1 Así ellos por la nave de buenos bancos combatían;
2 y Patroclo se presentaba a Aquiles, pastor de tropas,
3 derramando cálidas lágrimas, así como fuente de agua negra
4 que por una escarpada roca derrama su oscura agua.
5 Y viéndolo sintió piedad Aquiles divino de pies rápidos
6 y hablándole dijo estas aladas palabras:
7 “¿Por qué estás cubierto de lágrimas, Patroclo, como una niña
8 boba, que corriendo junto a su madre le ordena que la levante,
9 agarrándola del vestido, y la detiene, aunque apurada
10 y llena de lágrimas la mira fijo hasta que la levanta?
11 Al igual que ella, Patroclo, dejás caer delicadas lágrimas.
12 ¿Acaso mostrás algo a los mirmidones, o a mí mismo,
13 o acaso algún mensaje de Ftía escuchaste tú solo?
14 Que vive, dicen, todavía, Menecio, hijo de Áctor;
15 y vive Peleo Eácida entre los mirmidones;
16 muerto uno de estos dos mucho nos afligiríamos.
17 ¿O acaso vos te lamentás por los argivos, porque mueren
18 sobre las huecas naves a causa de su atropello?
19 Pronuncialo -no lo ocultes en tu pensamiento- para que lo sepamos ambos.”
20 Y gimiendo profundamente le dijiste, Patroclo, conductor del carro:
21 “¡Oh, Aquiles, hijo de Peleo, con mucho el superior entre los aqueos!
22 No te indignés, pues tal sufrimiento ha abatido a los aqueos.
23 Pues esos, todos, cuantos en el pasado eran los mejores,
24 en las naves yacen heridos de lejos o lacerados.
25 Fue herido de lejos él, el fuerte Diomedes Tidida;
26 fue lacerado Odiseo, famoso lancero, y Agamenón,
27 fue herido de lejos también Eurípilo en el muslo con una flecha.
28 A estos los médicos de muchas pócimas los atienden,
29 curándoles las lesiones. Pero vos resultaste inflexible, Aquiles.
30 ¡Que no me tome a mí esta ira que vos guardás,
31 maldita tu virtud! ¿En qué se beneficiaría de vos otro, aun nacido después,
32 si de los argivos no apartás la obscena devastación?
33 ¡Despiadado!, desde luego no fue padre tuyo el jinete Peleo,
34 ni Tetis, madre; el refulgente mar te parió
35 y las rocas elevadas, porque tenés un pensamiento cruel.
36 Y si algún vaticinio en tus entrañas evitás,
37 y alguno tu venerable madre, venido de Zeus, te reveló,
38 enviame al menos a mí, velozmente, y encomendame al resto del pueblo
39 de los mirmidones, por si surjo como una luz para los dánaos;
40 y concedeme que equipe mis hombros con tus armas,
41 por si confundiéndome con vos a mí se alejan de la guerra
42 los troyanos, y respiran los belicosos hijos de los aqueos,
43 agobiados; escaso es el respiro en la guerra.
44 Fácilmente, descansados, a varones cansados con el clamor
45 empujaríamos hacia la ciudad y lejos de las naves y de las tiendas.”
46 Así habló suplicando el gran bobo, pues sin duda estaba
47 para sí mismo suplicando por la cruel muerte y la perdición.
48 Y le dijo, muy amargado, Aquiles de pies veloces:
49 “¡Ahhh…! ¡Patroclo del linaje de Zeus, qué dijiste!
50 No estoy atendiendo a algún vaticinio del que sepa,
51 y ninguno mi venerable madre, venido de Zeus, me reveló,
52 sino que llega este horrible sufrimiento a mi corazón y a mi ánimo
53 cada vez que a un semejante un varón quiere despojar
54 y el botín arrebatarle de vuelta, porque lo supera en poder;
55 horrible sufrimiento es eso para mí, ya que padecí dolores en el ánimo.
56 La joven, esa que como botín separaron para mí los hijos de los aqueos
57 y que adquirí con mi lanza, tras arrasar una bien amurallada ciudad,
58 a esta la arrebató de mis manos el poderoso Agamenón,
59 el Atrida, como a un apátrida sin honor.
60 Pero dejemos lo pasado; no era posible, claro, de ningún modo
61 estar irritado en las entrañas empecinadamente; es cierto, dije
62 que no depondría el encolerizamiento, sino hasta el momento en que
63 a mis naves llegara el clamor y la guerra.
64 Pero VOS ponete en los hombros mis renombradas armas
65 y conducí a los mirmidones amantes de la guerra a combatir,
66 si en efecto una negra nube de troyanos está cercando
67 las naves inconteniblemente, y ellos sobre la rompiente del mar
68 están inclinados, teniendo todavía una pequeña porción de tierra,
69 los argivos, y la ciudad de los troyanos toda está atacando,
70 audaz; pues no ven el frente de mi casco,
71 relumbrando de cerca; pronto, huyendo, los cauces
72 llenarían de cadáveres, si conmigo el poderoso Agamenón
73 tuviera modales; y ahora combaten alrededor de nuestro campamento.
74 Pues en las palmas de Diomedes Tidida
75 no se enfurece la pica para apartar de los dánaos la devastación,
76 ni en absoluto escuché la voz del Atrida hablando
77 desde su odiosa cabeza; pero la de Héctor, matador de varones,
78 resuena dando órdenes a los troyanos, y ellos con griterío
79 toda la llanura ocupan, venciendo en el combate a los aqueos.
80 Pero incluso así, Patroclo, apartando de las naves la devastación
81 abalanzate inconteniblemente, no vaya a ser que, con ardiente fuego
82 quemen las naves y nos arrebaten el preciado regreso.
83 Y haceme caso, así como te pongo yo la ejecución en tus entrañas,
84 para que me consigas una gran honra y gloria
85 ante todos los dánaos, y estos la bellísima joven
86 despachen de nuevo y me den además brillantes regalos:
87 tras expulsarlos de las naves, vení de vuelta; y si encima a vos
88 te diera conseguir gloria el estruendoso esposo de Hera,
89 no anheles vos apartado de mí guerrear
90 contra los troyanos, amantes de la guerra; me dejarías más deshonrado.
91 Ni, ufanándote en la guerra y la batalla,
92 guíes hacia Ilión aniquilándolos a los troyanos,
93 no sea que alguno de los dioses sempiternos desde el Olimpo
94 intervenga; mucho los quiere a ellos Apolo, el que obra de lejos;
95 pero retorná, después de que en las naves luz
96 pongas, y a ellos dejalos en la llanura batallar.
97 Ojalá, padre Zeus y también Atenea y Apolo,
98 ni uno siquiera de los troyanos huyera de la muerte de cuantos hay,
99 ni uno de los argivos, y nosotros dos nos libráramos de la destrucción,
100 para, solos, soltar los sagrados velos de Troya.”
101 Así ellos tales cosas se decían el uno al otro,
102 y Áyax ya no resistía; pues lo forzaban las saetas;
103 lo doblegaba el pensamiento de Zeus y los troyanos admirables
104 asaeteando; y tremendamente en torno a las sienes, el reluciente
105 casco, asaeteado, resonaba, y continuamente era asaeteado
106 en los bien elaborados relieves; y él cansaba el hombro izquierdo
107 teniendo continuamente firme el centelleante escudo; y no podían
108 a su alrededor sacudirlo, presionándolo con saetas.
109 Y continuamente lo tomaba un lacerante jadeo, y sobre él el sudor
110 de todas partes de sus miembros abundante corría, y no podía
111 ni respirar; y por todos lados mal sobre mal se amontonaba.
112 Díganme ahora, Musas, que poseen olímpicas moradas,
113 de qué manera cayó primero el fuego sobre las naves de los aqueos.
114 Héctor, de Áyax parándose cerca, la lanza de fresno
115 golpeó con la gran espada por detrás, junto al empalme de la punta,
116 y la cercenó completa; esta Áyax Telamonio
117 la blandió así en la mano, a la lanza truncada, y lejos de él
118 la broncínea punta retumbó sobre el piso, cayendo.
119 Y supo Áyax en su insuperable ánimo y se turbó
120 ante las acciones de los dioses, que le cortaba del todo los planes
121 Zeus altitonante, y deseaba la victoria para los troyanos;
122 y se retiró de las saetas. Y ellos arrojaron incansable fuego
123 en la rápida nave; y sobre esta pronto se vertió una inextinguible llama.
124 Así la popa el fuego rodeaba; y por su parte, Aquiles
125 tras golpearse los muslos le dijo a Patroclo:
126 “Arriba, Patroclo, del linaje de Zeus, conductor de caballos.
127 Veo ya junto a las naves el rugido del fuego destructor;
128 no vaya a ser que tomen las naves y ya no haya escapatoria;
129 ponete pronto las armas y yo voy a juntar al pueblo.”
130 Así habló, y Patroclo se equipaba con el destellante bronce.
131 Primero sobre las canillas se colocó las grebas,
132 bellas, ajustadas con tobilleras de plata;
133 en segundo lugar la coraza se puso en el pecho,
134 intrincadamente labrada, fulgurante, del Eácida de pie veloz;
135 y en los hombros, claro, se colgó la espada con clavos de plata,
136 broncínea, y luego el grande y macizo escudo;
137 y sobre la fuerte cabeza colocó el bien fabricado yelmo,
138 crinado, y tremendamente desde la punta se inclinaba el penacho.
139 Y tomó dos firmes lanzas, que se le ajustaban a las manos,
140 y solo no tomó la pica del insuperable Eácida,
141 pesada, grande, maciza; esta no podía ningún otro de los aqueos
142 blandirla, sino que solo sabía blandirla Aquiles,
143 al fresno del Pelión, que procuró Quirón a su querido padre
144 desde la cumbre del Pelión, para que fuera matanza de héroes.
145 Y los caballos ordenó uncir rápidamente a Automedonte,
146 al que después de Aquiles, destructor de varones, honraba más,
147 y era para él el más confiable en la batalla para esperar órdenes.
148 Para él también Automedonte puso el yugo a los veloces caballos,
149 Zaino y Overo, los dos que a la par de los vientos volaban,
150 los que parió para el Céfiro la harpía Podarga,
151 paciendo en una pradera junto a la corriente del Océano;
152 y en el costado puso al insuperable Pédaso,
153 ese al que alguna vez, tras tomar la ciudad de Eetión, condujo Aquiles,
154 aquel que, aun siendo mortal, seguía a caballos inmortales.
155 Y, claro, yendo y viniendo, a los mirmidones armó Aquiles,
156 a todos, en las tiendas, con las armas; y ellos, como lobos
157 comedores de carne cruda, que en las entrañas tienen incalculable brío
158 y que un gran ciervo cornígero en los montes habiendo destrozado
159 devoran, y en todos el hocico está rojo por la sangre,
160 y en manada van junto a una fuente de agua negra,
161 para lamer con las finas lenguas el agua negra,
162 en la superficie eructando la matanza de sangre, y el ánimo, allí,
163 en el pecho, tienen imperturbable, y el estómago gruñe;
164 de tal manera los líderes y comandantes de los mirmidones
165 en torno al noble servidor del Eácida de pie veloz
166 se apuraban; y entre ellos, claro, estaba parado el belicoso Aquiles,
167 alentando a los caballos y a los varones portadores de escudos.
168 Cincuenta eran las rápidas naves que Aquiles,
169 caro a Zeus, condujo hacia Troya, y en cada una
170 cincuenta eran los varones, compañeros en los escálamos;
171 y a cinco, claro, hizo líderes, en los que tenía confianza
172 para dar indicaciones; y él mismo, dominando mucho, gobernaba.
173 A la primera columna la lideraba Menestio, de coraza centelleante,
174 hijo de Esperqueo, río que atraviesa el cielo,
175 al que parió la hija de Peleo, la bella Polidora,
176 que siendo una mujer con un dios se acostó, con el incansable Esperqueo,
177 pero fue su padre putativo Boro, hijo de Perieres,
178 aquel que abiertamente la desposó, dándole cuantiosa dote.
179 Y la segunda el belicoso Eudoro la guiaba,
180 bastardo, al que parió Polimela, bella en el coro,
181 hija de Filas; de esta el fuerte Argifonte
182 se enamoró, viéndola con los ojos entre las que bailaban
183 en el coro de Ártemis, de flechas de oro, resonante;
184 y enseguida, subiendo al piso superior, yació con ella a escondidas
185 Hermes benéfico, y le dio un brillante hijo,
186 Eudoro, muy rápido para correr y combatiente.
187 Pero después de que a este Ilitia de los trabajos de parto
188 lo sacó hacia la luz y vio los rayos del Sol,
189 a ella el fuerte furor de Equecles Actórida
190 la condujo hacia su morada, después de darle incontable dote,
191 y a él el anciano Filas lo nutrió bien y lo crio,
192 rodeándolo de cariño como si fuera hijo suyo.
193 Y la tercera el belicoso Pisandro la guiaba,
194 el Memálida, que entre todos los mirmidones se distinguía
195 en el pelear con la pica, después del compañero del Peleión.
196 Y la cuarta la lideraba el anciano Fénix, conductor de carros,
197 y la quinta, Alcimedonte, insuperable hijo de Laerces.
198 Pero después de que Aquiles a todos junto a los líderes
199 los formó, distribuyéndolos bien, comandó con fuertes palabras:
200 “Mirmidones, que ninguno se me olvide de las amenazas
201 con las que junto a las veloces naves amenazaban a los troyanos
202 durante todo mi encolerizamiento y cada uno me acusaba:
203 ‘Inclemente hijo de Peleo, al final con bilis te nutrió tu madre,
204 despiadado, que junto a las naves retienes a tus compañeros a su pesar.
205 Al menos con las naves que surcan el ponto regresemos a casa
206 de vuelta, ya que te cayó así en el ánimo una mala ira.’
207 Estas cosas, juntándose, a menudo me decían; y ahora se presenta
208 la gran acción de la lucha, que antes deseaban.
209 Allí, cada uno, teniendo el corazón firme, combata con los troyanos.”
210 Habiendo hablado así alentó el furor y el ánimo de cada uno,
211 y mucho las columnas se ajustaron, ya que escucharon al rey.
212 Y así como cuando un varón ajusta con compactas piedras la pared
213 de una elevada casa, protegiéndola de las fuerzas de los vientos,
214 así se ajustaban los cascos y escudos repujados.
215 Escudo en escudo se apoyaba, casco en casco, y varón en varón;
216 y se tocaban los cascos de crinado penacho con las brillantes cimeras
217 al inclinarse, así de compactos se colocaron unos junto a otros.
218 Y enfrente de todos dos varones se armaron,
219 Patroclo y Automedonte, teniendo un solo ánimo,
220 para guerrear al frente de los mirmidones. Por su parte, Aquiles,
221 desde luego, se echó a andar hacia su tienda, y abrió la tapa de un cofre
222 bello, labrado, que para él Tetis de pies de plata
223 puso en la nave para que lo llevara, llenándolo bien de túnicas,
224 y de mantos protectores de los vientos y de lanudos cobertores,
225 y donde tenía una trabajada copa, y ningún otro,
226 ninguno de los varones, bebía de ella refulgente vino,
227 ni a ninguno de los dioses libaba, cuando no al padre Zeus.
228 A aquella, entonces, tras tomarla del cofre, la limpió con azufre
229 primero, y luego la lavó con bellos chorros de agua,
230 y se lavó él mismo las manos, y sacó reluciente vino.
231 Rogó, luego, tras pararse en el medio del cerco, y vertió el vino
232 mirando al firmamento; y no lo desatendió Zeus, que arroja rayos:
233 “Zeus soberano, Dodoneo, Pelásgico, que habitas lejos,
234 patrono de Dodona de crudo invierno, en torno a la cual los selos
235 para ti habitan, intérpretes de pies desaseados que duermen en el suelo,
236 ya una vez oíste mi palabra al rogarte,
237 me honraste y oprimiste mucho al pueblo de los aqueos,
238 y ahora, de nuevo, también cúmpleme a mí este deseo;
239 pues yo mismo me quedo en el encuentro de naves,
240 pero a mi compañero mando entre muchos mirmidones
241 a pelear; junto a este envía gloria, Zeus de vasta voz,
242 y envalentónale el corazón en las entrañas, para que incluso Héctor
243 vea si en verdad también sabe guerrear solo
244 nuestro servidor, o si a él las invencibles manos solo entonces
245 se le enfurecen, cuando yo entro en la pugna de Ares.
246 Pero una vez que de las naves el combate y el bullicio aleje,
247 que incólume luego a las rápidas naves vuelva para mí,
248 con todas las armas y con los compañeros que combaten de cerca.”
249 Así habló rogando y lo escuchó el ingenioso Zeus,
250 y a él lo uno le dio el padre y lo otro le negó:
251 el rechazar de las naves el combate y la guerra
252 le dio, y le negó el retornar a salvo del combate.
253 Y así él, habiendo libado y rogado al padre Zeus,
254 fue de vuelta hacia la tienda y repuso la copa en el cofre,
255 y yendo delante de la tienda se quedó, y aun deseaba en el ánimo
256 contemplar la horrible lucha de aqueos y troyanos.
257 Y ellos, junto con Patroclo de corazón vigoroso, armados
258 marcharon, hasta que arremetieron con gran ímpetu entre los troyanos.
259 Y enseguida se derramaron, semejantes a avispas
260 de los caminos, a las que los niños irritan como acostumbran,
261 siempre hostigando a las que tienen su casa sobre el camino,
262 bobalicones; y producen para muchos un mal común;
263 a estas, si acaso pasando por al lado algún hombre caminante
264 las mueve sin querer, ellas, teniendo el corazón firme,
265 hacia delante la totalidad vuela y cuida a sus hijos;
266 de estas, entonces, teniendo el corazón y el ánimo los mirmidones,
267 se derramaron desde las naves; y se elevó un grito inextinguible.
268 Y Patroclo exhortó a sus compañeros bramando con fuerte voz:
269 “Mirmidones, compañeros del Pelida Aquiles,
270 sean hombres, amigos, y recuerden su impetuoso brío,
271 para que honremos al Pelida, que es por mucho el mejor
272 de los argivos junto a las naves, y combaten de cerca sus servidores,
273 y sepa también el Atrida Agamenón de vasto poder
274 de su ceguera, que al mejor de los aqueos no honró nada.”
275 Habiendo hablado así alentó el furor y el ánimo de cada uno,
276 y entre los troyanos cayeron en bloque; y, en torno, las naves
277 espantosamente retumbaban por los bramidos de los aqueos.
278 Los troyanos, cuando vieron al firme hijo de Menecio,
279 a él mismo y a su servidor, resplandecientes con sus armas,
280 a todos se les conmocionó el ánimo y se conmovieron las falanges,
281 pensando que junto a las naves el Peleión de pie veloz
282 había desechado su encolerizamiento, y preferido la amistad;
283 y cada uno escrutaba por dónde escaparía de la infranqueable destrucción.
284 Patroclo, el primero, disparó la lanza reluciente
285 directo hacia el centro, donde la mayoría se agitaba,
286 junto a la popa de la nave del esforzado Protesilao,
287 e hirió a Pirecmes, que a los peonios de cascos crinados
288 condujo desde Amidón, desde el Axio de ancha corriente;
289 lo hirió en el hombro derecho; y él de espaldas en el polvo
290 cayó con un gemido, y sus compañeros a su alrededor se espantaron,
291 los peonios, pues entre ellos Patroclo arrojó espanto, en todos,
292 habiendo matado a su líder, que era el mejor en el combatir.
293 Y los expulsó de las naves, y extinguió el ardiente fuego.
294 Medio quemada, claro, quedó la nave en el lugar; y ellos se espantaron,
295 los troyanos, en un fragor sobrenatural; y los dánaos se derramaron
296 por las huecas naves; y un inagotable fragor se produjo.
297 Así como cuando desde la elevada cima de un gran monte
298 mueve una compacta nube Zeus que amontona los rayos,
299 y se revelan todos los miradores y los altos promontorios
300 y los valles, y así desde el firmamento se rasga el inacabable cielo,
301 así los dánaos, de las naves habiendo rechazado el fuego destructor,
302 respiraron un poco, pero no hubo escapatoria de la guerra.
303 Pues de ningún modo los troyanos, por los aqueos amados por Ares
304 en desorden eran espantados de las negras naves,
305 sino que todavía resistían, y de las naves se retiraban por necesidad.
306 Y entonces, dispersada la batalla, varón sometió a varón
307 de entre los líderes. Y primero el firme hijo de Menecio
308 hirió justo cuando se dio vuelta el muslo de Areíloco
309 con la aguda pica, y el bronce lo atravesó completo;
310 y la pica partió el hueso, y él de bruces sobre la tierra
311 cayó; mientras, el belicoso Menelao golpeó a Toante
312 en el pecho descubierto junto al escudo, y aflojó sus miembros.
313 Y el Filida, viendo que Anficlo arremetía,
314 se adelantó, alcazándole lo alto de la pierna, donde más grueso
315 es el músculo del hombre; y en torno a la punta de la pica
316 los tendones se desgarraron; y la oscuridad le cubrió los ojos.
317 Los Nestóridas, uno golpeó a Atimnio con la aguda lanza,
318 Antíloco, y atravesó el abdomen la broncínea pica,
319 y se desplomó de frente. Y Maris, de cerca con la lanza
320 se arrojó sobre Antíloco, irritado por su hermano,
321 parándose delante del cadáver; y a él Trasimedes, igual a los dioses,
322 antes que golpeara se le adelantó, alcanzándolo - y no erró -
323 directo en el hombro; y el extremo de la lanza lo alto del brazo
324 separó de los músculos, y arrancó el hueso de raíz;
325 retumbó al caer, y la oscuridad cubrió sus ojos.
326 Así, estos dos, por dos hermanos habiendo sido doblegados ambos,
327 marcharon los dos hacia el Érebo, nobles compañeros de Sarpedón,
328 hijos lanceadores de Amisodaro, aquel que a la Quimera
329 crió, implacable, mal para muchos hombres.
330 Áyax Oilíada, arrojándose sobre Cleóbulo,
331 lo capturó vivo, enredado entre la muchedumbre; pero a éste ahí mismo
332 le aflojó el furor, pegándole en el cuello con la espada de buen agarre,
333 y toda la espada se fue entibiando con la sangre; y a este los ojos
334 le tomaron la purpúrea muerte y la moira imponente.
335 Y Penéleo y Licón se encararon; pues con las picas
336 se habían errado el uno al otro, y ambos habían disparado en vano;
337 y los dos de nuevo se encararon, con las espadas. Entonces, Licón
338 asestó en la cimera del casco de crinado penacho y en dos la bella
339 hoja se quebró; y él golpeó el cuello bajo la oreja,
340 Penéleo, y le clavó toda la espada adentro, y solo quedó
341 el pellejo, y la cabeza quedó colgando, y se aflojaron los miembros.
342 Meriones, a Acamante alcanzando con pies ligeros
343 lo perforó, cuando iba a subir a sus caballos, en el hombro derecho;
344 se desplomó del carro, y se vertió la tiniebla sobre sus ojos.
345 E Idomeneo a Erimante en la boca con el inclemente bronce
346 lo perforó; y completa la broncínea lanza penetró
347 por debajo del cerebro, y despedazó, claro, los blancos huesos;
348 saltaron los dientes, y se le llenaron ambos
349 ojos de sangre; y esta de la boca y de la nariz
350 escupía al jadear; y lo envolvió la negra nube de la muerte.
351 ¡Esos eran los líderes de los dánaos! Mataron a un varón cada uno.
352 Y así como los lobos a corderos o a cabritos atacan,
353 voraces, arrebatándolos de los rebaños, y ellas en los montes
354 se dispersan por la imprudencia del pastor; y ellos, viéndolas,
355 pronto se apoderan de las de corazón endeble;
356 así los dánaos a los troyanos atacaban, y ellos del espanto
357 horrísono se acordaron, y olvidaron su impetuoso brío.
358 Y Áyax el grande siempre hacia Héctor de casco de bronce
359 ansiaba disparar; y él, con pericia para la guerra,
360 con el escudo de piel de toro cubiertos los anchos hombros,
361 observaba de las flechas el silbido y el ruido de las jabalinas.
362 Sí, sin duda sabía que la victoria estaba del otro lado del combate,
363 pero incluso así se demoraba, y ponía a salvo a sus leales compañeros.
364 Y así como cuando desde el Olimpo una nube va al medio del firmamento,
365 tras un cielo claro, cuando Zeus extiende una tormenta,
366 así de las naves surgían los alaridos y el espanto de aquellos,
367 y no cruzaban de vuelta en orden. Y a Héctor los caballos
368 de pies veloces lo alejaron con sus armas, y dejó a la tropa
369 troyana, a los que contra su voluntad el excavado foso retenía.
370 Muchos veloces caballos tiradores de carros en el foso
371 dejaron los carros de los soberanos rotos en la punta de la vara,
372 y Patroclo los seguía frenéticamente dando órdenes a los dánaos,
373 pensando males para los troyanos; y ellos con alaridos y espanto
374 todos los caminos llenaron, dispersados. Y en lo alto una polvareda
375 se esparcía hacia las nubes, y los solípedos caballos galopaban
376 volviendo, hacia la ciudad, desde las naves y las tiendas.
377 Y Patroclo, donde veía conmocionada a la mayoría de la tropa,
378 allí, claro, se dirigía, dando gritos; y bajo los ejes los hombres caían
379 de bruces desde los carros, y las cajas volcaban con estruendo.
380 Y el foso saltaron entero, claro, los veloces caballos
381 [inmortales, que a Peleo dieron los dioses como brillantes regalos,]
382 arrojándose hacia delante, y el ánimo le ordenaba ir sobre Héctor;
383 pues ansiaba herirle; mas a este lo alejaban los veloces caballos.
384 Y así como por una tormenta toda la oscura tierra se ha sobrecargado
385 en un día de otoño, cuando más tempestuosa derrama el agua
386 Zeus, cada vez que resentido con los varones se enoja,
387 con los que por la fuerza en la asamblea dictan sentencias torcidas
388 y expulsan a la justicia, no cuidándose de la mirada de los dioses
389 y todos los ríos de aquellos desbordan al fluir
390 y muchas colinas entonces hienden los torrentes
391 y gimen grandemente hacia el mar purpúreo fluyendo
392 desde los montes precipitados, y se menoscaban las obras de los hombres,
393 así gemían grandemente las yeguas troyanas corriendo.
394 Patroclo, después que por fin cortó el paso a las falanges delanteras,
395 de vuelta sobre las naves los contuvo atrás, y a la ciudad no
396 les dejaba subir, ansiándolo ellos, sino que en el medio
397 entre las naves y el río y la elevada muralla
398 los mataba, arrojándose sobre ellos, y se cobraba venganza por muchos.
399 Así, entonces, a Prónoo primero hirió con la lanza reluciente
400 en el pecho descubierto junto al escudo, y aflojó sus miembros,
401 y retumbó al caer; y él a Téstor, hijo de Énope,
402 acometiendo en segundo lugar - este estaba en la caja bien pulida
403 sentado, encogido; pues lo invadió el pánico y, claro, de las manos
404 se le resbalaron las riendas; y aquel acercándose perforó con la pica
405 la derecha de su mandíbula, y a través de esta ensartó los dientes,
406 y lo sacó con la lanza, sobre la baranda, así como cuando un hombre,
407 sentado sobre una saliente rocosa, un sagrado pez
408 hace salir del mar con hilo y fulgurante bronce;
409 así lo sacó boquiabierto de la caja con la lanza reluciente,
410 y lo arrojó, claro, sobre su boca; y, tras caer, lo abandonó el ánimo.
411 Y luego a Erilao, que lo arremetía, hirió con una roca
412 en el centro de la cabeza; y esta se despedazó toda por la mitad
413 en el sólido casco; y él, claro, de bruces sobre la tierra
414 cayó, y en torno a él se derramó la muerte quebradora de vidas.
415 Y luego a Erimante y Anfótero y Epalteo,
416 a Tlepólemo Damastórida, Equio y Pires,
417 a Ifeo, Evipo y también al Argéada Polimelo,
418 a todos sin parar los derribó sobre la muy nutricia tierra.
419 Sarpedón, cuando entonces vio a sus compañeros, los de túnica sin cinto,
420 por las manos de Patroclo Menecíada doblegados,
421 los exhortó, claro, dirigiéndose a los licios iguales a los dioses:
422 “¡Vergüenza, oh, licios! ¿A dónde huyen? Ahora sean audaces.
423 Pues yo saldré al encuentro de este varón, para averiguar
424 quién es este que domina y encima produce muchos males
425 a los troyanos, ya que de muchos y además nobles las rodillas aflojó.”
426 Dijo, claro, y del carro con las armas saltó al suelo.
427 Y Patroclo, del otro lado, ya que lo vio, bajó de la caja.
428 Y ellos, así como buitres de curvadas garras y retorcido pico,
429 que sobre una elevada roca grandemente combaten chillando,
430 así ellos, chillando, se arremetieron el uno al otro.
431 Y viéndolos se compadeció el hijo de Crono de retorcido ingenio
432 y le dijo a Hera, su hermana y esposa:
433 “¡Ay de mí, que Sarpedón, el más querido para mí de los varones,
434 está decretado que por Patroclo Menecíada sea doblegado!
435 Hacia dos lados se me tira el corazón en las turbulentas entrañas;
436 o vivo sacándolo del combate lleno de lágrimas,
437 ponerlo, habiéndolo removido, en el fecundo pueblo de Licia,
438 o ahora mismo doblegarlo por las manos del Menecíada.”
439 Y luego le respondió Hera venerable, la de ojos de buey:
440 “Cronida, infeliz, ¿qué es esta palabra que dijiste?
441 ¿A un varón, que es mortal, hace tiempo marcado por el destino,
442 querés librar por completo de la lastimosa muerte?
443 Hacelo, mas no te lo aprobamos todos los demás dioses.
444 Y otra cosa te voy a decir y vos arrojala en tus entrañas:
445 si enviás vivo a Sarpedón hacia su morada,
446 tené cuidado, no sea que luego algún otro de los dioses quiera también
447 retirar a su querido hijo de la fuerte batalla;
448 pues muchos en torno a la gran ciudad de Príamo combaten,
449 hijos de los inmortales, en los cuales infundirás un infeliz rencor.
450 Pero si te es querido, y se lamenta tu corazón,
451 primero que nada dejalo que en la fuerte batalla
452 por las manos de Patroclo Menecíada sea doblegado;
453 pero después de que a este lo dejen la vida y también el aliento,
454 enviá a la Muerte y al dulce Sueño para que lo lleven
455 hasta que lleguen al pueblo de la vasta Licia,
456 donde le harán funerales sus hermanos y familiares
457 con un túmulo y una estela, pues este es el botín de los muertos.”
458 Así habló, y no desobedeció el padre de varones y dioses;
459 y vertió sangrientas gotas sobre la tierra,
460 honrando a su hijo querido, al que Patroclo le estaba
461 por matar en la fértil Troya, lejos de su patria.
462 Y ellos, en cuanto estuvieron cerca yendo el uno sobre el otro,
463 así, entonces, Patroclo al muy renombrado Trasidemo,
464 a ese que era buen servidor del soberano Sarpedón,
465 a este hirió en la parte baja del estómago, y aflojó sus miembros.
466 Y Sarpedón le erró a aquel con la lanza reluciente,
467 atacando segundo, pero golpeó al caballo Pédaso,
468 con la pica, en el hombro derecho, y este aulló, exhalando el ánimo,
469 y cayó en el polvo relinchando, y el ánimo se le fue volando.
470 Y los otros dos se separaron, y crujió el yugo, y las riendas se les
471 enredaron, ya que por cierto yacía el caballo lateral en el polvo.
472 De esto, Automedonte, famoso lancero, encontró la solución:
473 desenvainando la espada de larga punta de junto al grueso muslo,
474 de un salto separó al caballo lateral de un corte y no actuó en vano:
475 los otros dos fueron enderezados y se tensaron en las bridas;
476 y los dos de nuevo se juntaron en la disputa que consume el ánimo.
477 Entonces una vez más Sarpedón erró con la lanza reluciente,
478 y pasó por encima del hombro izquierdo de Patroclo el extremo
479 de la pica, y no lo hirió; y este después acometió con el bronce,
480 Patroclo; y su tiro no escapó infructuoso de la mano,
481 sino que lo hirió ahí, donde las entrañas rodean el apretado corazón.
482 Y se desplomó, así como cuando alguno desploma una encina o un álamo
483 o un alto pino, que en los montes varones carpinteros
484 cortan con afiladas hachas para que sea madera de nave;
485 así él ante los caballos y la caja yacía tendido,
486 bramando, aferrado al sangriento polvo.
487 Como mata un león, metiéndose en la manada, a un toro
488 esforzado, fogoso, entre las vacas de paso circular,
489 y perece gimiendo bajo las quijadas del león,
490 así bajo Patroclo el caudillo de los licios portadores de escudo
491 se esforzaba, agonizando, y llamó a su querido compañero:
492 “Mi buen Glauco, guerrero entre varones, ahora te es muy necesario
493 ser combativo y también intrépido guerrero;
494 ahora que te sea deseable la mala guerra, si eres audaz.
495 Primero, alienta a los varones líderes de los licios,
496 corriendo por todas partes, para que en torno a Sarpedón combatan;
497 pero luego también tú mismo alrededor mío pelea con el bronce.
498 Pues para ti yo, también luego, oprobio e injuria
499 seré todos los días por siempre, si los aqueos a mí
500 tras caer me despojan de las armas en el recinto de las naves.
501 Así que resiste fuertemente y alienta a la tropa toda.”
502 Así, claro, a él, tras decir esto, el final de la muerte le cubrió
503 los ojos y las narices. Y aquel, pisándolo en el pecho con el pie,
504 de la piel arrancó la lanza, y a esta le siguieron las entrañas;
505 y a la vez la vida y también la punta de la pica extrajo de él.
506 Los mirmidones retuvieron los caballos de aquel, resoplantes,
507 ansiando salir espantados, ya que dejaron los carros de los soberanos.
508 Y en Glauco un horrible sufrimiento surgió al oír su voz;
509 y se le conmocionó el corazón, que no podía ir en su ayuda.
510 y agarrándolo con su mano se apretaba el brazo; pues lo agobiaba
511 una lesión, aquella que Teucro le hizo con un dardo cuando arremetía
512 la elevada muralla, apartando la ruina de los compañeros.
513 Y rogando, claro, habló a Apolo, el que hiere de lejos:
514 “Escúchame, soberano, que acaso en el fecundo pueblo de Licia
515 estás o en Troya; tú puedes desde cualquier lado oír
516 al varón angustiado, como ahora una angustia me alcanza.
517 Pues tengo la lesión esta, grave, y en torno mi mano
518 se me ha retorcido con agudos dolores, y la sangre no se me
519 puede secar, y me pesa el hombro por aquella,
520 y no puedo sostener firme la pica, ni combatir
521 yendo contra los enemigos. Un varón, el mejor, ha perecido,
522 Sarpedón, hijo de Zeus; y aquel no aparta a su hijo.
523 Pero tú, por lo menos, soberano, cúrame esta grave lesión,
524 y adormece los dolores, y dame fortaleza, para que a los compañeros
525 exhortando, a los licios, los aliente a guerrear,
526 y yo mismo en torno al cadáver caído combata.”
527 Así habló rogando y lo escuchó Febo Apolo.
528 Enseguida hizo cesar los dolores, y de la lacerante lesión
529 secó la negra sangre, y le arrojó furor en el ánimo.
530 Y Glauco se dio cuenta en sus entrañas y se alegró,
531 porque velozmente lo escuchó el gran dios rogando.
532 Primero, alentó a los varones líderes de los licios,
533 corriendo por todas partes, para que en torno a Sarpedón combatieran;
534 pero luego hacia los troyanos fue a grandes pasos,
535 a Polidamante Pantoida y el divino Agenor,
536 y marchó hacia Eneas y también a Héctor de casco de bronce,
537 y parándose cerca le dijo estas aladas palabras:
538 “Héctor, justo ahora completamente te has olvidado de los aliados,
539 que por causa tuya lejos de los seres queridos y la tierra patria
540 consumen su vida; y vos no querés ampararlos.
541 Yace Sarpedón, caudillo de los licios portadores de escudo,
542 que a Licia preservaba con las leyes y su propia fuerza.
543 A él bajo Patroclo lo doblegó con la pica el broncíneo Ares.
544 Así que, amigos, a mi lado párense e indígnense en su ánimo,
545 no sea que le arrebaten las armas y ultrajen el cadáver
546 los mirmidones, irritados por los dánaos, cuantos perecieron,
547 a los que junto a las rápidas naves matamos con las picas.”
548 Así habló, y de los troyanos se apoderó de arriba abajo un pesar
549 irresistible, inquebrantable, ya que para ellos soporte de la ciudad
550 era, incluso aunque fuera extranjero; pues a aquel muchas
551 tropas lo siguieron, y entre ellos él mismo era el mejor en el combatir;
552 Y derecho contra los dánaos marcharon decididos; y, claro, los lideraba
553 Héctor, irritado por Sarpedón. Por su parte, a los aqueos
554 los impulsaba el velludo corazón de Patroclo Menecíada;
555 y primero a los Ayantes, a los dos, les dijo, ya de por sí ansiosos:
556 “Ayantes, los dos, ahora que defendernos les sea querido,
557 tal cual como antes fueron entre los varones o aún más valientes.
558 Yace un varón, el que primero asaltó el muro de los aqueos,
559 Sarpedón; así que sería bueno si, tras capturarlo, lo ultrajamos,
560 y arrebatamos las armas de sus hombros, y a alguno de los compañeros
561 que a aquel defienden doblegamos con el inclemente bronce.”
562 Así habló, y ellos mismos también ansiaban resguardarlo.
563 Y ellos, ya que desde ambas partes reforzaron las falanges,
564 los troyanos y los licios y los mirmidones y los aqueos,
565 se arrojaron a la vez a combatir alrededor del cadáver caído,
566 bramando tremendamente; y aullaban fuerte las armas de los hombres.
567 Y Zeus esparció una destructiva noche sobre la fuerte batalla,
568 para que en torno a su querido hijo hubiera una destructiva contienda.
569 Empujaron primero los troyanos a los aqueos de ojos vivaces;
570 pues fue herido un varón, para nada el peor entre los mirmidones,
571 el hijo del esforzado Agacles, el divino Epigeo,
572 aquel que en la bien habitable Budeo gobernó
573 tiempo atrás; pero entonces, a un noble primo habiendo abatido,
574 a Peleo fue como suplicante y a Tetis de pies de plata;
575 y ellos lo enviaron a que siguiera a Aquiles, destructor de varones,
576 hacia Ilión de buenos potrillos, para que combatiera a los troyanos.
577 A aquel, entonces, al agarrar el cadáver lo hirió el ilustre Héctor
578 con una roca en la cabeza; y esta se despedazó toda por la mitad
579 en el sólido casco; y él, claro, de bruces sobre el cadáver
580 cayó, y en torno a él se derramó la muerte quebradora de vidas.
581 Y en Patroclo, claro, un sufrimiento surgió por el compañero muerto
582 y fue derecho a través de las primeras filas, semejante a un halcón
583 veloz, que espanta a grajos y estorninos;
584 así, derecho hacia los licios, Patroclo, conductor de caballos,
585 corriste, y hacia los troyanos, irritado en el corazón por tu compañero.
586 Y, claro, hirió a Estenelao, querido hijo de Itémenes,
587 en el cuello con una roca, y arrancó los tendones de aquel.
588 Y retrocedieron las primeras filas y el ilustre Héctor.
589 Cuanto el vuelo de un extenso venablo recorre,
590 ese que un varón lanza probándose o en un certamen
591 o incluso en la guerra, presionado por enemigos quebradores de vidas,
592 tanto retrocedieron los troyanos, y empujaron los aqueos.
593 Y Glauco el primero, caudillo de los licios portadores de escudo,
594 se dio vuelta, y mató al esforzado Baticles,
595 hijo querido de Calcón, que, habitando su casa en la Hélade,
596 por su prosperidad y riqueza se distinguía entre los mirmidones.
597 A aquel Glauco en el medio del pecho golpeó con la lanza,
598 dándose vuelta de repente, cuando persiguiéndolo lo alcanzaba;
599 y retumbó al caer; y un denso sufrimiento tomó a los aqueos,
600 porque cayó un noble varón; y se regocijaron mucho los troyanos,
601 y se pararon en torno a aquel yendo en bloque; y, claro, los aqueos
602 no olvidaron su brío, y su furor llevaron derecho contra ellos.
603 Y he aquí que Meriones sometió a un varón troyano portador de casco,
604 a Laógono, osado hijo de Onétor, que sacerdote de Zeus
605 Ideo era, y como un dios era honrado por el pueblo.
606 Lo hirió bajo la mandíbula y la oreja, y velozmente el ánimo
607 se le fue de los miembros, y, al fin, la abominable oscuridad lo tomó.
608 Y Eneas sobre Meriones la lanza broncínea arrojó,
609 pues esperaba acertarle mientras avanzaba protegido por el escudo.
610 Pero él, hacia el frente mirando, esquivó la broncínea pica,
611 pues se inclinó hacia delante, y aquella, detrás, la gran lanza,
612 se clavó en el suelo, y se sacudió el regatón
613 de la pica; y allí enseguida disipó su furor el imponente Ares.
614 [Y la punta de Eneas vibrando bajo la tierra
615 fue, ya que en vano de su maciza mano salió disparada.]
616 Y Eneas, claro, se irritó en su ánimo y dijo:
617 “Meriones, pronto a ti, por más bailarín que seas,
618 mi pica te habría detenido por siempre, si acaso te hubiera alcanzado.”
619 Y le contestó a su vez Meriones, famoso lancero:
620 “Eneas, sería difícil que vos, por más fuerte que seas,
621 de todos los hombres el furor extingas, de cada uno que frente a ti
622 llegara defendiéndose; ¡también vos sos mortal!
623 También si yo te hiriera alcanzándote en el centro con el agudo bronce,
624 pronto, aun siendo vigoroso, aun confiado en tus manos,
625 el triunfo a mí me darías, y la vida, a Hades de famosos corceles.”
626 Así habló, y le reprochó el firme hijo de Menecio:
627 “Meriones, ¿por qué decís esas cosas vos también, siendo noble?
628 ¡Carísimo! De ningún modo los troyanos con reprensivas palabras
629 retrocederán del cadáver; antes a alguno retendrá la tierra.
630 Pues las manos dan fin a la guerra, y a las palabras, el consejo.
631 Por eso es necesario no acumular discursos, sino combatir.”
632 Hablando así, uno lideró, y el otro lo siguió, un hombre igual a un dios.
633 Y de estos, así como de leñadores varones se eleva un estruendo
634 en las laderas del monte, y desde lejos surge el sonido,
635 así de estos se eleva un ruido, desde la tierra de vastos caminos,
636 del bronce y del cuero y de las bien elaboradas pieles bovinas,
637 al ser perforados por espadas y picas de puntas de doble filo.
638 Y ya ni un varón atento al divino Sarpedón
639 habría reconocido, desde que las saetas y la sangre y el polvo
640 de la cabeza a la punta de los pies lo envolvían completo.
641 Y ellos siempre en torno al cadáver se juntaban, así como cuando las moscas
642 en el establo zumban en torno a los cántaros repletos de leche
643 en la estación de la primavera, cuando los recipientes leche chorrean;
644 así, en efecto, ellos en torno al cadáver se juntaban, y Zeus nunca
645 volvía de la fuerte batalla los ojos relucientes,
646 sino que siempre a ellos los contemplaba y deliberaba en su ánimo
647 muchas cosas, en torno a la matanza de Patroclo debatiéndose,
648 si enseguida a aquel también en la fuerte batalla,
649 allí mismo, sobre Sarpedón, igual a los dioses, el ilustre Héctor
650 lo destrozaría con el bronce, y arrebataría las armas de sus hombros,
651 o si él seguiría aumentando para muchos el infranqueable esfuerzo.
652 Y meditando, esto le pareció que era lo más ventajoso,
653 que el buen servidor del Pelida Aquiles
654 una vez más a los troyanos y a Héctor de casco de bronce
655 empujara hacia la ciudad y arrebatara la vida a muchos.
656 Y en Héctor el primero infundió un corazón endeble;
657 y tras subir al carro lo dio vuelta en fuga y ordenó a los otros
658 troyanos huir; pues reconoció la sagrada balanza de Zeus.
659 Entonces ni los fuertes licios permanecieron, sino que se espantaron
660 todos, ya que vieron a su rey herido en su corazón
661 yaciendo en una pila de cadáveres, pues muchos sobre aquel
662 cayeron, cuando la fuerte disputa esparció el Cronión.
663 Y ellos, claro, de los hombros de Sarpedón tomaron las armas,
664 broncíneas, resplandecientes, las que, para que a las cóncavas naves
665 llevaran, dio a sus compañeros el firme hijo de Menecio.
666 Y entonces le dijo a Apolo Zeus, que amontona las nubes:
667 “¡VAMOS, ahora, querido Febo! La negra nube de sangre limpiá
668 alejando a Sarpedón de las saetas, y a él luego
669 llevándolo muy lejos bañalo en las corrientes del río
670 y ungilo con ambrosía, y envolvelo en eterno ropaje;
671 y envialo para que sea escoltado junto con los raudos escoltas,
672 el Sueño y la Muerte, gemelos, aquellos que a él velozmente
673 lo pondrán en el fecundo pueblo de la vasta Licia,
674 donde le harán funerales sus hermanos y familiares
675 con un túmulo y una estela, pues este es el botín de los muertos.”
676 Así habló, y, claro, no desoyó a su padre Apolo.
677 Y bajó desde los montes ideos a la horrible lucha,
678 y enseguida a Sarpedón divino retiró de las saetas
679 llevándolo muy lejos, lo bañó en las corrientes del río
680 y lo ungió con ambrosía, y con eterno ropaje lo vistió
681 y lo envió para que fuera escoltado junto con los raudos escoltas,
682 el Sueño y la Muerte, gemelos, aquellos que a él velozmente
683 lo pusieron en el fecundo pueblo de la vasta Licia.
684 Patroclo, dando órdenes a los caballos y a Automedonte,
685 perseguía a los troyanos y los licios, y fue muy insensato,
686 el bobo; y si hubiera guardado las palabras del Pelida
687 sin duda se habría escapado del funesto espíritu de la negra muerte.
688 Pero siempre es más poderoso el pensamiento de Zeus que el de un varón;
689 [él incluso al varón firme espanta y arrebata la victoria
690 fácilmente, aun cuando él mismo lo alienta a combatir;]
691 él también entonces le insufló a este el ánimo en su pecho.
692 ¿Quién fue entonces el primero, quién el último al que abatiste,
693 Patroclo, en ese momento en que los dioses te llamaron a la muerte?
694 Primero a Adresto y a Autónoo y a Equeclo,
695 y a Périmo Mégada y a Epístor y a Melánipo,
696 pero luego a Élaso y a Mulio y además a Pilartes;
697 a estos sometió, y los demás, cada uno se acordaba de la huida.
698 Ahí habrían sometido Troya de altas puertas los hijos de los aqueos
699 por las manos de Patroclo, pues por doquier arrollaba con su pica,
700 si no se hubiera Febo Apolo sobre la bien construida torre
701 parado, maquinándole cosas destructivas, y socorriendo a los troyanos.
702 Tres veces marchó contra un recodo de la elevada muralla
703 Patroclo, tres veces a aquel lo ahuyentó Apolo
704 con las manos inmortales punzando el reluciente escudo.
705 Pero en cuanto por cuarta vez arremetió, igual a una deidad,
706 dando gritos tremendamente lo conminó con estas aladas palabras:
707 “Retírate, Patroclo del linaje de Zeus; ¡No es el destino
708 que por tu lanza sea arrasada la ciudad de los orgullosos troyanos,
709 ni siquiera por la de Aquiles, que es mucho mejor que tú!”
710 Así habló, y Patroclo se retiró bien hacia atrás,
711 esquivando la cólera de Apolo, el que hiere desde lejos.
712 Y Héctor en las puertas Esceas retenía a los solípedos caballos,
713 pues dudaba si combatiría, dirigiéndolos de nuevo hacia la muchedumbre,
714 o si conminaría a las tropas a refugiarse tras la muralla.
715 Esas cosas pensaba él y se le paró al lado Febo Apolo,
716 habiendo tomado la apariencia de un varón, lozano y fuerte,
717 Asio, que era tío materno de Héctor domador de caballos,
718 el hermano mismo de Hécabe, e hijo de Dimante,
719 que habitaba en Frigia junto a las corrientes del Sangario;
720 habiendo tomado la apariencia de este, le dijo Apolo, hijo de Zeus:
721 “Héctor, ¿por qué te abstenés del combate? ¡No podés, de ningún modo!
722 Ojalá fuera tan superior a vos cuanto soy inferior;
723 entonces, pronto te sería aciago apartarte de la guerra.
724 Pero, ¡vamos!, dirige contra Patroclo los caballos de fuertes pezuñas,
725 por si acaso lo sometes, y te da el triunfo Apolo.”
726 Habiendo hablado así, él volvió, el dios, a la labor de los varones,
727 y al aguerrido Cebriones ordenó el ilustre Héctor
728 fustigar los caballos hacia la guerra; por su parte, Apolo,
729 yendo, se metió entre la turba, y allí a los argivos la confusión
730 arrojó, funesta, y a los troyanos y a Héctor concedió la gloria.
731 Y Héctor, a los demás dánaos los dejaba y no los mataba,
732 mientras que hacia Patroclo él dirigía los caballos de fuertes pezuñas.
733 Y Patroclo, del otro lado, saltó de los caballos al suelo,
734 teniendo la pica en la izquierda; y con la otra sujetaba una roca,
735 un cascote dentado, que su mano ocultaba,
736 y afirmándose la arrojó, y no pasó lejos del hombre,
737 y no fue en vano el tiro, e hirió al auriga de Héctor,
738 Cebriones, hijo bastardo del famosísimo Príamo,
739 en la frente con la aguda piedra, mientras tenía las riendas de los caballos;
740 y ambas cejas estrujó el pedrusco, y no le resistió
741 el hueso, y los ojos cayeron al suelo en el polvo,
742 delante de sus propios pies; y él, claro, semejante a un acróbata
743 cayó del bien trabajado asiento, y el ánimo le abandonó los huesos.
744 Y burlándote de él dijiste, Patroclo, conductor del carro:
745 “¡Ay, ay! ¡Sin duda es un varón muy ágil! ¡Qué fácilmente se zambulle!
746 ¡Si acaso estuviera también en el mar rico en peces,
747 a muchos satisfaría este varón buscando ostras,
748 saltando desde la nave, aunque estuviera tormentoso,
749 como ahora en la llanura desde los caballos fácilmente se zambulle!
750 Parece que también entre los troyanos hay buzos.”
751 Habiendo hablado así, marchó sobre el héroe Cebriones,
752 teniendo el ímpetu de un león, que devastando los establos
753 es herido en el pecho, y su propio brío lo destruye;
754 así sobre Cebriones saltaste, Patroclo, ávidamente.
755 Héctor, por su parte, del otro lado, saltó de los caballos al suelo.
756 Ambos en torno a Cebriones como dos leones emprendieron la batalla,
757 dos que entre las cimas de un monte en torno a un ciervo asesinado,
758 hambrientos ambos, con gran ímpetu combaten;
759 así en torno a Cebriones los dos instigadores del clamor,
760 Patroclo Menecíada y el ilustre Héctor,
761 ansiaban cortarse la piel uno al otro con el inclemente bronce.
762 Héctor, desde que por la cabeza lo tomó, de ningún modo lo soltaba,
763 y Patroclo del otro lado lo tenía del pie; y aquellos, los demás
764 troyanos y dánaos, se encontraron en la fuerte batalla.
765 Así como el Euro y el Noto disputan el uno con el otro
766 en las laderas del monte, sacudiendo el profundo bosque,
767 el roble y el fresno y el cornejo de fina corteza,
768 que unos a otros se hieren con las ramas de largas puntas
769 con estrépito sobrenatural, y al romperse crujen,
770 así los troyanos y los aqueos corriendo unos contra otros
771 se destrozaban, y ninguno se acordaba del destructivo espanto.
772 Muchas agudas lanzas estaban clavadas alrededor de Cebriones,
773 y dardos alados que de las cuerdas saltaron,
774 y muchas grandes rocas impactaban en los escudos
775 de los que peleaban alrededor de aquel; y él en un torbellino de polvo
776 yacía, grande cuan grande era, olvidado del arte de guiar los carros.
777 Mientras que el Sol ocupó el centro del firmamento,
778 las saetas alcanzaban mucho a ambos, y caía la tropa;
779 mas cuando el Sol se corrió a la hora en que se sueltan los bueyes,
780 justo en ese momento contra el destino los aqueos fueron superiores.
781 Retiraron de las saetas al héroe Cebriones,
782 del bullicio de los troyanos, y le arrebataron las armas de los hombros,
783 y Patroclo pensando males arremetió entre los troyanos.
784 Enseguida, tres veces arremetió cual el rápido Ares,
785 gritando espantosamente, y tres veces mató nueve hombres.
786 Pero en cuanto por cuarta vez arremetió, igual a una deidad,
787 justo entonces para ti, Patroclo, se presentó el final de tu vida;
788 pues fue a tu encuentro Febo en la fuerte batalla,
789 tremendo; él no lo vio viniendo entre la turba,
790 pues lo enfrentó cubierto por mucha neblina;
791 y se paró detrás, y lo golpeó en la espalda y los anchos hombros
792 con la palma de la mano, y se le dieron vuelta los ojos.
793 De su cabeza le arrancó el yelmo Febo Apolo,
794 y este rodando resonó bajo los pies de los caballos,
795 el aulópico morrión, y se mancharon los pelos de caballo
796 de sangre y polvo; antes no estaba dispuesto
797 que se manchara de polvo el casco de crinado penacho,
798 sino que la cabeza y la agraciada frente de un varón divino
799 preservaba, la de Aquiles; mas entonces Zeus le dio a Héctor
800 llevarlo en su cabeza: él tenía cerca la destrucción.
801 Y se le rompió del todo en las manos la pica de larga sombra,
802 pesada, grande, maciza, recubierta; mientras, de los hombros
803 el ribeteado escudo con la correa cayó al suelo;
804 y le aflojó la coraza el soberano Apolo, hijo de Zeus.
805 La ceguera le tomó las entrañas, y se aflojaron sus ilustres miembros,
806 y se paró estupefacto; y detrás, en la espalda con la aguda lanza
807 en el medio de los hombros lo hirió desde cerca un varón dárdano,
808 Euforbo Pantoida, que a los de su edad sobrepasaba
809 con la pica, en el arte de guiar carros y con sus pies ligeros;
810 pues incluso ya entonces a veinte hombres había bajado de sus caballos,
811 yendo por primera vez con su carro, cuando aprendía de la guerra;
812 él, el primero, te acertó un tiro, Patroclo, conductor del carro,
813 mas no te doblegó; y él de nuevo retrocedió y se perdió entre la turba,
814 tras arrancar de la piel la lanza de fresno, y no aguardó
815 a Patroclo, aunque estaba descubierto en medio de la batalla.
816 Y Patroclo, por el golpe del dios y la lanza doblegado,
817 de vuelta al grupo de sus compañeros se retiró, evitando la muerte.
818 Y Héctor, cuando vio al esforzado Patroclo
819 retirándose de vuelta, herido por el agudo bronce,
820 fue junto a él, claro, a través de las filas, y lo golpeó con la lanza
821 en lo más bajo de la cintura, y el bronce lo atravesó completo;
822 y retumbó al caer, y afligió mucho al pueblo de los aqueos;
823 así como cuando a un jabalí incansable un león abate con bélica lujuria,
824 y los dos entre las cimas de un monte con gran ímpetu combaten,
825 en torno a un pequeño manantial, y quieren beber ambos;
826 y a aquel, que jadea mucho, el león lo doblega con la fuerza;
827 así al que mató a muchos, al firme hijo de Menecio,
828 Héctor Priamida de cerca con la lanza le robó la vida,
829 y jactándose le dijo estas aladas palabras:
830 “Patroclo, seguro decías que devastarías nuestra ciudad
831 y, tras robarles los días de libertad a las mujeres troyanas,
832 las conducirías en las naves hacia tu querida tierra patria,
833 bobo; mas delante de ellas los veloces caballos de Héctor
834 con sus pies se te adelantaron para guerrear; y con la pica yo mismo
835 entre los troyanos amantes de la guerra descuello, que de ellos aparto
836 los días de servidumbre; y a ti, aquí, los buitres te devorarán.
837 ¡Ah, miserable! Ni siendo noble te protegió Aquiles,
838 que seguro, quedándose, te ordenó con insistencia, cuando viniste:
839 ‘No me vuelvas, Patroclo, conductor de caballos,
840 a las huecas naves antes de que de Héctor, matador de varones,
841 la sangrienta túnica en torno al pecho desgarres.’
842 Así seguro te dijo, y a ti, insensato, las entrañas te persuadió.”
843 Y le dijiste desfalleciendo, Patroclo, conductor del carro:
844 “Héctor, jactate ahora a viva voz, pues te dio
845 la victoria Zeus Cronida y Apolo, que me doblegaron
846 fácilmente, pues ellos mismos me arrebataron las armas de los hombros.
847 Y aunque veinte como vos me hubieran enfrentado,
848 todos habrían perecido en el lugar, doblegados por mi lanza.
849 Pero me mató la destructiva moira y el hijo de Leto,
850 y entre los varones, Euforbo, y vos el tercero me abates.
851 Y otra cosa te voy a decir, y vos arrojala en tus entrañas:
852 sin duda vos tampoco vivirás mucho tiempo, sino que ya junto a ti
853 cerca se ha parado la muerte y la moira imponente,
854 doblegado por las manos del insuperable Aquiles Eácida.”
855 Así, claro, a él, tras decir esto, el final de la muerte lo cubrió
856 y la vida, volando de sus miembros, marchó hacia el Hades,
857 su sino llorando, abandonando la virilidad y la juventud.
858 A él, aunque muerto, le dijo el ilustre Héctor:
859 “Patroclo, ¿por qué me profetizas la infranqueable destrucción?
860 ¿Quién sabe si Aquiles, hijo de Tetis de bellos cabellos,
861 se adelantará a ser golpeado por mi lanza, para perder la vida?”
862 Habiendo hablado así, por supuesto, la broncínea lanza de la herida
863 extrajo, con el pie pisándolo, y lo desclavó de espaldas de la lanza.
864 Y enseguida con la lanza marchó contra Automedonte,
865 servidor igual a los dioses del Eácida de pie veloz;
866 pues ansiaba herirle; mas a él lo alejaban los veloces caballos
867 inmortales, que a Peleo dieron los dioses como brillantes regalos.
v1, la nave

Se refiere a la de Protesilao, el primer griego que desembarcó en Troya (VER ad 2.698).

INTR MITO NOTE
v2, Patroclo

VER ad 1.307.

INTR MITO NOTE
v3, lágrimas

VER ad 1.349.

INTR CONC NARR NOTE
v13, Ftía

VER ad 1.155.

INTR HIST MITO NOTE
v14, Menecio

VER ad 11.605.

INTR MITO NOTE
v14, hijo de Áctor

VER ad 11.785.

INTR MITO NOTE
v15, Peleo Eácida

VER ad 1.489.

INTR MITO NOTE
v25, Diomedes

VER ad 2.406. Diomedes fue herido en 11.369-400 por una flecha de Paris.

INTR MITO NOTE
v26, Odiseo

Sobre Odiseo, VER ad 1.138. Fue golpeado en el pecho con la lanza por Soco en 11.428-488.

INTR MITO NOTE
v26, Agamenón

VER ad 1.7. Fue herido por Coón en el brazo en 11.251-283.

INTR NARR MITO NOTE
v27, Eurípilo

VER ad 2.736. Eurípilo es herido en el muslo en 11.580-595, intentando ayudar a Áyax el grande mientras este contiene el avance troyano.

INTR MITO NOTE
v28, de muchas pócimas

VER ad 4.191.

INTR CONC NOTE
v39, mirmidones

VER ad 1.180.

INTR MITO NOTE
v54, el botín

Sobre el importante concepto de géras, VER ad 1.118.

INTR CONC NOTE
v57, una bien amurallada ciudad

Lirneso, que aquí aparece llamativamente con un epíteto casi exclusivo de Troya (VER ad 1.129).

INTR FORM MITO NOTE
v84, una gran honra y gloria

Sobre la honra, VER ad 1.159; sobre la gloria, VER ad 1.279.

INTR CONC NOTE
v112, Musas

VER ad 1.1.

INTR MITO NOTE
v113, primero

La afirmación puede resultar extraña, habida cuenta de que no hay una segunda vez, pero es típica de esta clase de invocaciones (piénsese en el “desde que” en 1.6; cf. también 11.219 y 14.509).

INTR FORM NOTE
v116, Áyax Telamonio

VER ad 1.138.

INTR MITO HIST NOTE
v125, tras golpearse los muslos

Un gesto común en la Antigüedad para indicar una situación de stress, y en la épica en particular, como observa Janko (ad 15.113-114), como indicio de sufrimiento y pena.

INTR FORM HIST NOTE
v131, las grebas

VER ad 1.17.

INTR HIST NOTE
v134, del Eácida de pie veloz

VER ad 2.860.

INTR FORM MITO NOTE
v143, al fresno del Pelión

El Pelión es un famoso monte de Tesalia, cercano a la región de Ftía y reconocido por diversos eventos mitológicos. Leer más: Wikipedia s.v. Pelión.

INTR HIST MITO NOTE
v143, Quirón

VER ad 4.219.

INTR MITO NOTE
v145, Automedonte

Un personaje secundario en Ilíada, pero que, después de la muerte de Patroclo, se convertirá en el segundo de Aquiles (cf. 24.574-575). Tiene también una pequeña aristeia en 17.459-542, en la lucha sobre el cadáver de Patroclo.

INTR FORM MITO NOTE
v147, esperar órdenes

VER ad 4.226.

INTR NARR NOTE
v150, el Céfiro

VER ad 2.147. Janko (ad 149-50) observa, con razón, que es probable que adoptara la forma de un caballo para engendrar a Zaino y Overo, pero destaca también la creencia común de que las yeguas en celo podían ser impregnadas por el viento (Aris. Hist. An. 6.572a13; Varrón, De Re Rustica 2.1.19; Vir. Geor. 3.271-279). Como todavía hoy en día, por supuesto, el linaje de los caballos era importante para los antiguos.

INTR HIST MITO NOTE
v150, la harpía

En Homero, las harpías son vientos personificados que, si debe tomarse en sentido estricto la fórmula de Od. 1.241 y 14.371, son responsables de la desaparición de los marineros en el mar. Hesíodo (Th. 267) menciona dos, Aelo y Ocípeta, de las cuales afirma que “corrían a la par de los soplos de los vientos y de las aves con sus veloces alas.” En la iconografía, estos monstruos aparecen representados como aves con cabeza de mujer o mujeres aladas (e.g. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Corinthian_oinochoie_painter_of_Amsterdam_Rhodes.jpg).

INTR MITO NOTE
v151, Océano

VER ad 1.423.

INTR MITO NOTE
v152, en el costado

En dos ocasiones en Ilíada (aquí y en 8.87-91), el par habitual de caballos que tiran de un carro aparece acompañado de un tercero, cuyo propósito no es del todo claro.

INTR NARR HIST INTP NOTE
v153, la ciudad de Eetión

Tebas, sobre la cual VER ad 1.366. Es la misma ciudad donde fue capturada Criseida.

INTR HIST MITO NOTE
v157, brío

VER ad 4.234.

INTR CONC NOTE
v161, finas lenguas

Las lenguas de los lobos no son estrictamente finas, pero se afinan hacia la punta, que puede doblarse para formar una suerte de cuchara con la que toman agua (http://www.runningwiththewolves.org/anatomy).

INTR HIST NOTE
v173, Menestio

Única mención de este personaje en el poema.

INTR MITO NOTE
v174, Esperqueo

El Esperqueo es uno de los ríos más importantes de Grecia central, que atraviesa el sur de la región de Tesalia y desemboca en el golfo Malíaco. Es típico de la nobleza griega de todos los periodos de la Antigüedad el rastrear su genealogía hasta algún dios, aunque fuera, como en este caso, un río.

INTR HIST MITO NOTE
v175, Polidora

“De muchos dones” o “regalos”, un nombre de varios personajes mitológicos (cf. Janko, ad 173-8). Es medio-hermana de Aquiles, puesto que es hija del primer matrimonio de Peleo, no de Tetis. De acuerdo con el escolio T ad loc., según Ferécides (FGH 3, 61b) y Ps.-Apolodoro (3.13.1-4), su madre fue Antígona, nieta de Áctor; según Suidas (FGH 602, 8), Laodamía, hija de Alcmeón; según Estáfilo (FGH 269, 5), Eurídice, hija (no nieta) de Áctor.

INTR MITO NOTE
v176, incansable

Probablemente porque corre tanto en verano como en invierno.

INTR FORM NOTE
v177, padre putativo

La palabra epíklesin (sobre la traducción, VER Com. 16.177) aparece en general en la fórmula epíklesin kaléeske, “tener por sobrenombre”, pero aquí implica que Menestio toma el nombre familiar de Boro, en un movimiento típico en la mitología griega en el que un hombre “adopta” a un hijo de su mujer concebido con un dios (piénsese en el famoso ejemplo de Heracles, hijo de Zeus y Alcmena pero adoptado por Anfitrión).

INTR FORM MITO NOTE
v177, Boro

Un personaje desconocido, pero uno del mismo nombre (si no el mismo) aparece en 5.43-44 como padre de Festo, uno de los aliados troyanos.

INTR MITO NOTE
v177, Perieres

Otro personaje desconocido, con un nombre común en la mitología griega.

INTR MITO NOTE
v178, abiertamente

Es decir, legalmente, en contraste con el dios.

INTR FORM NOTE
v178, cuantiosa dote

VER ad 11.243.

INTR CONC HIST NOTE
v179, Eudoro

El segundo comandante de los mirmidones también es mencionado solo en este pasaje (VER ad 16.168 y VER ad 16.173).

INTR MITO NOTE
v180, Polimela

“De muchos rebaños”, un nombre claramente paralelo al de Polidora (VER ad 16.175), y también común en la tradición. Bas. nota que es un nombre adecuado para una amante de Hermes, dios de los pastores.

NOTE
v180, coro

La institución del coro es fundamental en la cultura griega. No se trata, como en el uso moderno del término, de un grupo de cantantes, sino de un grupo que baila y canta. Era una práctica estándar que los jóvenes, tanto varones como mujeres (por supuesto, por separado), ya desde niños participaran en coros con sus coetáneos. Leer más: Calame, C. (1997) Choruses of Young Women in Ancient Greece. Their Morphology, Religious Role, and Social Function, trad. D. Collins y J. Orion, Lanham: Rowman & Littlefield Publishers.

INTR CONC HIST NOTE
v181, Filas

Personaje desconocido. Bas. lista algunos otros del mismo nombre. Es notable que, en Hes. fr. 251.1 M-W, es el nombre de otro abuelo de un niño nacido de una doncella y un dios.

INTR MITO NOTE
v181, el fuerte Argifonte

Epíteto de Hermes (VER ad 16.185), cuyo significado original es desconocido, pero que ya acaso en época homérica y sin duda más tarde se interpretaba como “asesino de Argos”, aludiendo al mito de Ío, transformada en vaca por Hera y custodiada, para que no fuera rescatada por Zeus, por Argos, un guardián cubierto de ojos de pies a cabeza. Hermes consigue liberar a Ío haciendo que Argos se duerma y luego matándolo.

INTR FORM MITO NOTE
v182, viéndola con los ojos

VER ad 1.587; esta variante de ese giro, sin el en, que traducimos con un instrumental para diferenciarla de aquella, es de hecho la más común en el poema.

INTR TRAD FORM NOTE
v183, Ártemis

VER ad 5.51.

INTR MITO NOTE
v184, al piso superior

Donde se ubicaban las habitaciones de las mujeres, aunque esto no debe tomarse como una regla fija ni interpretarse automáticamente como implicando su aislamiento.

INTR HIST NOTE
v185, Hermes

Hermes, hijo de Zeus y la ninfa Maya, es el “trickster” (cf. Wikipedia s.v. Trickster) de la mitología griega. La historia de su nacimiento se relata en el Himno Homérico a Hermes, donde, además de robar el ganado de Apolo (en su rol como dios protector de los ladrones y los pastores), inventa la lira y obtiene un santuario profético. En Homero no tiene un papel central y aparece sobre todo en su rol como dios mensajero y heraldo de Zeus. Es clave en el canto 24, cuando transporta a Príamo hasta el campamento aqueo y la tienda de Aquiles, en una probable reminiscencia de su papel como psykhopómpos, es decir, guía de las almas al Hades (en el que aparece explícitamente en el canto 24 de Odisea). Leer más: EH sub Hermes; Wikipedia s.v. Hermes.

INTR MITO NOTE
v187, Ilitia

VER ad 11.270.

INTR MITO NOTE
v188, el Sol

Sobre esta traducción, VER ad 1.475.

INTR TRAD NOTE
v189, Equecles Actórida

Sobre Equecles no tenemos información alguna, dado que esta es su única aparición en la épica arcaica. Sobre el furor, VER ad 1.103.

INTR CONC MITO NOTE
v193, Pisandro

VER ad 11.122.

INTR MITO NOTE
v194, Memálida

Bas. observa que, aunque el nombre Mémalos es inusitado para un personaje mitológico, está atestiguado como nombre histórico en una inscripción en Delfos (LGPN IIIB s.v.).

INTR MITO NOTE
v195, Peleión

Una forma alternativa de “Pelida”, utilizada por razones métricas y que conservamos en la traducción para reflejar este rasgo del estilo homérico. “El compañero del Peleión” es, por supuesto, Patroclo.

INTR FORM NOTE
v196, Fénix

En Ilíada, Fénix es el tutor de Aquiles, y tiene un papel preponderante en el canto 9, donde es uno de los embajadores enviados al héroe para convencerlo de volver al combate. Él mismo relata su historia en el discurso que ofrece en ese episodio, en 9.432-605. Leer más: EH sub Phoinix; Wikipedia s.v. Fénix.

INTR MITO NOTE
v197, Alcimedonte

El último personaje de la lista tendrá un papel preponderante en el canto 17, en el que, después de la muerte de Patroclo, se convierte en auriga de Automedonte (lo que lo hace el cuarto en la jerarquía del ejército de los mirmidones; VER ad 16.145).

INTR MITO NOTE
v197, Laerces

El personaje solo aparece aquí y en 17.467, donde se afirma que es descendiente de Hemón.

INTR MITO NOTE
v209, el corazón firme

Sobre êtor, VER ad 1.188.

INTR CONC FORM NOTE
v212, ajusta con compactas piedras la pared

Las casas comunes en Grecia hasta el s. VII a.C. se construían con madera y barro o ladrillos de arcilla, no de piedra; dado que, en este caso, se trata de una “elevada casa”, es posible que se esté pensando en un palacio o un templo. En cualquier caso, el aspecto más importante del símil es la idea de “ajustar”, ya que en la construcción de paredes y murallas de piedra no se utilizaba cemento ni ningún otro tipo de pegamento, sino que se encajaban las piedras como un rompecabezas para formar una pared sólida (cf. Mazarakis Ainian, 1997: 363-367, y la bibliografía en Bas., ad 212-213). Leer más: Mazarakis Ainian, A. (1997) **From Rulers’ Dwellings to Temples. Architecture, Religion and Society in Early Iron Age Greece (1100-700 B.C.), Josered: Paul Aströms Förlag.

INTR NARR HIST NOTE
v214, repujados

VER ad 4.448.

INTR HIST NOTE
v218, dos varones

El comandante del ejército y su auriga, que se colocan, como corresponde, delante de las tropas.

INTR NARR NOTE
v218, se armaron

Debe entenderse en el sentido de “se pararon completamente armados” o “se preparaban mentalmente para la batalla”. En todo caso, es una extensión lógica del sentido de base del verbo.

INTR FORM NOTE
v222, Tetis de pies de plata

Sobre Tetis, VER ad 1.351. Es un dato de cotidianeidad de un tipo inhabitual en Ilíada que la madre de Aquiles, por así decirlo, preparó para él las valijas para el viaje (si bien, como observa Bas., era un rol habitual de las mujeres familiares de soldados).

INTR HIST NOTE
v223, túnicas

VER ad 2.42.

INTR HIST NOTE
v224, mantos

VER ad 2.183.

INTR HIST NOTE
v224, cobertores

Los tápetes, aparentemente, son cobertores que se colocaban sobre la cama y los muebles.

INTR HIST NOTE
v228, azufre

El azufre era una sustancia purificadora de naturaleza divina para los antiguos griegos (como muestra la - esperable - asociación por etimología popular entre theîon, “azufre” y theós, “dios”), a cuya naturaleza mágica sin duda contribuía su origen volcánico. Más allá del misticismo, sin embargo, el azufre tiene propiedades desinfectantes y aun hoy se utiliza como antiséptico y fungicida.

INTR HIST MITO NOTE
v230, sacó

Entiéndase, de la cratera (VER ad 1.470). El vino no se servía directamente de un contenedor, sino que se mezclaba con agua en una cratera, donde luego se sumergían las copas para llenarlas o se llenaban con un cucharón.

INTR HIST NOTE
v231, en el medio del cerco

Se entiende que la tienda de Aquiles tenía alrededor un cerco demarcando un jardín (como era usual en las casas griegas - cf. la descripción en 24.452-456), al que el héroe sale para realizar su plegaria al aire libre, asumiendo, por supuesto, que es más fácil así captar la atención del dios.

INTR NARR NOTE
v233, Dodoneo

VER ad 2.750.

INTR HIST MITO NOTE
v233, Pelásgico

Los pelasgos son, en la tradición habitual helena, los habitantes autóctonos o pre-griegos del territorio griego, cuyo destino varía según la fuente. En Homero, sin embargo, el término tiene otros sentidos más específicos (listados por Bas.): 1) una designación del territorio de los mirmidones (cf. 2.681); 2) un grupo de aliados de los troyanos (cf. 2.840-843); 3) un pueblo cretense (19.177). Este pasaje permite también inferir un cuarto uso, registrado en Hesíodo (fr. 319 M-W): “habitantes de la región de Dodona”, que es sin duda el más apropiado aquí. En cualquier caso, es probable que todos estos sentidos no sean más que especificaciones del valor general del término y que, por lo tanto, el rasgo específico de Zeus que se destaca con la invocación sea su carácter primigenio. Leer más: EH sub Pelasgians; Velardi (2012) en nota a este verso.

INTR NARR HIST MITO NOTE
v234, los selos

Si bien en épocas posteriores el oráculo de Dodona era conducido por tres sacerdotisas (cf. Her. 2.55-57 y Estrabón 7.7.12), Homero parece indicar aquí que en algún punto era manejado por este grupo, si bien no es claro si se trata de un pueblo que habitaba en torno al santuario o específicamente de sus sacerdotes (lo segundo parece más probable, dados los rasgos que se les atribuyen). Sobre el problema textual del nombre, VER Com. 16.234.

INTR HIST NOTE
v235, intérpretes

Entiéndase, de la encina oracular; VER ad 2.750.

INTR HIST NOTE
v249, y lo escuchó el ingenioso Zeus

Sobre el valor de esta frase en el cierre de las plegarias, VER ad 1.43.

INTR FORM NOTE
v260, de los caminos

El rasgo se explica en 261 (“que tienen su casa sobre el camino”). Se trata, por supuesto, de avispas que tienen sus panales junto a los caminos, no de un tipo especial de insecto.

INTR NARR FORM NOTE
v267, se derramaron desde las naves

Naturalmente, “naves” por “tiendas y naves”.

INTR NARR FORM NOTE
v270, recuerden su impetuoso brío

VER ad 4.234.

INTR FORM NOTE
v280, las falanges

VER ad 2.558.

INTR CONC HIST NOTE
v286, la nave del esforzado Protesilao

Sobre Protesilao, VER 16.1.

INTR NARR NOTE
v287, Pirecmes

Mencionado en 2.848 como líder de los peonios (VER la nota siguiente), sin más participación en el poema que la de este pasaje.

INTR NARR MITO NOTE
v287, peonios

VER ad 2.848.

INTR HIST NOTE
v288, condujo desde Amidón, desde el Axio de ancha corriente

VER ad 2.849.

INTR HIST NOTE
v308, justo cuando se dio vuelta

Entiéndase, para huir, si bien esto parece estar en contradicción con lo dicho en 303-305. Las heridas por la espalda no son infrecuentes en el texto ni ignominiosas para quienes las producen.

INTR NARR NOTE
v308, Areíloco

** El “lobo de Ares”, uno de los diversos extras troyanos que aparecen solo en esta secuencia para ser muertos por los aqueos. Otro Areíloco, padre del griego Protoenor, aparece en 14.451.

INTR MITO NOTE
v311, Menelao

VER ad 1.16.

INTR MITO NOTE
v311, Toante

Otro personaje que aparece solo en esta escena, si bien tiene un nombre común, que comparte, entre otros héroes mitológicos, con dos de Ilíada (el líder del contingente etolio en 2.638 y otros lugares y un rey de Lemnos en 14.230).

INTR NARR NOTE
v313, el Filida

** Meges, sobre el cual VER 2.627.

INTR MITO NOTE
v313, Anficlo

Como Areíloco y Toante (VER ad 16.308 y VER ad 16.311), un personaje que solo aparece en esta escena para ser asesinado.

INTR MITO NOTE
v317, Los Nestóridas

Los hijos de Néstor (VER ad 1.247), siete en la épica homérica, de los cuales solo Pisístrato en Odisea 3 y 4, Trasimedes (VER ad 16.321) y en particular Antíloco (VER Nota siguiente) en Ilíada tienen papeles prominentes.

INTR MITO NOTE
v317, uno

Antíloco, sobre el que VER ad 4.457.

INTR MITO NOTE
v317, Atimnio

Otro personaje que aparece solo en este pasaje (otro Atimnio es el padre del Paflagonio Midón en 5.580-581). Janko (ad 317-329) observa que tanto él como su hermano y su padre tienen nombres anatolios, similares, por ejemplo, al Timnes de Herodoto 5.37 y 7.98.

INTR FORM MITO NOTE
v318, Antíloco

VER ad 16.317.

INTR MITO NOTE
v319, Maris

Otro nombre proveniente de Asia Menor y otro personaje que solamente aparece en este pasaje (VER ad 16.317).

INTR MITO NOTE
v321, parándose delante del cadáver

Entiéndase, para protegerlo (VER ad 4.463).

INTR CONC NARR NOTE
v321, Trasimedes

El segundo de los hijos de Néstor en el pasaje (VER ad 16.317). Trasimedes no tiene muchas apariciones en los poemas, pero parece haber sido un héroe de cierta importancia, como se observa en el hecho de que, en el canto 9, es mencionado como uno de los guardias del campamento aqueo y, en el canto 10, es uno de los dos guardias invitados a la asamblea de líderes. Reaparecerá en Od. 3.442-450, a cargo del sacrificio que realiza Néstor en honor de la visita de Telémaco. Leer más: EH sub Thrasymedes; Wikipedia, s.v. Trasimedes.

INTR MITO NOTE
v327, marcharon los dos hacia el Érebo

El Érebo es la región oscura en la que vagan los espíritus de los muertos. En la Teogonía de Hesíodo (v. 123), surge del caos primordial en el comienzo del cosmos. En la escatología homérica, el Érebo es sinónimo o, más bien, parte del Hades. Leer más: EH sub Erebos.

INTR NARR MITO NOTE
v327, Sarpedón

VER ad 2.876.

INTR MITO NOTE
v328, Amisodaro

Como sus hijos, un personaje desconocido con nombre anatolio (VER ad 16.319). El escoliasta T comenta que el historiador Jenomedes lo mencionaba como un gobernante de Caria cuya hija se casó con Belerofonte, pero pocas fuentes lo nombran y solo Homero y solo en este pasaje habla de su rol como criador de la Quimera.

INTR MITO NOTE
v328, la Quimera

VER ad 6.179.

INTR MITO NOTE
v330, Áyax Oilíada

VER ad 2.527.

INTR MITO NOTE
v330, Cleóbulo

Otro personaje desconocido, que aparece aquí solo para ser asesinado.

INTR MITO NOTE
v332, le aflojó el furor

Si bien no es un gran logro matar a un guerrero caído, no hay nada en la conducta de los héroes homéricos que lleve a pensar que se consideraba una ignominia. De hecho, como observa Kirk II (ad 6.45, con el detalle de los lugares), todos los héroes capturados vivos en Ilíada (siempre troyanos) son asesinados inmediatamente. Sin embargo, existen también indicios claros en el poema de que la toma de prisioneros era habitual, aunque no, acaso, en lo más álgido de las batallas (cf. 21.34-48).

INTR CONC NOTE
v335, Penéleo

VER ad 2.494.

INTR MITO NOTE
v335, Licón

Otro de los desconocidos que aparecen en este pasaje para ser asesinados por héroes aqueos. El nombre, único en la épica arcaica, será común en el mundo griego más tarde.

INTR MITO NOTE
v342, Meriones

VER ad 2.651.

INTR MITO NOTE
v342, Acamante

VER ad 2.823.

INTR MITO NOTE
v345, Idomeneo

VER ad 1.145. Como es de esperar, Meriones e Idomeneo combaten a menudo juntos en el poema.

INTR NARR MITO NOTE
v345, Erimante

El último de los “extras” que son asesinados por los aqueos en este pasaje. El nombre se repetirá en tan solo setenta versos para una víctima de Patroclo (VER ad 16.415), lo que, como observa Bas., muestra que el poeta tenía un stock de nombres tradicionales para estos desconocidos indispensables en la narración de las batallas.

INTR MITO NOTE
v353, ellas

Se trata de las ovejas y las cabras implicadas en “rebaños”.

INTR NARR NOTE
v358, el grande

La denominación “el grande” es típica para distinguir a Áyax Telamonio de Áyax Oilíada o “el menor” (VER ad 2.527).

INTR FORM NOTE
v365, Zeus extiende una tormenta

Zeus era el dios causante de la mayor parte de los fenómenos meteorológicos (VER ad 1.419).

INTR MITO NOTE
v367, no cruzaban de vuelta

Debe entenderse o bien el campo de batalla o bien, preferiblemente, el foso, del que se hablará enseguida.

INTR NARR NOTE
v371, la punta de la vara

VER ad 6.40.

INTR HIST NOTE
v381, inmortales, que a Peleo dieron los dioses como brillantes regalos

El verso falta en algunas fuentes, y es considerado una interpolación por la mayor parte de los críticos. Como se repite al final del canto (867), de todos modos, el hecho en sí mismo está establecido. Suele entenderse que los regalos fueron de bodas, puesto que el casamiento de Peleo y Tetis fue un evento de inmensa trascendencia y gran popularidad en la poesía posterior, al que asistieron todos los dioses y donde la pareja recibió numerosos regalos, entre los que se cuentan estos caballos, quizás la armadura de Aquiles (cf. 18.84-85) y la urna en donde será enterrado Aquiles (cf. 23.91-92). Leer más: Wikipedia s.v. Peleo.

INTR TEXT MITO NOTE
v384, se ha sobrecargado

Entiéndase, “de agua”, lo que explica por qué desbordan los ríos a partir de 389 (el suelo ha saturado su capacidad de absorción).

INTR NARR NOTE
v385, en un día de otoño

La temporada de lluvias en Grecia se extiende de noviembre a abril, con una concentración en los meses de noviembre y diciembre. Hesíodo (Erga 674-677) habla del otoño (oporinós) como la época de mayor cantidad de precipitación. Estas condiciones variaron con el tiempo, y recientemente han sido modificadas por el cambio climático (cf. Pnevmatikos y Katsoulis, 2006). Leer más: Pnevmatikos, J. D., y Katsoulis, B. D. (2006) The changing rainfall regime in Greece and its impact on climatological means”, Meteorol. Appl. 13, 331-345.

INTR HIST NOTE
v386, Zeus

VER ad 16.365.

INTR MITO NOTE
v387, en la asamblea

VER ad 1.54.

INTR CONC HIST NOTE
v393, las yeguas troyanas

VER ad 2.763. Aquí, la indicación sobre el sexo de los animales puede estar vinculada a la idea de que “corren”, que puede ligarse a las carreras de caballos, donde este debe haber sido importante.

INTR CONC NARR NOTE
v396, subir

“porque las ciudades más antiguas estaban en sitios elevados (cf. Tuc. 1.7.1)” (Janko, ad 394-8). Preservamos la traducción literal, que es transparente, si bien el sentido exacto del término aquí, por supuesto, es “entrar” (a menos que el poeta esté pensando en la elevación del terreno entre el río y la ciudad, en cuyo caso “subir” es la palabra precisa).

INTR TRAD HIST NOTE
v398, arrojándose sobre ellos

Se entiende que Patroclo ha descendido del carro y persigue a los troyanos a pie, pero el poeta no necesita aclarar esto (y en general, no lo hace), porque los receptores saben cómo luchaban los héroes míticos (VER ad 16.147).

INTR CONC NARR NOTE
v399, Prónoo

El primero de la lista de 12 extras por lo demás desconocidos (todos con nombres griegos) que Patroclo mata en esta androktasía antes de conseguir su victoria más importante en el canto, es decir, la muerte de Sarpedón (VER ad 16.419).

INTR MITO NOTE
v401, Téstor, hijo de Énope

Hay tres personajes de este nombre en el poema (además de este, el padre de Calcas en 1.69 y, en 12.394, el de un aqueo al que, curiosamente, asesina Sarpedón). También hay otros tres Énopes (asumiendo que no se trate del mismo personaje), todos padres de guerreros (5.707, 14.445 y 23.634).

INTR MITO NOTE
v402, en la caja bien pulida

Debemos asumir probablemente, con el escoliasta bT (ad 399-400, seguido por Janko, ad 399-400, y Bas., ad 403-404a) que se trata de la caja del carro de Prónoo y que Téstor sería su auriga, demasiado asustado como para huir. La “caja” es, por supuesto, la parte del carro donde van parados el guerrero y su auriga.

INTR NARR NOTE
v410, lo abandonó el ánimo

VER ad 4.470.

INTR CONC NOTE
v411, Erilao

El único personaje conocido llamado así (aparece, además de aquí, en Quinto de Esmirna, Posthoméricas 8.121), acaso un mero nombre inventado por el poeta sobre la base del habitual componente “eri-” (cf. e.g. 16.345, 415).

INTR MITO NOTE
v415, Erimante

VER ad 16.345, donde un tocayo es muerto por Idomeneo. Más allá del hecho de que se trata de un nombre de “stock”, puede ser un modo de vincular la lista de muertes en la androktasía anterior con este catálogo.

INTR FORM MITO NOTE
v415, Anfótero

Un personaje que solamente aparece aquí en la poesía homérica; comparte el nombre con un hijo de Alcmeón (cf. Wikipedia s.v. Amphoterus (son of Alcmaeon)).

INTR MITO NOTE
v415, Epalteo

Otro nombre que solo se encuentra en este pasaje.

INTR MITO NOTE
v416, Tlepólemo Damastórida

Solo aquí como personaje del bando troyano, pero un nombre habitual en la mitología y la historia de Grecia; es también el nombre de un hijo de Herácles, líder del contingente de Rodas (cf. 2.653-670), que fue asesinado por Sarpedón en un episodio relatado en 5.628-669. La aparición del nombre aquí no debe ser accidental, dado que este catálogo precede inmediatamente al combate entre el licio y Patroclo (VER ad 16.415). Damástor es el nombre de varios personajes mitológicos (incluyendo el del padre del pretendiente Agelao en Odisea).

INTR NARR MITO NOTE
v416, Equio

Tres personajes (o dos, si se interpreta que 1 y 2 son la misma persona) llevan este nombre en el poema: 1) el padre de Mecisteo, compañero de Áyax (8.333) e Idomeneo (13.422), 2) un héroe asesinado por el troyano Polites (en 15.339, ¡justo después de la muerte de Mecisteo!) y 3) esta víctima de Patroclo.

INTR MITO NOTE
v416, Pires

Un desconocido, que solo aparece en este pasaje.

INTR MITO NOTE
v417, Ifeo

Como Pires, un desconocido, que solo aparece aquí.

INTR MITO NOTE
v417, Evipo

Solo aquí como guerrero del bando troyano, pero es un nombre habitual en la Grecia antigua.

INTR MITO NOTE
v417, Argéada Polimelo

Polimelo solo aparece en este pasaje. Su padre, Argeas, comparte el nombre de una dinastía real en Macedonia.

INTR MITO NOTE
v419, sus compañeros, los de túnica sin cinto

Lit., “de khitônes sin mítra”. Los primeros son túnicas (VER ad 2.42), mientras que la segunda debe ser algún tipo de protección para el vientre, dada su descripción en 4.137 (“el cinto, que llevaba como guarda de su piel, cerco de las jabalinas”).

INTR FORM HIST NOTE
v421, los licios

VER ad 2.877.

INTR HIST NOTE
v426, dijo, claro, y del carro

El verso se repite completo en 4.419 y con variaciones en varios otros lados. Saltar del carro es una señal evidente de que un guerrero se prepara para combatir (VER ad 16.147 y VER ad 16.343).

INTR FORM NOTE
v427, bajó de la caja

Patroclo iba a pie la última vez que apareció, pero el poeta no necesita aclarar cada vez que se sube y se baja del carro, porque el auditorio entiende que esto está sucediendo todo el tiempo (VER ad 16.398).

INTR CONC NARR NOTE
v431, Crono

VER ad 4.59.

INTR MITO NOTE
v431, el hijo de Crono de retorcido ingenio

VER ad 2.205.

INTR FORM NOTE
v434, está decretado que

Lit. “es la moira que”. Sobre la relación entre los dioses olímpicos y la moira, VER ad 1.5.

INTR NARR MITO NOTE
v437, Licia

VER ad 2.877.

INTR HIST NOTE
v438, ahora mismo

En contraste a “más tarde”, entendiendo que Sarpedón está condenado a morir de una forma u otra. Zeus lo ha rescatado ya en el canto 5 (cf. 5.656-667, esp. 662), en su enfrentamiento con Tlepólemo, y es habitual que la muerte de los héroes se anticipe con una herida grave (cf. el caso de Héctor, herido por Áyax con una piedra en el canto 15).

INTR NARR FORM NOTE
v453, la vida y también el aliento

La psykhé (VER ad 1.3), el “hálito vital” o simplemente la vida, y el aión, el “fluido vital”, acaso identificado con la médula ósea (cf. DGE s.v. αἰών). Clarke (113-115) concluye de su análisis del uso del término en Homero que se refiere a la vida como proceso; perder o ser dejado por el aión es, por eso, morir, como perder o ser dejado por la psykhé o el thymós (VER ad 16.410). El verso constituye un típico doblete con valor poético.

INTR CONC NOTE
v454, a la Muerte y al dulce Sueño

La Muerte y el Sueño, personificados, son hermanos gemelos en diversas fuentes (e.g. Hesíodo, Th. 756-761 y abajo, 16.672; cf. Janko, ad 14.231). En Ilíada aparecen personificados aquí, y el segundo en la historia del engaño de Zeus en el canto 14.

INTR MITO NOTE
v456, hermanos y familiares

Era la responsabilidad de las personas cercanas al muerto encargarse de los ritos fúnebres, como sucederá con Patroclo en el canto 23. Dependiendo de la dimensión del funeral, la práctica puede incluir no solo la cremación y entierro, sino también la realización de juegos funerarios (que implica la provisión de premios para las competencias).

INTR CONC MITO NOTE
v463, Trasidemo

** El personaje, por supuesto, solo aparece en este pasaje, pero el nombre es común en la historia de Grecia.

INTR MITO NOTE
v468, exhalando el ánimo

VER ad 4.470.

INTR CONC NOTE
v470, Y los otros dos

Entiéndase, los otros dos caballos del carro.

INTR NARR NOTE
v472, Automedonte

VER ad 16.145.

INTR MITO NOTE
v488, las vacas de paso circular

VER ad 6.424.

INTR HIST NOTE
v492, Glauco

VER ad 2.876.

INTR MITO NOTE
v500, me despojan de las armas

VER ad 4.466.

INTR CONC HIST NOTE
v506, Los mirmidones retuvieron los caballos de aquel

VER ad 5.25, VER ad 5.26.

INTR CONC NOTE
v509, que no podía ir en su ayuda

Puesto que, como se mencionará enseguida, había sido herido en 12.387-391, donde se afirma que se retira del combate. Reaparece, sin embargo, en 14.426, en una lista de guerreros que protegen a Héctor, golpeado por una piedra de Áyax. La contradicción es muy suave y es claro que, dadas las circunstancias del episodio, no hay razón para pensar que, aun herido, Glauco no habría entrado entonces en acción junto con los demás. De todos modos, puede tratarse de un descuido del poeta, que lo incluye en el recuento de manera automática después de mencionar a Sarpedón.

INTR NARR MITO NOTE
v511, Teucro

VER ad 6.31.

INTR MITO NOTE
v527, Así habló rogando y lo escuchó Febo Apolo

VER ad 1.43.

INTR FORM NOTE
v534, hacia los troyanos

Se trata de los troyanos más importantes, los líderes, que aparecen juntos en diversos pasajes (cf. e.g. 15.329-340, 15.515-553).

INTR NARR NOTE
v535, Polidamante Pantoida

VER ad 11.57. Polidamante ha aparecido por última vez en 15.518-522, matando a un aqueo y salvándose con la ayuda de Apolo de una lanzada de Meges.

INTR NARR MITO NOTE
v535, Agenor

VER ad 4.467.

INTR MITO NOTE
v536, Eneas

VER ad 2.820.

INTR MITO NOTE
v543, el broncíneo Ares

VER ad 2.110.

INTR NARR MITO NOTE
v555, los Ayantes

Habiendo aparecido los dos Ayantes en la escena posterior a la entrada de los mirmidones al combate, el Menor (VER ad 2.527) en la androktasía propiamente (en 330-334) y el Grande (VER ad 1.138) algo después, persiguiendo a Héctor, es dable asumir aquí que la referencia es a ellos, y no al Telamonio y Teucro (VER ad 2.406).

INTR NARR MITO NOTE
v571, Agacles

Un personaje desconocido.

INTR MITO NOTE
v571, Epigeo

Personaje desconocido, que no forma parte del liderazgo de los mirmidones detallado en 168-197 y no comparte nombre con ningún otro extra en el poema.

INTR MITO NOTE
v572, Budeo

Lugar desconocido, que los testimonios ubican en Tesalia (en Ftía, según el escoliasta bT, o Magnesia, según Estaban de Bizancio, β 136) o en Beocia (existía también, según Esteban, también una Budeo en Frigia, que, por supuesto, no puede ser de la que se está hablando aquí). Si se tratara de una ciudad en Ftía, estaríamos ante un caso excepcional de un personaje que no se exilia en sentido estricto, sino que huye hacia su rey para pedir auxilio tras un homicidio (así, Janko, ad 570-4).

INTR HIST NOTE
v573, a un noble primo habiendo abatido

VER ad 2.662.

INTR MITO NOTE
v586, Estenelao, querido hijo de Itémenes

Dos desconocidos cuyos nombres solo aparecen aquí, si bien ambos están atestiguados históricamente.

INTR MITO NOTE
v594, Baticles

Otro de los muchos extras del canto y el poema, con un nombre parlante (“el de profunda fama”) que se desarrolla en la cláusula relativa que sigue.

INTR MITO NOTE
v595, Calcón

Otro desconocido que comparte nombre con diversos personajes mitológicos e históricos; es interesante destacar, con Janko (ad 593-9), que, según Hesíodo (Cat. fr. 43a.53-60), un Calcón fue nieto de Glauco, hijo de Sísifo, y por lo tanto pariente del Glauco homérico (VER ad 2.876). Si se trata del mismo personaje, estamos aquí ante un enfrentamiento entre primos lejanos.

INTR MITO NOTE
v595, la Hélade

No Grecia en sentido amplio, sino la región de este nombre en Grecia central que incluye Ftía y Tesalia, entre otras (cf. 2.683).

INTR HIST NOTE
v602, brío

VER ad 4.234.

INTR CONC FORM NOTE
v602, furor

VER ad 1.103.

INTR CONC NOTE
v604, a Laógono, osado hijo de Onétor

Ambos personajes son desconocidos.

INTR MITO NOTE
v605, Ideo

Zeus Ideo, esto es, del monte Ida (VER ad 2.821), que no debe confundirse con el monte Ida en la isla de Creta (VER ad 3.276). Leer más: Wikipedia, s.v. Monte Ida (Turquía).

INTR HIST MITO NOTE
v614, Y la punta

El verso falta en la mayor parte de nuestra tradición, de donde los corchetes.

INTR TEXT NOTE
v662, cuando la fuerte disputa esparció el Cronión

cf. 16.567.

INTR NARR FORM NOTE
v663, Y ellos

Los aqueos, probablemente mencionados aquí en conjunto como ganadores en esta fase del combate.

INTR FORM NOTE
v665, a sus compañeros

VER ad 5.26.

INTR CONC NOTE
v667, Febo

Sobre el significado y origen de este epíteto (en general hoy asociado al concepto de pureza), cf. Càssola (1997: 457-458) y Beekes, s.v. φοῖβος. Leer más: Càssola. F. (1997) Inni Omerici. Milano: Fondazione Lorenzo Valla.

INTR MITO NOTE
v669, bañalo

Los pasos habituales en Homero para el tratamiento de un cadáver son la purificación ritual (i.e., la limpieza del cuerpo) y el posterior vestido con algún tipo de mortaja (cf. Garland, 1985: 23-30). Ambas costumbres se preservan en época histórica y, de hecho, continúan siendo habituales en numerosas culturas. Leer más: Garland, R. (1985) The Greek Way of Death, Ithaca: Cornell University Press.

INTR MITO NOTE
v670, ungilo con ambrosía

Como afirman diversos intérpretes, el equivalente divino al aceite de unción, que probablemente se utilizaba para preservar los cadáveres de la descomposición durante los ritos funerarios y hacer la piel más agradable a la vista.

INTR MITO NOTE
v672, el Sueño y la Muerte

VER ad 16.454.

INTR MITO NOTE
v672, gemelos

Una idea que no se expresa de manera explícita en otro lado, pero muy coherente con la habitual asociación en el pensamiento griego (y muchos otros) entre la muerte y el sueño, reflejada, por ejemplo, en su origen común en Hes., Th. 212.

INTR MITO NOTE
v694, Adresto

Hay dos troyanos más de este nombre, uno que muere en una interesante secuencia en 6.37-65, y otro que, sin ser nombrado directamente pero aludido como “hijo de Mérope” (cf. 2.830-834), es asesinado por Diomedes en 11.328-334. Si bien se trata de un nombre de stock, no puede negarse la posibilidad de una cierta inconsistencia oral. No debe confundirse este personaje con el famoso héroe de los siete contra Tebas (VER ad 2.572), cuyo nombre estándar en español es “Adrasto”, pero que en griego es idéntico al de este verso.

INTR MITO NOTE
v694, Autónoo

Un griego de este nombre es asesinado por Héctor en su androktasía de 11.301-303. También allí aparece en un verso con otros dos guerreros caídos. El paralelismo con el presente pasaje es curioso, pero los extras suelen compartir nombres, por lo que no resulta sorprendente.

INTR MITO NOTE
v694, Equeclo

Otro Equeclo será muerto (junto con otro Mulio, VER ad 16.696) por Aquiles en 20.474-477.

INTR MITO NOTE
v695, Périmo Mégada

Dos personajes desconocidos que solo aparecen aquí.

INTR MITO NOTE
v695, Epístor

Otro extra que solo aparece en este verso para ser asesinado.

INTR MITO NOTE
v695, Melánipo

Un nombre muy común tanto en el mito como en la historia, que comparten tres troyanos muertos (además de este, en 8.276 por Teucro y en 15.546-584 por Antíloco) y un griego mencionado solo en 19.240.

INTR MITO NOTE
v696, Élaso

Un extra que solo aparece aquí.

INTR MITO NOTE
v696, Mulio

VER ad 11.739.

INTR MITO NOTE
v696, Pilartes

Otro troyano de este nombre es muerto por Áyax en 11.491.

INTR MITO NOTE
v705, igual a una deidad

Sobre el daímon, VER ad 1.222.

INTR CONC MITO NOTE
v712, en las puertas Esceas

VER ad 3.145.

INTR MITO NOTE
v717, Asio

Un personaje desconocido, que solo aparece en este pasaje y no debe confundirse con otros del mismo nombre, en particular con el importante Asio Hirtácida (cf. 2.837).

INTR MITO NOTE
v718, Hécabe

VER ad 6.251.

INTR MITO NOTE
v718, hijo de Dimante

No hay acuerdo en las fuentes respecto a quiénes eran los padres de Hécabe. Además de Dimante, se habla del tracio Ciseo (Eur., Hec. 3, con el comentario del escolio) y del río Sangario, que se menciona enseguida (Ferécides FGH 3, 136.) La identidad de su madre era un misterio tal que el emperador Tiberio escribió un tratado sobre el tema (Quae mater Hecubae fuerit).

INTR MITO NOTE
v719, Frigia

VER ad 2.862.

INTR HIST MITO NOTE
v719, las corrientes del Sangario

VER ad 3.187.

INTR HIST NOTE
v723, pronto te sería aciago apartarte de la guerra

La idea implícita es que, si Asio fuera más poderoso que Héctor, y Héctor quisiera apartarse de la guerra, Asio lo castigaría severamente.

INTR FORM NOTE
v727, Cebriones

Cebriones, como se dirá enseguida, es uno de los hijos bastardos de Príamo, y uno de los guerreros de mediana importancia en el campo troyano. Es el tercer auriga de Héctor, habiendo muerto los otros dos en el canto 8 (VER ad 16.465), pero combate en el frente en 12.91-92, cuando los troyanos dejan los carros para atacar la muralla.

INTR NARR MITO NOTE
v742, semejante a un acróbata

La idea es evidentemente que la combinación de la fuerza del golpe con la inercia del carro hace que Cebriones haga una suerte de salto mortal hacia atrás.

INTR NARR NOTE
v765, el Euro y el Noto

VER ad 2.145.

INTR HIST MITO NOTE
v773, de las cuerdas

lit. “del nervio” o “del tendón”, porque de este material estaban hechas las cuerdas de, entre otras cosas, los arcos.

INTR HIST NOTE
v777, que el Sol ocupó el centro del firmamento

Es decir, el mediodía o, más específicamente, el periodo que va desde algo antes del mediodía hasta la media tarde.

INTR NARR NOTE
v779, a la hora en que se sueltan los bueyes

Algo después del mediodía, como indica Aris., Aves 1499-1500 (cf. también Arato 825; Apolonio, Arg. 3.1340-1342). Después de trabajar toda la mañana, es natural que los animales deban descansar. Janko observa que “en el antiguo Gales también el arado cesaba al mediodía.”

INTR NARR HIST NOTE
v795, aulópico

VER ad 5.182.

INTR GRAM HIST NOTE
v796, no estaba dispuesto

ou thémis êen, es decir, lit. “no era la thémis” (VER ad 2.73).

INTR CONC NOTE
v805, La ceguera

VER ad 1.412.

INTR CONC NOTE
v807, un varón dárdano

Sobre los dárdanos, VER ad 2.816.

INTR HIST MITO NOTE
v808, Euforbo

Un personaje extraño, en la medida en que es virtualmente un desconocido, pero tiene un padre de cierto renombre (VER la nota siguiente) y aparece en uno de los episodios más trascendentes del poema, con una segunda aparición no demasiado lejos en un largo enfrentamiento contra Menelao que constituye la primera escena de la lucha en torno al cadáver de Patroclo (cf. 17.9-69), en la que este joven que superaba a todos sus coetáneos muere a menos de doscientos versos de haber aparecido.

INTR NARR MITO NOTE
v808, Pantoida

VER ad 3.146.

INTR MITO NOTE
v841, la sangrienta

Con el valor, por supuesto, de “manchada de sangre.”

INTR GRAM NOTE
v852, sin duda vos tampoco vivirás mucho tiempo

En efecto, Héctor morirá al día siguiente, que ocupa los cantos 19 a comienzos del 23.

INTR NARR NOTE
v856, la vida, volando de sus miembros

Sobre la psykhé y su partida del cuerpo como parte del proceso de morir, VER ad 16.410.

INTR CONC NARR NOTE