
211 conduje a los troyanos, llevando alegría para el divino Héctor.
212 Y si regreso y contemplo con mis ojos
213 a mi patria y mi esposa y la gran morada de alto techo,
214 luego enseguida me corte la cabeza un hombre extranjero,
215 si yo no pongo este arco en el reluciente fuego
216 tras partirlo con mis manos, pues me acompaña vano como el viento.”
217 Y le contestó a su vez Eneas, caudillo de los troyanos:
218 “¡Pero no hables así! No será de otro modo por lo menos
219 hasta que nosotros dos contra ese varón, con los caballos y el carro
220 yendo cara a cara con las armas lo probemos.
221 Así que, ¡vamos!, sube a mi carro, para que veas
222 cómo son los caballos de Tros, conocedores de la llanura,
223 de muy raudamente por aquí y por allí perseguir y escaparse;
224 ellos dos incluso nos salvarán en la ciudad, aunque de nuevo
225 Zeus al Tidida Diomedes conceda gloria.
226 Así que, ¡vamos!, ahora la fusta y las riendas radiantes
227 recibe, y yo bajaré de los caballos para combatir;
228 o, si tú prefieres esto, me ocuparé yo de los caballos.”
229 Y le dijo en respuesta el brillante hijo de Licaón:
230 “Eneas, vos mismo tené las riendas y a tus caballos:
231 bajo su auriga acostumbrado mucho mejor el curvo carro
232 llevarán los dos, aunque acaso escapemos del hijo de Tideo;
233 no sea que, atemorizados, tiren en vano, y no quieran
234 alejarnos de la guerra, añorando tu voz,
235 y saltando sobre nosotros el hijo del esforzado Tideo
236 a ambos nos mate y se lleve los solípedos caballos.
237 Así que vos mismo llevá tu carro y tus caballos,
238 y yo a ese, cuando arremeta, lo recibiré con la aguda lanza.”
239 Tras hablar así, claro, subiendo al adornado carro,
240 enardecidos dirigieron los veloces caballos contra el Tidida.
241 Los vio Esténelo, el brillante hijo de Capaneo,
242 y pronto le dijo al Tidida estas aladas palabras:
243 “Tidida Diomedes, alegría de mi ánimo,
244 veo a dos fuertes varones contra ti lanzándose a combatir,
245 teniendo un impulso inconmensurable; el uno versado en el arco,
246 Pándaro, y a su vez se jacta de ser hijo de Licaón;
247 y el otro, Eneas, hijo del insuperable Anquises
248 se jacta de haber nacido, y tiene por madre a Afrodita.
249 Así que, ¡ea, vamos!, retirémonos sobre los caballos, y de este modo no
250 me corras entre los primeros, no sea que aniquiles el querido corazón.”
251 Y, por supuesto, mirándolo fiero le dijo el fuerte Diomedes:
252 “No hables siquiera del espanto, ya que no pienso hacerte caso,
253 pues en mi sangre no está combatir evadiendo
254 ni acurrucarme: mi furor todavía está firme,
255 y me rehúso a subir a los caballos, sino que también de este modo
256 iré frente a aquellos: no me deja acobardarme Palas Atenea.
257 A estos dos no los regresarán de nuevo los veloces caballos,
258 a ambos, lejos de nosotros, incluso si uno de los dos escapara.
259 Y otra cosa te voy a decir, y vos arrojala en tus entrañas:
260 si Atenea de muchos consejos me concede la gloria
261 para matar a ambos, vos a estos veloces caballos
262 retén aquí mismo, desde la baranda tirando de las riendas,
263 y saltá, acordándote de los caballos de Eneas,
264 y dirigilos desde los troyanos hacia los aqueos de buenas grebas;
265 pues en verdad son del linaje del que a Tros Zeus de vasta voz
266 le dio en pago por su hijo Ganimedes, por lo que son los mejores
267 de los caballos, de cuantos hay bajo la Aurora y el Sol.
268 De ese linaje robó el soberano de varones Anquises
269 a escondidas de Laomedonte, poniéndoles debajo a sus yeguas;
270 de estos le nació en sus palacios una camada de seis.
271 A cuatro de estos, quedándoselos él mismo, los crio en el pesebre,
272 y a esos dos los dio a Eneas como instigadores del espanto.
273 Si capturáramos a estos dos, conseguiríamos buena fama.”
274 Así ellos tales cosas se decían el uno al otro,
275 y pronto aquellos dos llegaron cerca, llevando los veloces caballos.
276 Le dijo primero el brillante hijo de Licaón:
277 “Aguerrido y de fuerte ánimo hijo del brillante Tideo,
278 ¡sin duda alguna la veloz saeta no te doblegó, la amarga flecha!
279 Ahora, en cambio, te probaré con la pica, por si acierto.”
280 Dijo, claro, y, blandiéndola, lanzó la pica de larga sombra,
281 y golpeó el escudo del Tidida; y a través de este
282 volando la broncínea punta se acercó a la coraza;
283 y ante esto bramó con fuerte voz el brillante hijo de Licaón:
284 “Estás herido en la cintura de parte a parte, y no creo que tú
285 soportes ya por largo tiempo; me diste un gran triunfo.”
286 Y sin atemorizarse le dijo el fuerte Diomedes:
287 “Erraste y no acertaste, pero no creo que ustedes
288 se detengan, no antes de que cayendo uno de los dos
289 sacie de sangre a Ares, guerrero de escudo de cuero.”
290 Habiendo hablado así, lanzó; y Atenea enderezó el tiro
291 hacia la nariz junto al ojo, y cruzó los blancos dientes,
292 y cortó la base de su lengua el inflexible bronce,
293 y la punta se frenó junto a lo más bajo del mentón;
294 y se desplomó del carro, y sobre él resonaron las armas
295 centelleantes, resplandecientes, y se desbocaron los caballos
296 de pies veloces; y se aflojaron allí su furor y su vida.
297 Y Eneas se arrojó con su escudo y con su gran lanza,
298 temiendo que acaso le arrastraran el cadáver los aqueos.
299 Y, claro, marchó junto a aquel, como un león, en su brío confiado,
300 y delante le sostuvo la lanza y el redondo escudo,
301 ansiando matar a cualquiera que frente a aquel llegara
302 gritando espantosamente; y él una roca tomó con la mano,
303 el Tidida, gran acción, que ni siquiera dos varones la levantarían,
304 de los mortales que hay ahora; mas él fácilmente la blandió aun solo.
305 Con ella hirió a Eneas en la cadera, donde el muslo
306 gira en la cadera, y lo llaman cotila;
307 y le machacó la cotila, y rompió ambos tendones;
308 y el cuero rasgó la áspera piedra; él, por su parte, el héroe,
309 se quedó, tras desplomarse de rodillas, y apoyó la gruesa mano
310 en la tierra; y le envolvió los ojos una negra noche.
311 Y entonces habría perecido allí el soberano de varones Eneas,
312 si no lo hubiera visto agudamente la hija de Zeus, Afrodita,
313 su madre, que lo engendró de Anquises, cuando pastoreaba;
314 y derramó sobre su querido hijo sus blancos brazos,
315 y delante lo ocultó con los pliegues del reluciente peplo,
316 para ser cerco de las saetas, que ninguno de los dánaos de rápidos corceles
317 arrojándole bronce en el pecho le arrebatara el ánimo.
318 Ella a su querido hijo sustraía de la guerra,
319 y el hijo de Capaneo no olvidó el acuerdo,
320 ese que le había ordenado Diomedes de buen grito de guerra,
321 sino que él a los suyos retuvo, a los solípedos caballos,
322 lejos del estruendo, desde la baranda tirando de las riendas,
323 y, saltando sobre los caballos de bellas crines de Eneas,
324 los dirigió desde los troyanos hacia los aqueos de buenas grebas;
325 y se los dio a Deípilo, su querido compañero, al que por sobre todos
326 los de su edad honraba, porque tenía un pensamiento afín en sus entrañas,
327 para que los dirigiera a las huecas naves. Por su parte, aquel, el héroe,
328 subiendo a sus caballos tomó las riendas radiantes,
329 y pronto llevó en busca del Tidida a los caballos de fuertes pezuñas,
330 enardecido; mas él estaba yendo sobre Cipris con el inclemente bronce,
331 reconociendo que era un dios endeble, y no de las diosas
332 aquellas que comandan en la guerra de los varones,
333 ni, por supuesto, Atenea, ni Enio saqueadora de ciudades.
334 Pero en el momento en que la encontró, siguiéndola entre la mucha turba,
335 entonces extendiéndose el hijo del esforzado Tideo
336 la golpeó, arrojándose con la aguda lanza, en el extremo de la mano,
337 débil; y al punto la lanza traspasó la piel,
338 a través del inmortal peplo, que las Gracias mismas le hicieron,
339 sobre lo alto de la palma; y fluyó la sangre inmortal de la diosa,
340 el icor, tal cual les fluye a los bienaventurados dioses,
341 pues no comen grano, ni beben refulgente vino,
342 por lo que no tienen sangre y son llamados inmortales.
343 Ella, gritando fuerte, dejó caer de sí a su hijo;
344 y a él lo preservó en sus manos Febo Apolo,
345 en una nube oscura, que ninguno de los dánaos de rápidos corceles
346 arrojándole bronce en el pecho le arrebatara el ánimo.
347 Y le bramó con fuerte voz Diomedes de buen grito de guerra:
348 “Desistí, hija de Zeus, de la guerra y de la batalla.
349 ¿Acaso no te es suficiente que embauques a las endebles mujeres?
350 Y si vos seguís frecuentando la guerra, sin duda creo que vos
351 te vas a turbar de la guerra, incluso oyendo de ella en otro lado.”
352 Así habló, y ella, desconsolada, partió, y estaba agobiada atrozmente.
353 A ella, claro, Iris de pies de viento, agarrándola, la sacó de la turba,
354 abrumada por los dolores, y se ennegrecía la bella piel.
355 Enseguida encontró hacia la izquierda del combate al impetuoso Ares,
356 sentado, y en la neblina la lanza estaba apoyada y los rápidos caballos;
357 y ella, desplomándose de rodillas, de su hermano querido
358 suplicando mucho los caballos de doradas frontaleras pedía:
359 “Querido hermano, cobíjame y dame tus caballos,
360 para que vaya al Olimpo, donde está el asiento de los inmortales.
361 Me abruma demasiado la herida que un varón mortal me infligió,
362 el Tidida, que ahora incluso con el padre Zeus combatiría.”
363 Así habló, y a ella, claro, Ares le dio los caballos de doradas frontaleras,
364 y ella subió al carro, afligida en su querido corazón,
365 y junto a ella subió Iris, y sujetó las riendas con las manos,
366 y blandió la fusta para que galoparan y el dúo voló no sin quererlo.
367 Y al instante llegaron al asiento de los dioses, al infranqueable Olimpo;
368 entonces paró los caballos la veloz Iris de pies de viento,
369 soltándolos del carro, y arrojó junto a ellos inmortal pienso.
370 Y ella, la divina Afrodita, cayó en las rodillas de Dione,
371 de su madre; y esta sujetó en sus brazos a la niña suya,
372 la acarició con la mano, la llamó y le dijo estas palabras:
373 “¿Cuál de los Uránidas, querida hija, te hizo tal cosa,
374 sin razón, como si a la vista estuvieras haciendo algo malo?”
375 Y luego le respondió la risueña Afrodita:
376 “Me golpeó el hijo de Tideo, Diomedes de inmenso ánimo,
377 porque yo sustraía a mi querido hijo de la guerra,
378 a Eneas, que es por mucho el más querido para mí de todos;
379 pues ya no es de los troyanos y los aqueos la horrible lucha,
380 sino que ahora los dánaos, al menos, hasta combaten con los inmortales.”
381 Y luego le respondió Dione, divina entre las diosas:
382 “Aguanta, hija mía, y soporta, aunque estés preocupada,
383 pues sin duda muchos de los que poseemos olímpicas moradas aguantamos
384 difíciles pesares de parte de los varones, causándonoslos unos a otros.
385 Aguantó Ares, cuando Oto y el fuerte Efialtes,
386 los hijos de Aloeo, lo encadenaron con una fuerte cadena;
387 y en una broncínea vasija estuvo encadenado trece meses;
388 y entonces habría perecido allí Ares, insaciable de guerra,
389 si su madrastra, la bellísima Eribea,
390 no se lo hubiera contado a Hermes; este hurtó a Ares
391 ya consumido, y lo doblegaba la difícil cadena.
392 Y aguantó Hera, cuando a ella el fuerte hijo de Anfitrión
393 en el seno izquierdo con una flecha de tres puntas
394 la hirió; entonces también a ella la tomó un pesar incurable.
395 Y aguantó entre estos el aterrador Hades una veloz flecha,
396 cuando el mismísimo varón hijo de Zeus portador de la égida
397 en Pilos, arrojándolo entre cadáveres, lo dio a los dolores;
398 él, por su parte, marchó hacia la morada de Zeus y al gran Olimpo,
399 afligido en su corazón, atravesado por dolores; pero la flecha
400 había penetrado en su macizo hombro, y le apesadumbraba el ánimo.
401 Peón, sobre él aplicando pócimas que calman dolores,
402 lo curó, pues no era mortal en absoluto.
403 Inclemente, brutal, al que no le importa cometer maldades,
404 que apesadumbra con su arco a los dioses que poseen el Olimpo.
405 Contra ti incitó a este la diosa Atenea de ojos refulgentes;
406 bobo, y no sabe esto en sus entrañas el hijo de Tideo,
407 que nunca vive mucho el que combate con los inmortales,
408 y en absoluto sus hijos en sus rodillas lo llaman ‘papá’
409 al volver de la guerra y de la horrible batalla.
410 Por eso ahora que el Tidida, aun si es muy fuerte,
411 tenga cuidado, no sea que con él alguno mejor que tú combata,
412 no sea que por mucho tiempo Egialea, la prudentísima Adrestina,
413 llorando despierte del sueño a sus queridos servidores,
414 añorando a su esposo legítimo, al mejor de los aqueos,
415 la fuerte esposa de Diomedes domador de caballos.”
416 Dijo, claro, y limpió con las suyas de su mano el icor,
417 y se sanó la mano, y se aliviaron los pesados dolores.
418 Y a su vez ellas mirándola, Atenea y también Hera,
419 con palabras mordaces intentaron provocar a Zeus Cronida;
420 y entre ellos comenzó a hablar la diosa Atenea de ojos refulgentes:
421 “Padre Zeus, ¿acaso, como creo, te irritarás conmigo por lo que te diga?
422 ¡Sin duda Cipris, incitando a alguna de las aqueas
423 a seguir a los troyanos, a los que ahora quiere terriblemente,
424 a alguna de ellas, de las aqueas de bellos peplos, acariciando,
425 se arañó la fina mano con un dorado broche!"
426 Así habló y sonrió el padre de varones y dioses,
427 y, claro, llamándola le dijo a la dorada Afrodita:
428 "A ti, hija mía, no te fueron dadas las acciones guerreras,
429 sino que vos encargate de las deseables acciones del matrimonio,
430 y de todas esas se ocuparán el rápido Ares y Atenea."
431 Así ellos tales cosas se decían el uno al otro,
432 y sobre Eneas se arrojó Diomedes de buen grito de guerra,
433 reconociendo que el mismo Apolo sobre él tenía las manos;
434 pero él, claro, ni al gran dios reverenciaba, y anhelaba continuamente
435 matar a Eneas y quitarle sus renombradas armas.
436 Enseguida, tres veces se arrojó ansiando matarlo,
437 y tres veces golpeó su reluciente escudo Apolo;
438 pero en cuanto por cuarta vez arremetió, igual a una deidad,
439 dando gritos tremendamente lo conminó Apolo, el que obra de lejos:
440 "Ten cuidado, Tidida, y retírate, a los dioses
441 no quieras pensarte igual, ya que nunca serán semejantes la raza
442 de los dioses inmortales y la de los hombres que andan por el suelo."
443 Así habló, y el Tidida se retiró un poco hacia atrás,
444 esquivando la cólera de Apolo, el que hiere desde lejos.
445 A Eneas apartado de la turba lo puso Apolo,
446 en la sagrada Pérgamo, donde tenía un templo.
447 A aquel, por cierto, Leto y Ártemis flechadora
448 en el gran santuario lo curaron y lo cubrieron de gloria;
449 él, por su parte, fabricó una imagen, Apolo de arco de plata,
450 semejante al mismo Eneas y tal como él en las armas,
451 y en torno a esa imagen los troyanos y los divinos Aqueos
452 se destrozaban unos a otros en torno a los pechos las pieles de buey,
453 los escudos bien redondos y las rodelas aladas.
454 Entonces al impetuoso Ares le dijo Febo Apolo:
455 “Ares, Ares, de los mortales ruina, manchado de muerte, asaltador de muros,
456 ¿No podrías sacar a este varón del combate, metiéndote,
457 al Tidida, que ahora incluso con el padre Zeus combatiría?
458 Pues primero a Cipris golpeó de cerca en la mano, sobre la muñeca,
459 pero luego a mí mismo me arremetió, igual a una deidad.”
460 Habiendo habló así, él mismo se sentó en lo más alto de Pérgamo,
461 y a las filas troyanas alentó el destructivo Ares, metiéndose,
462 con la apariencia del rápido Acamante, líder de los tracios;
463 y exhortó a los hijos de Príamo, nutridos por Zeus:
464 "¡Oh, hijos de Príamo, rey nutrido por Zeus!
465 ¿Hasta cuándo van a dejar todavía al pueblo ser matado por los aqueos?
466 ¿Acaso hasta que combatan en torno a las bien fabricadas puertas?
467 Yace un varón al que honrábamos igual que al divino Héctor,
468 Eneas, hijo de Anquises de corazón vigoroso;
469 Así que, ¡vamos!, del estruendo salvemos al noble compañero.”
470 Habiendo hablado así alentó el furor y el ánimo de cada uno.
471 Entonces una vez más Sarpedón regañó mucho al divino Héctor:
472 “Héctor, ¡¿a dónde se te fue el furor que antes tenías?!
473 Seguro decías que sin las tropas ni los aliados mantendrías la ciudad,
474 solo, con tus cuñados y tus hermanos.
475 De esos a ninguno puedo ver yo ahora, ni reconocer,
476 sino que se acurrucan como perros en torno a un león,
477 y combatimos nosotros, que estamos aquí nada más que como aliados.
478 Pues incluso yo, siendo un aliado, vine de muy lejos;
479 pues está lejos Licia, sobre el turbulento Janto,
480 donde dejé a mi querida esposa y a mi hijo pequeño,
481 y dejé muchos bienes, que son deseables para el necesitado.
482 Pero aun así aliento a los licios y ansío yo mismo
483 combatir con ese varón; por más que no tengo nada aquí tal
484 que los aqueos o se llevarían o conducirían;
485 mas VOS estás parado, y no exhortás a los demás,
486 a las tropas, a resistir y defender a sus esposas.
487 No vaya a ser que, capturados los dos en redes de lino que todo atrapa,
488 para varones enemigos resulten despojo y presa,
489 y ellos pronto saqueen vuestra bien habitable ciudad.
490 A vos te es necesario ocuparte de todo esto por las noches y en el día,
491 suplicando a los jefes de los aliados de extendida fama
492 que se mantengan sin pausa, y que depongan la fuerte crítica.”
493 Así habló Sarpedón, y el discurso mordió las entrañas de Héctor;
494 y enseguida del carro con las armas saltó al suelo,
495 y blandiendo las agudas lanzas iba a través del ejército por todos lados
496 alentando a combatir, y despertaba la horrible lucha.
497 Ellos se dieron vuelta y se pararon enfrentando a los aqueos,
498 y los argivos aguardaron en bloque y no se espantaron.
499 Así como el viento lleva la paja por las sagradas eras
500 al aventar los varones, cuando la rubia Deméter
501 separa, al impelerlos los vientos, la paja y el grano,
502 y esta se blanquea en montones de paja, así entonces los aqueos
503 quedaron blancos hasta arriba por la nube de polvo, que a través de ellos
504 hasta el firmamento de mucho bronce batían los pies de los caballos
505 al entremezclarse de nuevo; y se daban vuelta los aurigas.
506 Ellos llevaban derecho el furor de sus manos, y en torno con noche
507 el impetuoso Ares cubrió el combate, socorriendo a los troyanos,
508 por todos lados yendo y viniendo; y sus encargos cumplía,
509 los de Febo Apolo de espada de oro, que le ordenaba
510 despertarles el ánimo a los troyanos, ya que vio a Palas Atenea
511 yéndose; pues ella, claro, era la defensora de los dánaos.
512 Y él mismo a Eneas desde el muy pingüe santuario
513 lo envió, y en el pecho le arrojó furor al pastor de tropas.
514 Eneas se paró entre sus compañeros, y ellos se alegraron
515 cuando lo vieron acercándose vivo e ileso
516 y teniendo un noble furor; sin embargo, no indagaron absolutamente nada,
517 pues no se los dejaba la otra labor que despertó el de arco de plata,
518 y Ares, de los mortales ruina, y la Discordia con un ansia insaciable.
519 Y a ellos los dos Ayantes y Odiseo y Diomedes
520 los alentaban a guerrear, a los dánaos; y ellos mismos tampoco
521 temían ni la fuerza de los troyanos ni sus embestidas,
522 sino que resistían, semejantes a las nubes que el Cronión
523 cuando no hay viento detiene sobre los eminentes montes,
524 imperturbables, mientras duerme el furor del Bóreas y de los otros
525 violentos vientos, los que las sombrías nubes
526 con silbantes ráfagas dispersan soplando,
527 así los dánaos resistían firmes a los troyanos y no se espantaban.
528 Y el Atrida iba de acá para allá en la turba dando muchas órdenes:
529 “¡Oh, amigos, sean hombres y pongan el corazón firme,
530 y avergüéncense los unos a los otros en las fuertes batallas!
531 De los hombres con vergüenza, más quedan a salvo que mueren;
532 de los que huyen, ni se alza la fama ni brío alguno.”
533 Dijo, y disparó la lanza rápidamente, e hirió a un campeón,
534 al compañero de Eneas, el esforzado Deicoonte,
535 el Pergásida, al que los troyanos igual que a los hijos de Príamo
536 honraban, ya que era audaz para luchar entre los primeros.
537 A ese golpeó en el escudo con la lanza el poderoso Agamenón,
538 mas este no lo preservó de la pica, y fue también a través de este,
539 y penetró en la parte baja del estómago a través del cinturón;
540 y retumbó al caer, y sobre él resonaron las armas.
541 Allí entonces Eneas sometió a los mejores varones de los dánaos,
542 a los dos hijos de Diocles, Cretón y Orsíloco,
543 esos cuyo padre habitaba en la bien edificada Fera,
544 rico en bienes, y era del linaje del río,
545 del Alfeo, que corre ancho a través de la tierra de los pilios,
546 que engendró a Ortíloco, soberano de muchos varones;
547 y Ortíloco, claro, engendró al esforzado Diocles,
548 y de Diocles nacieron dos hijos gemelos,
549 Cretón y Orsíloco, versados en todo tipo de combate.
550 Esos dos, al llegar a la juventud, en las negras naves
551 hacia Ilión de buenos potrillos siguieron a los argivos,
552 honra para los Atridas Agamenón y Menelao
553 consiguiendo; y a los dos allí los cubrió el final de la muerte.
554 Cuales dos leones entre las cimas de un monte
555 son nutridos por su madre, en la espesura de un profundo bosque:
556 estos mismos dos raptan vacas y fuertes rebaños,
557 devastando los establos de los hombres, hasta que también estos dos
558 en las palmas de varones son muertos por el agudo bronce,
559 de tal manera aquellos dos, doblegados por las manos de Eneas,
560 cayeron, semejantes a elevados abetos.
561 De ellos dos, caídos, se compadeció Menelao, caro a Ares,
562 y marchó entre las primeras filas recubierto con refulgente bronce,
563 sacudiendo la pica; y su furor lo alentaba Ares,
564 pensando esto para que fuera doblegado por las manos de Eneas.
565 Lo vio Antíloco, el hijo del esforzado Néstor,
566 y marchó entre las primeras filas, pues temía por el pastor de tropas,
567 no fuera que sufriera algo y les malograra del todo el esfuerzo.
568 Ellos dos, en verdad, las manos y las agudas picas
569 tenían uno frente al otro, ansiando combatir;
570 mas Antíloco se paró muy cerca, junto al pastor de tropas,
571 y Eneas no esperó, aun siendo un audaz guerrero,
572 cuando vio que dos hombres esperaban junto a él.
573 Y ellos, ya que por fin arrastraron los cadáveres al pueblo de los aqueos,
574 a los dos miserables arrojaron en las manos de sus compañeros,
575 y ellos dos, dándose vuelta, combatieron entre los primeros.
576 Entonces los dos sometieron a Pilémenes, igual a Ares,
577 jefe de los paflagonios, esforzados portadores de escudos.
578 A ese el Atrida Menelao, famoso lancero,
579 parado lo perforó con la pica bajo la clavícula, acertándole;
580 y Antíloco hirió a Midón, su servidor, su auriga,
581 el noble Atimníada - él le daba la vuelta a los solípedos caballos -,
582 acertándole en el medio del codo con una roca; y, claro, de sus manos
583 las riendas blancas por el marfil cayeron al suelo en el polvo.
584 Y Antíloco, claro, saltando le asestó con la espada en el temporal;
585 él, por su parte, jadeando, del bien trabajado asiento cayó
586 de cabeza en el polvo, sobre la curva del cuello y los hombros.
587 Se paró mucho tiempo, pues acertó, claro, en la arena profunda,
588 hasta que los dos caballos, golpeándolo, lo arrojaron al suelo en el polvo;
589 a estos los azotó Antíloco, y los dirigió al ejército de los aqueos.
590 A estos los vio Héctor entre las filas, y se lanzó sobre ellos
591 chillando; y lo seguían las falanges de los troyanos,
592 fuertes; y las lideraba Ares, y la venerable Enio,
593 la una teniendo al descarado tumulto de la batalla,
594 y Ares movía la aterradora lanza en las palmas,
595 e iba de acá para allá, a veces delante de Héctor, a veces atrás.
596 Viéndolo se turbó Diomedes de buen grito de guerra;
597 así como cuando un varón desvalido, yendo por una gran llanura,
598 se para junto a un río de veloz corriente que corre hacia el mar,
599 viéndolo borbotear con espuma, y se aleja hacia atrás,
600 así entonces se retiró el Tidida, y le dijo a la tropa:
601 “¡Oh amigos, cómo nos maravillamos de que el divino Héctor
602 sea combativo y también intrépido guerrero!
603 Siempre junto a este está uno de los dioses, que le aparta la devastación;
604 y ahora junto a él está aquel, Ares, semejante a un varón mortal.
605 Así que, vueltos hacia los troyanos, siempre hacia atrás
606 retrocedan, y no ansíen combatir con fuerza con los dioses.”
607 Así dijo, claro, y los troyanos avanzaron mucho más cerca de aquellos.
608 Entonces Héctor mató a dos hombres, conocedores de la bélica lujuria,
609 que estaban en un solo carro, a Menestes y Anquíalo.
610 De ellos dos, caídos, se compadeció el gran Áyax Telamonio,
611 y se paró yendo muy cerca, y disparó la lanza reluciente,
612 e hirió a Anfio, hijo de Sélago, ese que en Peso
613 habitaba, de muchos bienes, de muchas mieses; pero a él la moira
614 lo condujo para que fuera aliado de Príamo y de sus hijos.
615 A ese hirió bajo el cinturón Áyax Telamonio,
616 y en la parte baja del estómago se clavó la pica de larga sombra,
617 y retumbó al caer; y él corrió, el ilustre Áyax,
618 para despojarlo de las armas; mas los troyanos derramaron sus lanzas
619 agudas, resplandecientes; y el escudo recibió muchas.
620 Mientras, él, con el pie pisándolo, del cadáver la broncínea pica
621 arrancó, y, claro, ya no pudo las demás bellas armas
622 arrebatarle de los hombros, pues lo oprimían los tiros.
623 Temió él el fuerte círculo de los orgullosos troyanos,
624 que se colocaron muchos y nobles teniendo sus picas.
625 Ellos a él, aunque era grande y fuerte y admirable,
626 lo echaron lejos de sí; y él fue sacudido al retirarse.
627 Así ellos se esforzaban en la fuerte batalla,
628 y al noble y grande Tlepólemo Heraclida
629 lo impulsaba contra Sarpedón igual a los dioses la moira imponente.
630 Ellos, en cuanto estuvieron cerca yendo uno sobre otro,
631 el hijo y el nieto de Zeus, que amontona las nubes,
632 a él Tlepólemo primero le dirigió estas palabras:
633 “Sarpedón, portavoz de los licios, ¿qué necesidad tenés
634 de acurrucarte estando aquí como un hombre inexperto en el combate?
635 Mintiendo dicen que vos descendiente de Zeus portador de la égida
636 sos, ya que te falta mucho de aquellos varones
637 que de Zeus nacieron entre los primeros hombres;
638 de otra clase dicen que la fuerza de Heracles
639 era, mi padre, de furor osado, de ánimo de león;
640 él alguna vez, viniendo aquí a causa de los caballos de Laomedonte,
641 con seis naves solas y unos pocos varones
642 saqueó la ciudad de Ilión, y dejó viudas sus calles;
643 mas vos tenés el ánimo deficiente, y se consumen tus tropas.
644 No creo que vos vayas a ser en absoluto un baluarte para los troyanos
645 tras venir de Licia, ni aun si sos muy fuerte,
646 sino que doblegado por mí cruzarás las puertas de Hades.”
647 Y le contestó a su vez Sarpedón, caudillo de los licios:
648 “Tlepólemo, realmente aquel exterminó la sagrada Ilión
649 por la imprudencia de un varón, del brillante Laomedonte,
650 ese que a quien le había hecho un bien amonestó con malignas palabras,
651 y no le retribuyó con los caballos a causa de los cuales vino desde lejos.
652 Mas a vos yo aquí te aseguro que matanza y negra muerte
653 te llegará de mi parte, y que por mi lanza doblegado
654 el triunfo a mí me darás, y la vida, a Hades de famosos corceles.”
655 Así habló Sarpedón, y él levantaba la pica de fresno,
656 Tlepólemo, y de ambos simultáneamente las grandes lanzas
657 saltaron de las manos; uno hirió en el medio del cuello,
658 Sarpedón, y la punta dolorosa pasó completa;
659 y a él una oscura noche le cubrió los ojos.
660 Tlepólemo, por su parte, en el muslo izquierdo con la gran pica
661 lo hirió, y la punta lo recorrió ávidamente,
662 rozando el hueso, mas su padre todavía le apartó la devastación.
663 Ellos, claro, los divinos compañeros, a Sarpedón igual a los dioses
664 lo alejaron de la guerra; y le pesaba la gran lanza
665 que arrastraba - ninguno notó ni se dio cuenta de esto,
666 de sacarle del muslo la lanza de fresno para que marchara,
667 estando apresurados, pues tal esfuerzo tenían encargándose de él.
668 A Tlepólemo, del otro lado, los aqueos de buenas grebas
669 lo alejaron de la guerra; y el divino Odiseo lo notó,
670 teniendo un aguantador ánimo, y se le avivó el querido corazón;
671 y se debatió luego en sus entrañas y en su ánimo
672 si perseguiría adelante al hijo de Zeus estruendoso,
673 o si él a esos muchos licios arrebataría la vida.
674 Mas, claro, no estaba destinado para Odiseo de corazón vigoroso
675 al fuerte hijo de Zeus matar con el agudo bronce,
676 por eso volvió su ánimo Atenea hacia la multitud de licios.
677 Entonces aquel sometió a Cérano, a Alástor y a Cromio,
678 a Alcandro y a Halio y a Noemón y a Prítanis.
679 Y entonces habría matado todavía más licios el divino Odiseo,
680 si no lo hubiera visto agudamente el gran Héctor de centelleante casco;
681 y marchó entre las primeras filas recubierto con refulgente bronce,
682 llevando miedo a los dánaos; y, claro, se alegró al acercarse él
683 Sarpedón, el hijo de Zeus, y dijo entre lamentos estas palabras:
684 “Priamida, ¡no me dejes como despojo para los dánaos
685 estar tirado, sino ampárame! ¡Que luego abandone la vida
686 en vuestra ciudad, ya que es claro que no voy yo,
687 regresando a casa, hacia la querida tierra patria,
688 a confortar a mi querida esposa y a mi hijo pequeño!”
689 Así habló, y nada le dijo Héctor de centelleante casco,
690 sino que pasó a su lado de un salto, decidido, para rápidamente
691 expulsar a los argivos, y arrebatar el ánimo de muchos.
692 Ellos, claro, los divinos compañeros, a Sarpedón igual a los dioses
693 sentaron bajo un bellísimo roble de Zeus portador de la égida;
694 y, claro, le quitó fuera del muslo la lanza de fresno
695 el fuerte Pelagonte, que era su querido compañero.
696 A él lo abandonó la vida, y se vertió la tiniebla sobre sus ojos;
697 mas respiró de nuevo, y alrededor el viento de Bóreas
698 lo revivía, soplando sobre él, que ya exhalaba malamente su ánimo.
699 Los argivos, por Ares y Héctor de casco de bronce,
700 nunca se daban vuelta hacia las negras naves,
701 nunca los confrontaban en el combate, sino que siempre hacia atrás
702 se retiraban, porque se enteraron de que Ares estaba entre los troyanos.
703 ¿Quién fue entonces el primero, quién el último al que abatieron
704 Héctor, hijo de Príamo, y el broncíneo Ares?
705 A Teutrante, igual a los dioses, y a Orestes, fustigador de caballos,
706 a Treco, portador de lanza de los etolios, y a Enómao,
707 al Enópida Héleno y a Oresbio, de cinto centelleante,
708 ese que habitaba en Hile, muy preocupado por su riqueza,
709 al borde de la laguna Cefíside; y junto a este los otros
710 beocios habitaban, teniendo un muy pingüe pueblo.
711 Y cuando entonces a ellos los vio la diosa Hera de blancos brazos
712 matando a los argivos en la fuerte batalla,
713 enseguida le dijo a Atenea estas aladas palabras:
714 “¡Ay, ay, hija de Zeus portador de la égida, inagotable!
715 ¡Sin duda infructuosa fue la promesa que hicimos a Menelao
716 de regresar tras saquear Ilión bien amurallada,
717 si de este modo dejaremos que se enfurezca el destructivo Ares.
718 Así que, ¡ea, vamos!, también nosotras reparemos en el impetuoso brío.”
719 Así habló, y no desobedeció la diosa Atenea de ojos refulgentes.
720 Ella, yendo y viniendo, aparejó los caballos de doradas frontaleras,
721 Hera, la mayor diosa hija del gran Cronos;
722 y Hebe colocó rápidamente en el carro las curvas ruedas,
723 broncíneas, de ocho radios, a ambos lados del eje de hierro.
724 De estas, por cierto, era dorada la imperecedera pina, y por arriba
725 broncíneas llantas ajustadas tenía, maravilla de ver;
726 y los cubos que corrían en torno eran de plata a ambos lados;
727 y la caja de correas doradas y plateadas
728 estaba formada, y corrían en torno dobles barandas.
729 Salía de esta una plateada vara, mientras que en la punta
730 ató un dorado, bello yugo, y allí los petrales
731 puso, bellos, dorados; y bajo el yugo llevó Hera
732 a los caballos de veloces pies, ansiando la disputa y el clamor.
733 Mientras, Atenea, hija de Zeus portador de la égida,
734 el fino peplo vertió sobre el suelo de su padre,
735 magnífico, ese que ella misma hizo y elaboró con sus manos;
736 y ella, tras vestirse la túnica de Zeus, que amontona las nubes,
737 se equipó con las armas para la guerra llena de lágrimas.
738 Y en los hombros, claro, se colgó la égida borlada,
739 tremenda, que en torno por todos lados corona el Espanto,
740 y allí la Discordia, y allí el Brío, y allí la escalofriante Embestida,
741 y allí la gorgónea cabeza del tremendo monstruo estaba,
742 tremenda y espantosa, portento de Zeus portador de la égida.
743 Y sobre la cabeza se puso un casco de doble cimera y cuatro relieves,
744 dorado, adornado con soldados de cien ciudades;
745 y subió con sus pies al flamígero carro, y sujetó la pica,
746 pesada, grande, maciza, con la que doblega las columnas de varones
747 héroes con los que está resentida la de imponente padre.
748 Y Hera con la fusta rápidamente tocó, claro, a los caballos;
749 y crujieron las autómatas puertas del firmamento, que tienen las Horas,
750 a las que están encomendadas el gran firmamento y el Olimpo,
751 tanto para dispersar la densa nube como para ponerla encima.
752 Por ahí, a través de aquellas, dirigieron a los aguijoneados caballos,
753 y encontraron al Cronión sentado lejos de los otros dioses,
754 en la más alta cima del Olimpo de muchos picos.
755 Allí, tras parar a los caballos, la diosa Hera de blancos brazos
756 al excelso Zeus Cronida lo interrogó y le dijo:
757 “Padre Zeus, ¿no te indignás con Ares por estas arrasadoras acciones,
758 a cuánta y además cuál tropa de los aqueos exterminó,
759 en vano y no según lo adecuado, y sufrimiento para mí? ¿Y ellos tranquilos
760 gozan, Cipris y además Apolo de arco de plata,
761 tras soltar a este insensato, que no sabe de ninguna ley?
762 Padre Zeus, ¿acaso, como creo, estarás irritado conmigo, si a Ares
763 golpeándolo ruinosamente lo echo fuera del combate?”
764 Y respondiendo le dijo Zeus, que amontona las nubes:
765 “Adelante, pues, impulsa contra él a Atenea conductora del pueblo,
766 que está muy acostumbrada a llevarle malos dolores.”
767 Así habló, y no desobedeció la diosa Hera de blancos brazos,
768 y blandió la fusta sobre los caballos y el dúo voló no sin quererlo
769 por el medio de la tierra y el estrellado firmamento.
770 Cuanto en la nebulosa distancia un varón ve con sus ojos
771 sentado en un mirador, mirando hacia el vinoso piélago,
772 tanto saltaron los caballos de elevada frente de los dioses.
773 Pero en cuanto llegaron a Troya y los dos fluyentes ríos,
774 donde las corrientes entrechocan el Simoente y el Escamandro,
775 entonces paró a los caballos la diosa Hera de blancos brazos,
776 soltándolos del carro, y les derramó en torno mucha niebla;
777 y el Simoente hizo brotar para ellos ambrosia, para que pacieran.
778 Ellas dos marcharon iguales en su paso a trémulas palomas,
779 ansiosas por resguardar a los varones argivos;
780 pero en el momento en que llegaron donde los más y mejores
781 estaba parados, alrededor de la fuerza de Diomedes domador de caballos
782 agrupados semejantes a leones comedores de carne cruda
783 o a porcinos jabalíes, cuyo vigor no es débil,
784 entonces parándose bramó la diosa Hera de blancos brazos,
785 tomando la apariencia de Esténtor de corazón vigoroso, de broncínea voz,
786 que tan alto gritaba cuanto otros cincuenta:
787 “Vergüenza, argivos, ruines oprobios, solo en figura admirables;
788 mientras que venía a la guerra el divino Aquiles,
789 nunca los troyanos delante de las puertas Dardanias
790 salían, pues temían la pica imponente de aquel;
791 y ahora lejos de la ciudad, sobre las cóncavas naves combaten.”
792 Habiendo hablado así alentó el furor y el ánimo de cada uno.
793 Y sobre el Tidida se arrojó la diosa Atenea de ojos refulgentes,
794 y lo encontró a él, al soberano, junto a los caballos y los carros,
795 enfriando la herida esa que le hizo Pándaro con un dardo,
796 pues el sudor lo agobiaba bajo la ancha correa
797 del escudo bien redondo; por él era agobiado, y cansaba sus manos,
798 y levantando la correa se enjugaba la negra nube de sangre.
799 Y la diosa se abrazó del equino yugo y le dijo:
800 “¡Sin duda engendró un hijo poco semejante a él Tideo!
801 Tideo, por cierto, era pequeño de cuerpo, pero un combatiente:
802 incluso esa vez cuando yo no lo dejaba guerrear
803 ni descollar, cuando fue lejos de los aqueos,
804 como mensajero, hacia Tebas, entre muchos cadmeos -
805 le ordené banquetear en los palacios tranquilo -,
806 él, sin embargo, teniendo su ánimo fuerte como hasta entonces,
807 desafiaba a los jóvenes cadmeos, y en todo vencía
808 fácilmente; tal auxiliar era yo para él.
809 Y junto ti, en verdad, yo me paro y te guardo,
810 y te aconsejo con disposición favorable que combatas con los troyanos;
811 pero a vos o el presuroso cansancio se te ha metido en los miembros,
812 o acaso ahora el miedo te retiene descorazonado; luego, vos no
813 sos descendiente de Tideo, el aguerrido Eneida.”
814 Y respondiendo le dijo el fuerte Diomedes:
815 “Te reconozco, diosa hija de Zeus portador de la égida,
816 por eso con disposición favorable te diré una palabra y no te lo ocultaré:
817 ni el miedo me retiene descorazonado para nada, ni indecisión alguna,
818 sino que todavía me acuerdo de tus encargos, los que me ordenaste;
819 no me dejabas combatir directamente con los dioses bienaventurados,
820 con los demás; pero si la hija de Zeus, Afrodita,
821 venía hacia la guerra, a ella sí golpearla con el agudo bronce.
822 Por eso ahora yo mismo me retiro, y también a los demás
823 argivos exhorté a agruparse aquí, a todos,
824 pues reconozco que Ares comanda en el combate.”
825 Y luego le respondió la diosa Atenea de ojos refulgentes:
826 “Tidida Diomedes, alegría de mi ánimo,
827 ni temas vos a Ares en esto, ni a ningún otro
828 de los inmortales; tal auxiliar soy yo para ti.
829 Pero, ¡vamos!, contra Ares primero dirigí a los solípedos caballos,
830 y golpealo de cerca, y no reverenciés al impetuoso Ares,
831 a este enajenado, mal encarnado, traicionero,
832 que, hace nada, a mí y a Hera nos aseguraba diciendo
833 que combatiría contra los troyanos, y socorrería a los argivos,
834 y ahora con los troyanos se junta, y de esas cosas se ha olvidado.”
835 Habiendo hablado así, echó a Esténelo de los caballos al suelo,
836 arrastrándolo atrás con su mano, y este, claro, se lanzó apresuradamente;
837 y ella subió al carro junto al divino Diomedes
838 enardecida, la diosa; y aulló fuerte el eje de roble
839 por el peso, pues conducía a una diosa tremenda y a un varón excelente.
840 Sujetó la fusta y las riendas Palas Atenea,
841 y enseguida contra Ares primero dirigió a los solípedos caballos.
842 Él, por cierto, al aterrador Perifante despojaba,
843 el mejor por mucho de los etolios, el brillante hijo de Ocesio.
844 A este Ares, manchado de muerte, lo despojaba; Atenea, por su parte,
845 se puso el yelmo de Hades, no fuera que el imponente Ares la viera.
846 Cuando vio Ares, de los mortales ruina, al divino Diomedes,
847 él, por cierto, al aterrador Perifante lo dejó allí
848 estar tirado, donde primero matándolo le quitó la vida,
849 mientras que él, claro, marchó derecho hacia Diomedes domador de caballos.
850 Y ellos, en cuanto estuvieron cerca yendo unos sobre otros,
851 Ares primero se estiró sobre el yugo y las riendas de los caballos
852 con la broncínea pica, ansioso por arrebatarle la vida;
853 y a esta, con la mano tomándola, la diosa Atenea de ojos refulgentes
854 la empujó lejos del carro, para que hubiera saltado inútilmente.
855 A su vez, segundo atacó Diomedes de buen grito de guerra
856 con la broncínea pica, y Palas Atenea la impelió
857 hacia lo más bajo de su cintura, donde se ceñía el cinto;
858 por ahí lo golpeó, acertándole, y desgarró la bella piel,
859 y sacó de vuelta la lanza; y él aulló, el broncíneo Ares,
860 cuanto gritan nueve mil o diez mil
861 varones en la guerra, saliendo al encuentro de la disputa de Ares.
862 De ellos, claro, se apoderó un temblor, de los aqueos y los troyanos,
863 atemorizados; tanto aulló Ares, insaciable de guerra.
864 Cual desde las nubes una niebla oscura aparece
865 tras un calor sofocante, impulsándola un borrascoso viento,
866 de tal manera al Tidida Diomedes el broncíneo Ares
867 se le apareció yendo al igual que las nubes hacia el vasto firmamento.
868 Y velozmente llegó al asiento de los dioses, al infranqueable Olimpo,
869 y se sentó junto a Zeus Cronión, afligido en su ánimo,
870 y le señaló la sangre inmortal fluyendo desde la herida,
871 y, claro, lamentándose dijo estas aladas palabras:
872 “Padre Zeus, ¿no te indignás viendo estas arrasadoras acciones?
873 Siempre, por cierto, los dioses cosas terribilísimas hemos aguantado,
874 por voluntad de unos y otros, llevando gracia a los varones.
875 A ti todos te increpamos, pues tú engendraste a una joven insensata,
876 funesta, a la que siempre acciones malvadas le ocupan.
877 Pues todos los demás, cuantos dioses hay en el Olimpo,
878 te obedecemos y cada uno es dominado por ti;
879 mas a esta nunca la castigás ni con palabras ni con acciones,
880 sino que la incitás, ya que tú mismo diste a luz a esa niña arrasadora.
881 Ella ahora al hijo de Tideo, a Diomedes de inmenso ánimo,
882 lo incita a lanzar su furia contra los dioses inmortales.
883 Pues primero a Cipris golpeó de cerca en la mano, sobre la muñeca,
884 pero luego a mí mismo me arremetió, igual a una deidad,
885 mas me sustrajeron mis rápidos pies; sin duda mucho tiempo
886 allí hubiera sufrido desdichas entre horribles pilas de cadáveres,
887 o, vivo, sin furor habría quedado por los golpes del bronce.”
888 Y, por supuesto, mirándolo fiero le dijo Zeus, que amontona las nubes:
889 “A mí, traicionero, no me lloriquees sentándote a mi lado.
890 Sos el más odioso para mí de los dioses que poseen el Olimpo,
891 pues siempre la discordia te es querida, y las guerras y los combates.
892 De tu madre tenés el furor irresistible, inquebrantable,
893 de Hera; a ella yo a duras penas la doblego con palabras;
894 por eso creo que vos sufriste estas cosas por sus indicaciones.
895 Pero no, no soportaré que vos ya por largo tiempo tengas dolores,
896 pues sos de mi linaje, y para mí te engendró tu madre;
897 mas si de algún otro hubieras nacido así de arrasador,
898 ¡entonces hace tiempo serías más subterráneo que los Uránidas!”
899 Así habló, y ordenó a Peón que lo curara.
900 Peón sobre él aplicó pócimas que calman dolores,
901 [lo curó, pues no era mortal en absoluto.]
902 Así como cuando el jugo del higo impelido la blanca leche cuaja,
903 estando húmeda, y muy velozmente se le espesa a quien la revuelve,
904 así, claro, de inmediato curó al impetuoso Ares.
905 Y lo bañó Hebe, y con agraciado ropaje lo vistió;
906 y se sentó al lado de Zeus Cronión, exultante de gloria.
907 Y ellas regresaron de vuelta hacia la morada del gran Zeus,
908 Hera argiva y la alalcomeneida Atenea,
909 tras hacerle cesar a Ares, de los mortales ruina, la matanza de varones.
v1, al Tidida Diomedes

Sobre Diomedes, VER ad 2.406.

INTR NARR FORM ESTR MITO INTP NOTE
v1, Atenea

Sobre Atenea, VER ad 1.194.

INTR NARR FORM NOTE
v2, concedió furor y audacia

Sobre el furor, VER ad 1.103.

NOTE
v3, los argivos

VER ad 1.79.

INTR FORM NOTE
v3, una buena fama

VER ad 2.325.

INTR CONC NOTE
v5, la estrella de otoño

Es decir, Sirio (VER ad 22.27), que sale en realidad a mitad del verano, pero que permanece en el cielo hasta mediados de octubre en el hemisferio norte.

INTR NARR FORM HIST NOTE
v6, bañada en el Océano

Sobre el Océano, VER ad 1.423. Por supuesto, que una estrella esté “bañándose en el océano” quiere decir que está debajo del horizonte.

INTR NARR NOTE
v9, Dares

El personaje es desconocido fuera de este pasaje.

NOTE
v10, Hefesto

VER ad 1.571.

INTR MITO NOTE
v11, Fegeo e Ideo

Dos desconocidos, como su padre (VER ad 5.9). “Ideo” es también el nombre de un heraldo troyano (VER ad 3.248).

INTR MITO NOTE
v12, apartándose

Entiéndase, “de la multitud”. Los hijos de Dares realizan el habitual movimiento de los campeones de adelantarse al grueso de las tropas para desafiar a un enemigo a un duelo.

INTR NARR FORM NOTE
v13, los dos desde los caballos

Sobre la habitual metonimia por el carro, VER ad 2.383.

INTR FORM CONC NOTE
v25, tras alejar a los caballos

La captura de los caballos es un elemento típico en el combate, algo lógico, dado el valor de estos animales. Es interesante notar, sin embargo, que en Ilíada solo los aqueos capturan caballos, aunque esto puede no ser más que una circunstancia producto de los eventos narrados en el poema.

INTR NARR FORM NOTE
v26, los dio a sus compañeros

Una parte importante de la tarea de los compañeros de un héroe era llevarse el botín capturado por este a un lugar seguro, a fin de que pudiera seguir combatiendo; cf. 5.165, 16.505, 17.193-194, etc.

INTR CONC NOTE
v30, al impetuoso Ares

VER ad 2.110.

INTR MITO NOTE
v38, el soberano de varones Agamenón

VER ad 1.7. La última vez que Agamenón ha aparecido ha sido durante la Epipólesis, en 4.368-400.

INTR MITO NOTE
v39, al jefe de los halizones, al gran Odio

VER ad 2.856.

INTR HIST MITO NOTE
v40, al darse vuelta el primero

Aunque escaparse de combatientes superiores o cuando uno está en inferioridad no es afrentoso en la concepción homérica (VER ad 4.505), ser alcanzado mientras uno huye sí parece serlo, porque implica el mismo fracaso que caer peleando, sin la gloria de haber combatido.

INTR CONC FORM NOTE
v43, Idomeneo

VER ad 1.145. Como Agamenón, había aparecido por última vez en la Epipólesis, en 4.265-271.

INTR MITO NOTE
v43, Festo

Un desconocido, que solo aparece para morir aquí.

INTR MITO NOTE
v43, meonio

VER ad 2.864.

INTR HIST NOTE
v44, Boro

Se trata de un desconocido, como su hijo (pero VER ad 16.177).

INTR MITO NOTE
v44, la fértil Tarne

No tenemos información sobre la ubicación de Tarne, pero el escoliasta A afirma que se trata de la posterior Sardes. Como observa Leaf, no sabemos en base a qué se hace esta asociación.

INTR HIST NOTE
v49, Estrofio

Personaje desconocido, que solo aparece en este pasaje.

INTR MITO NOTE
v49, Escamandrio

Un desconocido, que, como otros personajes del bando troyano (VER ad 4.474), recibe su nombre de un río. “Escamandrio” es también el nombre real de Astianacte, el hijo de Héctor y Andrómaca (cf. 6.401-403).

INTR MITO NOTE
v50, el Atrida Menelao

VER ad 1.16.

INTR MITO NOTE
v51, le enseñó

Que Ártemis le hubiera enseñado solo significa que era un gran cazador (VER la nota siguiente), y puede tomarse con valor metafórico, como sucede, por ejemplo, en el caso del arco de Pándaro (VER ad 2.827).

INTR FORM NOTE
v51, la misma Ártemis

Hija de Zeus y Leto y hermana gemela de Apolo. Se destaca en el panteón por ser la diosa de la cacería y los territorios salvajes, así como la diosa virgen por excelencia, de donde su papel en los coros de doncellas, que se iniciaban en la adultez a través de estas danzas. Como su hermano, aparece habitualmente representada con un arco. En época posterior es identificada con Ilitia (VER ad 16.187) y, por lo tanto, considerada diosa protectora y destructora de las mujeres embarazadas. En este sentido, aunque las flechas de Ártemis suelen ser causantes de la muerte instantánea de mujeres adultas (cf. 6.205, 427-428, 19.59-60, Od. 11.171-173, y en general Bas., ad 6.205, con referencias), están particularmente asociadas en la literatura griega con la - muy común - muerte en trabajo de parto. Leer más: EH sub Artemis; Wikipedia s.v. Artemisa.

INTR MITO NOTE
v59, Meriones

VER ad 2.651. Como se observa allí, Meriones es particularmente competente en matar enemigos que huyen.

INTR MITO NOTE
v59, Féreclo, hijo de un carpintero

O quizás “Féreclo, hijo de Tectón”, porque no es certero que la palabra que traduzco por “carpintero” sea un nombre propio (VER Com. 5.59). En cualquier caso, se trata de una profesión familiar, porque Harmonides es un nombre parlante (VER ad 5.60). Féreclo podría ser un personaje tradicional (cf. West, Making, ad 59-64), pero ninguna fuente que lo menciona (Lic. 97; Ov., Her. 16.22; Ps.-Apol., Epit. 3.2) ofrece datos adicionales a los que se encuentran en este pasaje, y el debate respecto a si fue él o su padre quien construyó las naves (VER ad 5.62) habla a favor de su creación ad hoc para estos versos. Es cierto, sin embargo, que su padre (y quizás su abuelo) tiene(n) un nombre parlante, mientras que la etimología del suyo es dudosa y ningún otro Féreclo aparece en el poema.

INTR MITO INTP NOTE
v60, Harmonides

Lit. “Ensamblador”, un nombre que revela su profesión. El procedimiento es habitual en la épica (cf. Higbie, 1995: 12-14), y en realidad en infinidad de culturas, incluyendo la nuestra (piénsese en apellidos como “Carpintero”, “Carnicero”, “Marinero” o “Mercado”). Leer más: Higbie, C. (1995) Heroes’ Names, Homeric Identities, New York: Garland Publishing.

INTR FORM MITO NOTE
v69, Pedeo

Personaje desconocido, que solo aparece en este pasaje. Su padre, sin embargo, es uno de los principales Troyanos (VER la última nota a este verso).

INTR MITO NOTE
v69, Meges

VER ad 2.627.

INTR MITO NOTE
v69, Antenor

VER ad 2.822.

INTR MITO NOTE
v70, la divina Teanó

Teanó era esposa de Antenor, hija del rey tracio Cises y sacerdotisa de Atenea en Troya (cf. 6.297-300). Tiene un pequeño rol en el canto 6, donde dirige una plegaria a la diosa para que acabe con la aristeia de Diomedes (cf. 6.302-311), una de las pocas en el poema cuyo rechazo se explicita.

INTR MITO NOTE
v76, Eurípilo Evemónida

VER ad 2.736.

INTR MITO NOTE
v76, al divino Hipsénor

Hipsénor es un personaje desconocido, que comparte nombre con un aqueo muerto por Deífobo en 13.410-412.

INTR MITO NOTE
v77, Dolopión de inmenso ánimo

Otro desconocido, como su hijo (VER ad 5.76).

INTR MITO NOTE
v77, ese que

Casi con certeza referido a Dolopión, haciendo de Hipsénor un hijo de sacerdote, un motivo típico (cf. e.g. 9-11).

INTR NARR NOTE
v88, invernal

VER ad 4.452.

INTR HIST NOTE
v93, compactas falanges

VER ad 2.558.

INTR CONC HIST NOTE
v95, el brillante hijo de Licaón

Pándaro, sobre el cual VER ad 2.827.

INTR MITO NOTE
v99, en la placa de la coraza

VER ad 15.530. “La” placa debe entenderse como “la que cubría el hombro”, no como la única placa.

INTR NARR NOTE
v105, desde Licia

Esta Licia, cuya ubicación desconocemos, no puede ser el territorio usualmente denominado así (sobre el que VER ad 16.437), porque Pándaro proviene de Zelea, una región cercana a Troya, y comanda un ejército de etnia troyana (VER ad 2.824).

INTR FORM HIST MITO INTP NOTE
v108, a Esténelo, el hijo de Capaneo

VER ad 2.564, VER ad 4.367.

INTR MITO NOTE
v120, Sol

VER ad 1.475.

INTR MITO TRAD NOTE
v121, lo escuchó Palas Atenea

VER ad 1.43.

INTR FORM NOTE
v128, tanto a los dioses como a los varones

En los dos sentidos de que podrá distinguir la diferencia entre los grupos y que sabrá a quién tiene enfrente específicamente, lo que explica lo que sigue. En la concepción homérica, los dioses solo pueden ser reconocidos por los mortales cuando lo desean, pero los héroes más importantes y favorecidos por la divinidad parecen poder escapar a estar reglas (cf. en general sobre el tema Turkeltaub).

INTR NARR FORM MITO NOTE
v140, y los espanta, indefensos

“Los” debe entenderse aquí por “los rebaños”, refiriéndose a las ovejas de 137. Este tipo de cambio de género tiene lugares paralelos en 11.244 y 16.353.

INTR NARR FORM NOTE
v144, Astínoo y a Hipirón, pastor de tropas

Todos los muertos de este pasaje son extras que aparecen solo para morir aquí. Este par es el menos desarrollado de todos, y hay en general un claro crescendo de patetismo y detalle conforme la secuencia avanza. Hipirón es único, pero otro troyano llamado Astínoo aparece en 15.455 y en el fr. 21 W. de la Pequeña Ilíada (= Paus. 10.27.1). Debe ser un nombre tradicional.

INTR MITO NOTE
v148, Abante y Poliido

Dos desconocidos, aunque el primero comparte nombre con los abantes de Eubea (VER ad 2.536), y el segundo con el padre de un Euquenor (cf. 13.663), también hijo de un adivino. No debe ser casualidad que todos estos nombres aparecen asociados en Paus. 1.43.5 como parte de la familia del adivino Melampo (cf. West, 1985: 79-80): el poeta de Ilíada está utilizando asociaciones de otras partes de la tradición épica. Leer más: West, M. L. (1985) The Hesiodic Catalogue of Women. Its Nature, Structure, and Origins, Oxford: Clarendon Press.

INTR FORM MITO NOTE
v149, Euridamante

Desconocido como sus hijos. Comparte el nombre con uno de los pretendientes en la Odisea (cf. Od. 18.297 y 22.283).

INTR MITO NOTE
v152, Janto y Toón

Los dos son personajes desconocidos. El primero comparte el nombre con dos caballos (cf. 8.185, 16.149, etc.) y, por supuesto, con el río de Anatolia (VER ad 2.877). Otro Toón muere en 11.422, y otro más en 13.545-546 (quizás el que es mencionado antes en 12.140).

INTR MITO NOTE
v152, Fénope

Fénope es también (VER la primera nota a este verso) un nombre de stock: es padre de otro guerrero que muere en 17.312, y un hijo de Asio (VER ad 2.837) mencionado en 17.583.

INTR MITO NOTE
v159, a dos hijos de Príamo Dardánida

VER ad 4.499.

INTR MITO NOTE
v160, Equemón y Cromio

Desconocidos fuera de este pasaje. Equemón tiene un nombre único (¿quizás porque es uno de los hijos de Príamo en la tradición?), pero VER ad 4.295 sobre Cromio, un nombre de stock por excelencia.

INTR MITO NOTE
v164, los despojó de las armas

VER ad 4.466.

INTR CONC HIST NOTE
v165, dio los caballos a sus compañeros

VER ad 5.25, VER ad 5.26.

INTR CONC NOTE
v166, Eneas

VER ad 2.820. Esta es la primera intervención del héroe en la acción del poema.

INTR MITO NOTE
v172, tu fama

VER ad 2.325.

INTR CONC NOTE
v182, aulópico

Aulôpis (probablemente de aulós, “tubo, flauta” y óps, “ojo”) es una palabra de sentido disputado desde la Antigüedad; el consenso actual es que hace algún tipo de alusión a la apertura del casco en la parte de los ojos (cf. Leaf, apéndice B, p. 583).

INTR GRAM HIST NOTE
v190, Aidoneo

Una forma alargada del nombre de “Hades”, sobre el cual VER ad 1.3.

INTR MITO NOTE
v212, con mis ojos

VER ad 3.28.

INTR FORM NOTE
v222, los caballos de Tros

Sobre Tros y sus caballos, VER ad 5.265 y cf. su historia en 265-272.

INTR NARR FORM NOTE
v247, Anquises

VER ad 2.819.

INTR MITO NOTE
v265, el linaje del que a Tros

Tros es, como indica su nombre, el fundador mítico del linaje de los troyanos, cuya genealogía es relatada por Eneas en 20.215-240. El mito más conocido sobre el personaje, más allá de la fundación de Troya, es el que Diomedes menciona al pasar en este pasaje, es decir, el secuestro de Ganimedes por parte de Zeus. Leer más: Wikipedia s.v. Tros.

INTR MITO NOTE
v266, Ganimedes

Ganimedes, hijo de Tros, es una de las pocas figuras humanas que adquieren estatus divino en la mitología griega. De él sabemos poco más que el que era un príncipe troyano tan admirable por su belleza que fue raptado por Zeus (en forma de águila o enviando un águila) para ser copero de los dioses. La compensación es, como demuestra este mismo pasaje, una parte del mito en su versión fundamental. Más compleja es la relación entre Ganimedes y la pederastia, pero la ausencia de una mención explícita de esto no parece motivo suficiente para dudar de que está implicada en la historia desde sus orígenes (cf. Martín, 2017: 34-37). Leer más: Wikipedia s.v. Ganimedes (mitología); Martín, M. S. (2017), Amor griego: un estudio de la pederastia como rito iniciático en la Antigua Grecia, tesis de grado, Universidad de Zaragoza.

INTR MITO NOTE
v267, la Aurora y el Sol

VER ad 1.475. El giro se reitera varias veces en la tradición, pero siempre con el valor de “el oriente” (en general en contraposición al occidente). Este uso para hablar de “el mundo” es único en hexámetro arcaico.

INTR CONC MITO NOTE
v269, Laomedonte

VER ad 3.250.

INTR MITO NOTE
v298, que acaso le arrastraran el cadáver los aqueos

Sobre la protección de los cadáveres, VER ad 4.463.

INTR CONC NARR NOTE
v313, Anquises, cuando pastoreaba

No es inusual que los héroes homéricos apacienten ganado (cf. 5.313, 6.25-26, 11.103-106, 14.445-446, HH 5.54-55), en especial del lado troyano (aunque Aquiles también habla de “sus” vacas en 1.154). Habida cuenta de la práctica habitual del robo de ganado en el periodo (VER ad 1.154) y del considerable valor de los animales, esto no es llamativo.

INTR CONC NOTE
v315, lo ocultó con los pliegues del reluciente peplo

Sobre el peplo y sus pliegues, VER ad 3.228.

INTR HIST NOTE
v325, Deípilo, su querido compañero

Un personaje desconocido, que aparece solo aquí. El narrador agrega casi dos versos de caracterización para justificar la importante tarea que Esténelo le encomienda.

INTR MITO NOTE
v330, sobre Cipris

Cipris es otro nombre de Afrodita, que solo aparece en este episodio en Homero (VER Com. 5.330). Suele explicarse como un simple gentilicio, “la de Chipre”, puesto que Afrodita tenía un importante centro de culto en Pafos, en realidad un culto pre-griego de una diosa de la fertilidad luego asociado con la divinidad Olímpica (cf. Young, 2005). Leer más: Young, P. H. (2005) “The Cypriot Aphrodite Cult: Paphos, Rantidi, and Saint Barnabas”, JNES 64, 23-44.

INTR FORM MITO NOTE
v333, Enio saqueadora de ciudades

Enio, diosa de la guerra, aparece solo aquí y en 592, junto a Ares, con quien no hay duda de que está vinculada, habida cuenta del nombre Enialio del dios (VER ad 2.651).

INTR MITO NOTE
v338, las Gracias

Las Gracias o Cárites (del griego Khárites) son un grupo de diosas, en general tres, que encarnaban el ideal de la belleza y la alegría. Hesíodo (Th. 907-911) las considera hijas de Zeus y la oceánide Eurínome, pero existen, como suele, otras versiones. Fueron un tema popular en el arte pictórico y escultórico a lo largo de toda la historia Antigua y todavía mucho después. Aquí, que sean las responsables de la elaboración del peplo de Afrodita tiene un evidente valor alegórico, en tanto que le transmitirían sus propiedades divinas al objeto. Leer más: Wikipedia s.v. Cárites.

INTR MITO NOTE
v353, Iris de pies de viento

VER ad 2.786.

INTR MITO NOTE
v370, Dione

Dione tiene solo un lugar muy marginal en la tradición poética conservada. Además de este pasaje en donde se nos presenta como madre de Afrodita, es mencionada por Hesíodo (Th. 11-21 y 353) como una de las Oceánides. Su rol aquí puede derivarse de la interpretación de su nombre como “esposa de Zeus” (dio + un sufijo ne, que en general tiene el valor de “hija de”; cf. Risch, §35eδ). Considerando que Afrodita es “hija de Zeus” a lo largo del poema, pero la tradición no es estable respecto a su madre, introducir a esta diosa conocida solo como “esposa de Zeus” puede haber sido una mera conveniencia a los fines de esta escena (cf. Kirk, ad 370-2, que propone algo muy parecido). De todos modos, por fuera de la tradición poética, Dione es una figura de importancia en el culto del área de Dodona (cf. Zolotnikova, 2019). Leer más: Wikipedia s.v. Dione (mitología); Zolotnikova, O. A. (2019) “The sanctuary of Zeus in Dodona: Evolution of the religious concept”, Journal Of Hellenic Religion 12, 85-132.

INTR NARR MITO NOTE
v373, Cuál de los Uránidas

VER ad 1.570.

INTR FORM MITO NOTE
v385, Oto y el fuerte Efialtes

Los Alóadas, como se recordará en el verso siguiente, gigantes de cierta fama cuya captura de Ares, sin embargo, solo se conoce por este pasaje (lo que no significa que haya sido inventada por el poeta, aunque es imposible verificarlo). En Od. 11.305-320 se relata su historia más conocida: son hijos de Poseidón e Ifimedea, la esposa de Aloeo, que, criados por la tierra, a los nueve años medían ya nueve codos (más de cuatro metros), e intentaron atacar los palacios de los dioses apilando los montes Olimpo, Osa y Pelión. Fueron muertos por las flechas de Apolo. Leer más: Wikipedia s.v. Alóadas.

INTR MITO NOTE
v386, Aloeo

Hijo de Poseidón y una hija de Eolo (aunque hay otras versiones), conocido ante todo por ser el padre de los Alóadas (VER ad 5.385). Leer más: Wikipedia s.v. Aloeo.

INTR MITO NOTE
v389, su madrastra, la bellísima Eribea

Eribea es un personaje que aparece solo aquí, por lo que no es claro si es la madrastra de Hermes o de los Alóadas. Como el padre de Hermes es Zeus y su madre, Maya, es bien conocida, lo segundo parece mucho más probable.

INTR FORM MITO NOTE
v390, Hermes

VER ad 2.103. En tanto que dios de los ladrones, es sin duda el indicado para hurtar a Ares.

INTR MITO NOTE
v392, Hera

VER ad 1.55.

INTR MITO NOTE
v392, cuando a ella

El escolio T transmite dos ocasiones posibles: cuando Hera, amamantando a Heracles, le quita el seno y la toma de Pilos. Lo primero parece improbable, dado el uso de una flecha, por lo que el segundo episodio debe ser el implicado en el pasaje (cf. Leaf para más detalles sobre las fuentes antiguas, y VER ad 5.397).

INTR MITO NOTE
v392, el fuerte hijo de Anfitrión

Heracles, hijo de Zeus, pero cuyo padre putativo fue Anfitrión, rey de Tirinto.

INTR MITO NOTE
v395, entre estos

Entiéndase, “entre los dioses que sufrieron heridas”.

INTR NARR NOTE
v395, Hades

VER ad 1.3.

INTR CONC MITO NOTE
v396, el mismísimo varón hijo de Zeus portador de la égida

Es decir, Heracles, con cierta contradicción, quizás deliberada, con 392. Es curiosa la forma en que Dione evita nombrar al héroe, como intentando no preservar la gloria de alguien que agredió a tantos dioses (cf. 403-404).

INTR FORM NARR NOTE
v397, en Pilos

El asalto de Heracles a Pilos es aludido también por Néstor 11.690-693, donde el anciano recuerda que el héroe asaltó la región y mató a Neleo y a once de sus hijos (VER ad 1.250). Otras fuentes nos informan que, en este combate, los dioses se pusieron de parte de los pilios y Heracles combatió contra ellos (cf. Hes., Scutum 359-367; Pín., Ol. 9.31-5).

INTR MITO NOTE
v401, Peón

Peón es una divinidad ya mencionada en las tablillas de Cnosos (cf. Burkert, 2011: 225), que aparece aquí, en 899 (justo antes de la repetición de 400-402), y en Od. 4.232, donde un escoliasta nos informa que Hesíodo (fr. 307 M-W) lo consideraba también un dios separado de Apolo. Es evidentemente una divinidad médica, pero no podemos saber mucho más que esto. En épocas posteriores, se volverá un aspecto de Apolo. Leer más: Wikipedia s.v. Peón (dios); Burkert, W. (2011) Griechische Religion der archaischen und klassischen Epoche, Stuttgart: W. Kohlhammer.

INTR MITO NOTE
v401, pócimas que calman dolores

VER ad 4.191.

INTR CONC NOTE
v412, Egialea

Egialea, hija de Adrasto, esposa y tía de Diomedes (Tideo estaba casado con una hermana de ella), a menos que “Adrestina” sea un nombre familiar (como “Eácida” para Aquiles) y Egialea fuera nieta de Adrasto (cf. Ps.-Apolodoro 1.8.6 y 9.13). En cualquier caso, el casamiento responde a las reglas habituales en cualquier cultura nobiliaria (cf. de hecho 11.225-227, donde se repite el fenómeno). Egialea es conocida ante todo por traicionar a su marido, incitada por Afrodita, cuando este regresa a Argos (VER ad 5.414).

INTR MITO NOTE
v412, Adrestina

VER la primera nota a este verso. Sobre Adrasto, VER ad 2.572.

INTR MITO NOTE
v414, añorando a su esposo legítimo

La ambigüedad de la expresión es muy evidente para cualquiera que conoce la historia de Egialea (VER ad 5.412), transmitida entre otros por el escoliasta bT (ad 412; cf. Alden, 151, para otras fuentes): incitada por Afrodita, la esposa de Diomedes se acuesta con un tal Cometes (cf. Ps.-Apolodoro, Epit. 6.8), con quien planea una emboscada de la que el héroe logra huir refugiándose en un templo y luego escapando hacia Italia, donde fundará colonias y será asesinado por el rey Dauno. La “añoranza” del esposo, por lo tanto, es casi un guiño a Afrodita (¿una profecía autocumplida?), que la utilizará para realizar su venganza.

AVAN MITO NARR NOTE
v446, en la sagrada Pérgamo

VER ad 4.508.

INTR MITO NOTE
v446, donde tenía un templo

Como Atenea (cf. 6.88). Dada la presencia de Leto y Ártemis en los versos siguientes, es posible que este templo fuera compartido por los tres, un fenómeno inhabitual pero registrado también en Dreros en Creta (cf. Kirk, ad 445-8).

INTR MITO NOTE
v447, Leto y Ártemis flechadora

VER ad 1.9, VER ad 5.51. Su presencia aquí puede explicarse en tanto que miembros de una tríada divina adorada en el templo de Apolo en Troya (VER ad 5.446).

INTR MITO NOTE
v452, pieles de buey

Sinécdoque por los escudos, pero también metonimia, puesto que no todos los escudos son de cuero.

INTR NARR NOTE
v462, Acamante

VER ad 2.844.

INTR MITO NOTE
v471, Sarpedón

VER ad 16.327. Esta es la primera aparición del hijo de Zeus en batalla (solo ha sido mencionado en el Catálogo Troyano), sin duda anticipando uno de los episodios centrales del canto, su combate con Tlepólemo.

INTR MITO NOTE
v479, el turbulento Janto

VER ad 2.877.

INTR HIST NOTE
v487, capturados los dos

Este “los dos”, que replica el dual del griego, es un misterio. La interpretación más obvia, que ofrece el escoliasta bT, es “el esposo y la esposa”, pero este uso es inusitado y es difícil entender por qué los esposos no habrían sido muertos en el combate. “La esposa y su hijo” parece verosímil: aunque los segundos no hayan sido mencionados en el verso anterior, Sarpedón mencionó a su esposa y su hijo en 480, y puede haber aquí una reminiscencia de eso. En este mismo sentido, uno podría pensar en Andrómaca y Astianacte, la familia de Héctor. Una última posibilidad, que la traducción no refleja, es tomar el dual como plural, aunque esto ofrece problemas adicionales.

INTR NARR NOTE
v499, el viento lleva la paja

La alusión es al método tradicional de separar la paja y el grano arrojándolos al aire y dejando que la primera sea arrastrada, mientras el segundo, más pesado, cae al suelo. Leaf, tiene razón, no obstante, en que “el viento” aquí, más que el natural, debe ser el producido por los propios agricultores (aunque la mención de Deméter ofrece cierto apoyo a lo primero; VER la nota siguiente). El proceso sigue siendo utilizado hoy, aunque, por supuesto, con nueva tecnología (cf. aquí, donde además pueden verse los montones de paja que se producen como resultado).

INTR HIST NOTE
v500, Deméter

VER ad 2.696.

INTR HIST MITO NOTE
v518, la Discordia

VER ad 1.177.

INTR MITO NOTE
v519, los dos Ayantes y Odiseo y Diomedes

VER ad 1.138.

INTR NARR NOTE
v524, Bóreas

Bóreas es el viento norte, asociado en Grecia ante todo con el frío del invierno y, por lo tanto, también con el periodo del año en el que el mar no es navegable. Leer más: Wikipedia s.v. Bóreas.

INTR HIST MITO NOTE
v528, Y el Atrida

Agamenón, que ha aparecido ya en el canto en 38-42, durante la androktasía de los aqueos.

INTR NARR FORM NOTE
v534, el esforzado Deicoonte

Un desconocido, que solo aparece para morir en este pasaje. Es un detalle habitual que, aunque el personaje no tiene ningún rol en el poema más que morir, el poeta se esfuerce por enaltecerlo ofreciéndonos información sobre él.

INTR FORM MITO NOTE
v535, Pergásida

Como su hijo, Pérgaso solo aparece en este pasaje.

INTR MITO NOTE
v539, a través del cinturón

Sobre el cinturón, VER ad 4.132. Esta pieza de armadura salva a Menelao de la flecha de Pándaro, pero falla aquí en el caso de Deicoonte y de nuevo en 17.519, cuando Alcimedonte mata a Areto.

INTR CONC NARR HIST NOTE
v542, Diocles, Cretón y Orsíloco

Cretón y Orsíloco son desconocidos que aparecen solo para morir en este pasaje, pero su padre y su abuelo reaparecen en Od. 3.488-489, recibiendo a Telémaco en su viaje a Esparta desde Pilos, y en 15.16, donde de nuevo los recibe en el camino de regreso. Ortíloco, además, es el dueño de la casa donde Ífito y Odiseo se conocen e intercambian dones de hospitalidad, incluyendo el famoso arco. Se trata, por lo tanto, de personajes tradicionales de la zona de Mesenia.

INTR MITO NOTE
v543, la bien edificada Fera

La misma ciudad que se menciona en 9.151 y 253 en el conjunto de las que Agamenón promete a Aquiles. Se encontraba cerca de la actual Kalamata, en el golfo de Mesenia (cf. Pleiades 570590).

INTR HIST NOTE
v545, Alfeo

VER ad 2.592. Es cierto, como señala West, Making (ad 543), que Fera no está cerca del río, pero tampoco se encuentra tan lejos como para no poder concebir que estuvieran vinculados de alguna manera en la tradición.

INTR HIST NOTE
v546, Ortíloco

VER ad 5.542.

INTR MITO NOTE
v556, raptan vacas y fuertes rebaños

Una tarea adecuada para leones, pero también para guerreros (VER ad 1.154).

INTR NARR NOTE
v565, Antíloco, el hijo del esforzado Néstor

VER ad 4.457.

INTR MITO NOTE
v568, Ellos dos

I.e. Eneas y Menelao, implicando que estaban a punto de iniciar un duelo.

INTR NARR NOTE
v571, Eneas no esperó, aun siendo un audaz guerrero

Retirarse o huir ante una situación desfavorable es una conducta normal y aceptable en el poema (VER ad 4.505). Este caso en particular tiene paralelos en 17.128-131, en donde Héctor se retira ante la presencia de Menelao y Áyax, y 11.473-486, donde los troyanos huyen cuando Áyax se une a Odiseo. Tiene razón CSIC en que estos paralelos están implicados en el consejo de Capaneo en 243-250, haciendo de la decisión de Diomedes de luchar con Eneas y Pándaro a la vez un acto de coraje excepcional.

INTR CONC NARR FORM NOTE
v573, ya que por fin arrastraron los cadáveres

VER ad 4.463. El rescate del cadáver es un final habitual para los combates en torno a estos, si bien en este caso no ha habido lucha.

INTR NARR FORM NOTE
v576, Pilémenes, igual a Ares

VER ad 2.851.

INTR FORM MITO NOTE
v577, paflagonios

VER ad 2.851.

INTR HIST NOTE
v580, Midón

Como es de imaginar, un desconocido que solo aparece para morir aquí, aunque otro Midón muere en 21.209 a manos de Aquiles.

INTR MITO NOTE
v581, Atimníada

Atimnio es un desconocido, como su hijo.

INTR MITO NOTE
v581, él le daba la vuelta a los solípedos caballos

Para huir, tras la caída de su jefe.

INTR NARR NOTE
v589, los azotó Antíloco, y los dirigió al ejército de los aqueos

VER ad 5.26.

INTR CONC NOTE
v590, sobre ellos

Sobre Pilémenes y Midón, posiblemente, aunque la expresión (cf. 11.343 y 21.248) parece sugerir a Menelao y Antíloco, lo que es extraño, puesto que el segundo ya se ha alejado. Podría partirse la diferencia y entender que se refiere a Menelao y Pilémenes, si el primero estaba despojando el cadáver del segundo.

INTR NARR NOTE
v592, las lideraba Ares, y la venerable Enio

Sobre Enio, VER ad 5.333.

INTR CONC MITO NOTE
v593, al descarado tumulto de la batalla

El tumulto aparece aparentemente personificado junto con la Disputa y el espíritu de la muerte en 18.535 (y en Hes., Scutum 156). Aquí, considerando que es “tenido” por Enio y está en paralelo a la lanza de Ares, parece funcionar más como un objeto que como una divinidad (aunque, desde ya, esto no es seguro: piénsese en la famosa estatua de Atenea Pártenos con Dike en su mano derecha), incluso como algún tipo de alegoría sobre el efecto de Enio al marchar a la batalla.

INTR CONC MITO NOTE
v609, Menestes y Anquíalo

Dos desconocidos.

INTR MITO NOTE
v612, Anfio, hijo de Sélago

VER ad 2.830. Hay demasiadas similitudes entre este Anfio y el nombrado allí (Peso-Apeso, la mención de la moira, la mención del padre) como para que sean casuales. Willcock sugiere una “asociación inconsciente” que vincula las palabras, pero es también posible que se trate de alguna tradición pobremente conocida por el poeta de la que provienen estos nombres de stock (Anfio, Mérope, (A)Peso) y en donde la idea de ser conducido a la muerte por la moira fuera importante.

INTR FORM MITO NOTE
v612, Peso

Asumiendo, como es probable, que sea la misma ciudad con otro nombre, VER ad 2.828.

INTR HIST NOTE
v613, moira

VER ad 1.286.

INTR CONC NOTE
v628, al noble y grande Tlepólemo Heraclida

VER ad 2.653.

INTR MITO NOTE
v638, la fuerza de Heracles

VER ad 2.658.

INTR FORM MITO NOTE
v677, Cérano, a Alástor y a Cromio

Los tres, como el resto de los nombres de esta lista, son desconocidos que comparten nombres con otros guerreros muertos (VER ad 4.295, donde también un Alástor y un Cromio aparecen juntos). Otro Cérano, un cretense, es asesinado por Héctor en 7.611-619. Para un análisis de la etimología de los nombres de todos los guerreros de esta lista, cf. Kirk (ad 677-8).

INTR MITO NOTE
v678, Alcandro

Como todos los otros en esta lista, un desconocido.

INTR MITO NOTE
v678, Halio

No hay otro Halio en Ilíada, pero un hijo de Alcínoo tiene el mismo nombre (cf. Od. 8.119 y 370).

INTR MITO NOTE
v678, Noemón

Otro Noemón es compañero de Antíloco en 23.612, y un Noemón hijo de Fronio tiene un papel menor en Odisea, dado que provee la nave en la que viaja Telémaco (cf. Od. 2.386, 4.630 y 648).

INTR MITO NOTE
v678, Prítanis

Desconocido, con un nombre único.

INTR MITO NOTE
v693, un bellísimo roble

Este roble es importante en la geografía de Troya, porque, al encontrarse junto a las puertas Esceas, indica la proximidad a la ciudad varias veces en el poema (además de aquí, cf. 6.237, 7.22, 9.354, 11.170).

INTR MITO NARR NOTE
v693, Zeus portador de la égida

VER ad 1.202. La mención de Zeus aquí, por supuesto, es un recordatorio de la genealogía de Sarpedón y de la razón por la que ha podido sobrevivir a la herida (cf. 662).

INTR FORM MITO NOTE
v695, el fuerte Pelagonte

Un desconocido, como es de esperar, que comparte nombre con un comandante pilio mencionado en 4.295.

INTR MITO NOTE
v700, nunca se daban vuelta

Para huir, naturalmente.

INTR NARR NOTE
v705, Teutrante, igual a los dioses

Como el resto de los personajes de esta androktasía, un desconocido. Un Teutrante es padre del Axilo que Diomedes mata en 6.12-13.

INTR MITO NOTE
v705, Orestes, fustigador de caballos

Un nombre de considerable peso en la mitología. Más allá del hijo de Agamenón, un Orestes troyano aparece (junto con otro Enómao) en 12.139, y es asesinado por Leonteo (VER ad 2.745) en 12.193.

INTR MITO NOTE
v706, Treco, portador de lanza de los etolios

Ningún otro Treco aparece en el poema. Sobre los etolios, cf. 2.638-644, con notas.

INTR MITO NOTE
v706, Enómao

Otro Enómao aparece (junto con otro Orestes) en 12.139. Debe ser el mismo que muere a manos de Idomeneo en 13.506. Es también otro nombre de peso en la tradición (Enómao era padre de Hipodamía).

INTR MITO NOTE
v707, Enópida Héleno

Sobre Énope, VER ad 16.401. Héleno es, desde luego, el nombre de uno de los hijos de Príamo, que aun no ha aparecido en el poema.

INTR MITO NOTE
v707, Oresbio

Un desconocido, que no comparte nombre con ningún otro personaje, un detalle adecuado para el guerrero sobre el que el narrador más se explaya aquí.

INTR MITO NOTE
v707, de cinto centelleante

VER ad 16.419.

INTR FORM HIST NOTE
v708, Hile

VER ad 2.500.

INTR HIST NOTE
v709, la laguna Cefíside

Otro nombre para el lago Copáis, en el centro de Beocia (cf. Pín, P. 12.27 y Paus. 9.38.5).

INTR HIST NOTE
v710, beocios

Cf. 2.494-510, con notas.

INTR HIST MITO NOTE
v711, a ellos

“Ellos”, como demuestra el verso que sigue, son Ares y Héctor.

INTR NARR ESTR NOTE
v718, reparemos en el impetuoso brío

VER ad 4.234.

INTR CONC FORM NOTE
v722, Hebe

VER ad 4.2.

INTR MITO NOTE
v722, colocó rápidamente en el carro las curvas ruedas

Porque los carros se guardan desmontados, probablemente para preservar las partes. El detalle es histórico (cf. Ventris y Chadwick, 1959: 361-369). Esta preparación del carro también se encuentra en otros viajes significativos en el poema: además, por supuesto, del lugar paralelo en 8.350-437, en 8.41-46 (Zeus), 13.23-27 (Poseidón) y 24.265-274 (Príamo). Leer más: Ventris, M., y Chadwick, J. (1959) Documents in Mycenaean Greek. Three Hundred Selected Tablets from Knossos, Pylos and Mycenae with Commentary and Vocabulary, Cambridge: Cambridge University Press.

INTR FORM HIST NOTE
v727, de correas doradas y plateadas

Existe evidencia (no griega) de que el suelo de los carros podía estar formado de correas entrelazadas de cuero, probablemente para reducir el impacto del rebote de las ruedas en el suelo (cf. Lorimer, 1950: 317-318; Littauer y Crouwel, 1979: 76-78, 97, 103). Leer más: Littauer, M. A., y Crouwel, J. H. (1979), Wheeled Vehicles and Ridden Animals in the Ancient Near East, Leiden: Brill; Lorimer, H. L. (1950) Homer and the Monuments, London: Macmillan.

INTR HIST INTP NOTE
v729, una plateada vara

VER ad 6.40. Como puede verse, estaba unida de forma permanente a la caja, pero no así al yugo.

INTR HIST NOTE
v739, en torno por todos lados corona el Espanto

La acumulación de personificaciones (algunas únicas; VER ad 5.740) se repite también en el escudo de Agamenón en 11.32-37. Leaf, entre otros, ha sugerido que la descripción es arbitraria e inconcebible, y que el poeta no tenía ninguna imagen en su cabeza al construirla. Es, por supuesto, imposible discutir esto, pero mi impresión es que el autor exagera y que un poco de imaginación es suficiente para concebir este escudo, siempre y cuando se entienda que el “Espanto” aquí debe estar representado varias veces en todo el borde exterior o, quizás, de forma metafórica a través de hombres huyendo del centro del escudo.

INTR NARR FORM INTP NOTE
v740, la Discordia

VER ad 1.177.

INTR MITO NOTE
v740, allí el Brío, y allí la escalofriante Embestida

Ni alké ni ioké, aunque son palabras que se repiten en el poema, aparecen personificadas en ningún otro lado. Esto de hecho refuerza la interpretación metafórica propuesta para la representación del Espanto en la égida (VER ad 5.739), si estas “divinidades” también aparecieran no como figuras individuales sino como los actos que personifican en la batalla.

INTR NARR FORM MITO NOTE
v741, la gorgónea cabeza del tremendo monstruo

La gorgona es la imagen más reconocible de la égida de Atenea, y se encuentra en numerosas representaciones pictóricas antiguas y modernas.

INTR HIST NOTE
v749, las Horas

Aunque aparecen solo aquí y en el lugar paralelo del canto 8 (también cuando las diosas vuelven al Olimpo tras su fracaso, en 8.433), las Horas son divinidades tradicionales, hijas de Temis y Zeus según Hes., Th. 901-902. Su número y nombres varían según la fuente; es claro, sin embargo, que siempre son diosas vinculadas a la regulación del clima y las estaciones. Como observa Clarke (266 n. 5), es presumiblemente por esto por lo que funcionan como custodios de las puertas del firmamento: “el día, la noche, la aurora, el sol, etc. se conciben como pasando a través del Olimpo en su recorrido.” Leer más: Wikipedia s.v. Horas.

INTR MITO NOTE
v761, este insensato, que no sabe de ninguna ley

Sobre la thémis, VER ad 2.73.

INTR CONC NARR FORM NOTE
v774, el Simoente y el Escamandro

VER ad 4.475.

INTR HIST NOTE
v785, Esténtor de corazón vigoroso

El personaje no reaparece en Homero, pero, bien porque era tradicional, bien por su aparición aquí, se volverá una figura proverbial (cf. Arist., Pol. 7.4) y con su propia trayectoria mitológica. Los escolios nos informan que era tracio o de arcadia, y que muere tras competir con Hermes en un concurso de “megalofonía”, que debemos interpretar como una competencia por ver quien gritaba más fuerte. El nombre de este personaje, por supuesto, es el origen de nuestra expresión “voz estentórea”.

INTR MITO NOTE
v789, delante de las puertas Dardanias

Estas puertas son mencionadas solo aquí y en 22.194 y 413. Aristarco y otros intérpretes antiguos las asimilaban con las Esceas (cf. escolio A y escolio bT, ad 5.789), pero otros entienden que las Esceas daban al oeste, mientras que las Dardanias al este (cf. escolio T), lo que sería coherente con el hecho de que apuntan a “Dardania” (VER ad 2.819) y con su escaso rol en el poema, dado que el campamento aqueo está del lado occidental de Troya.

INTR MITO NOTE
v797, por él era agobiado, y cansaba sus manos

Parece claro que “él” es el sudor, habida cuenta de la repetición del verbo del verso anterior, pero es curioso el “cansaba sus manos”, que parece referirse al escudo (a menos que este cansancio se produjera por la acción que se describe a continuación).

INTR NARR NOTE
v803, cuando fue lejos de los aqueos

Con la excepción de la parentética de 805, 803b-808 son una versión resumida de 4.382-390 (VER ad 4.385 y en general las notas ad loci).

INTR NARR CONC NARR FORM MITO NOTE
v842, Perifante

Un desconocido, que solo aparece aquí para ser despojado por Ares. Comparte nombre con un heraldo de Eneas cuya forma Apolo adopta en 17.323-324.

INTR MITO NOTE
v843, Ocesio

Como su hijo, un desconocido, aunque de nombre único. Según el escoliasta bT, en las Etólicas de Nicandro se lo introducía como hijo de Eneo, lo que haría de Perifante un primo segundo de Diomedes (VER ad 2.406).

INTR MITO NOTE
v845, el yelmo de Hades

Un objeto mágico mencionado por primera vez aquí y luego en Hes., Scutum 227, que es de particular importancia en el mito de Perseo (cf. Ps.-Apolodoro 2.4.2). Que sea el yelmo de Hades se explica por la etimología popular del dios (cf. Clarke, 167 n. 18, con referencias): a-vídes, es decir, “el no-visible”. El juego de hecho se refleja en las dos oraciones que siguen: me min ídoi [para que no la viera] y hos dè íde [cuando vio].

INTR FORM MITO NOTE
v857, el cinto

VER ad 16.419.

INTR FORM HIST NOTE
v891, la discordia

VER ad 1.177.

INTR MITO NOTE
v898, más subterráneo que los Uránidas

Los Uránidas son aquí específicamente los titanes, la segunda generación de dioses previa a los Olímpicos, que fueron encerrados en el Tártaro tras su derrota en la Titanomaquia, i.e. la guerra entre ambos grupos de divinidades (cf. Hes., Th. 716-743). El Tártaro está tan por debajo de la tierra como la tierra respecto al cielo (Th. 720), lo que explica el uso de “subterráneo”. Esta es la única vez en el texto en que “Uránidas” se aplica a los titanes; en el resto de las instancias, se utiliza para los Olímpicos (VER ad 1.570), pero el sentido es fácilmente comprensible y no hay duda de que el poeta conocía la historia (cf. 8.478-481, 14.204-205, 278-279, 15.225). Leer más: Wikipedia s.v. Titán (mitología).

INTR FORM MITO NOTE
v900, aplicó pócimas que calman dolores

VER ad 4.191.

INTR CONC NOTE
v902, Así como cuando el jugo del higo

La comparación, por supuesto, es única, pero su efectividad visual es innegable. El cuajado de leche con jugo de higo es una técnica tradicional (cf. Empédocles, fr. 33 D.K.; Varrón, R. 2.11.4): la acidez del jugo produce el cuajado accionando sobre la caseína de la leche (cf. aquí para la explicación). El resultado es un líquido que comienza a llenarse de cuajos de grasa hasta adquirir solidez (como puede verse en la marca 5:45-6:25 de este video), una imagen apropiada para la curación mágica de un dios, en particular porque configura una versión acelerada de la cicatrización humana (como señala Werner apud Kirk, ad 902-4).

INTR NARR FORM NOTE
v908, Hera argiva y la alalcomeneida Atenea

VER ad 4.8.

INTR FORM HIST MITO NOTE