1 Así ellos se peleaban en la forma del ardiente fuego,
2 mas Antíloco a Aquiles fue como mensajero rápido de pies.
3 Y lo encontró frente a las naves de rectos cuernos,
4 pensando en su ánimo cosas que, por cierto, ya se habían cumplido;
5 y amargado, claro, le habló a su ánimo de corazón vigoroso:
6 “¡Ay de mí! ¿por qué acaso de nuevo los aqueos de largos cabellos
7 sobre las naves son hostigados, despavoridos, por la llanura?
8 ¡Que no me cumplan los dioses las malas angustias en mi ánimo,
9 como alguna vez mi madre me reveló y me dijo,
10 que el mejor de los mirmidones aun estando vivo yo
11 bajo las manos de los troyanos iba a abandonar la luz del Sol!
12 ¡Sin duda ha muerto el firme hijo de Menecio,
13 obstinado! Y yo que le ordenaba, tras rechazar el fuego destructor,
14 volver de nuevo a las naves, y no combatir con fuerza con Héctor.”
15 Mientras él estas cosas revolvía en sus entrañas y su ánimo,
16 le llegó cerca el hijo del brillante Néstor,
17 derramando cálidas lágrimas, y le dio este mensaje doloroso:
18 “¡Ahhh…! ¡Hijo del aguerrido Peleo, sin duda de un luctuoso
19 mensaje te enterarás, que ojalá no hubiera ocurrido!
20 Yace Patroclo, y combaten, ya ves, alrededor de su cadáver
21 desnudo, y aquellas, las armas, las tiene Héctor de centelleante casco.”
22 Así habló, y lo cubrió una negra nube de sufrimiento,
23 y con ambas manos tomando polvo ennegrecido
24 lo vertía sobre su cabeza, y se mancillaba su agraciado rostro,
25 y sobre toda la túnica perfumada se posaba la negra ceniza.
26 Y él mismo, tendido grande cuan grande era en el polvo
27 yacía, y con las queridas manos se mancillaba el cabello desgarrándolo.
28 Las esclavas que Aquiles y Patroclo habían tomado cautivas
29 afligidas en su ánimo gritaban fuerte, y puertas afuera salían
30 corriendo hacia los lados del aguerrido Aquiles, y con las manos todas
31 se golpeaban los pechos, y se aflojaron los miembros de cada una.
32 Y Antíloco del otro lado se lamentaba, vertiendo lágrimas,
33 tomando las manos de Aquiles, y gemía en su excelso corazón,
34 pues temía que cortara su garganta con el hierro.
35 Espantosamente aulló, y lo escuchó su venerable madre,
36 sentada en lo profundo del mar junto a su anciano padre,
37 y dio un alarido, claro, luego, y las diosas se reunieron a su alrededor,
38 todas, cuantas Nereidas había en lo profundo del mar.
39 Allí, claro, estaban Glauce, Talía, Cimódoce,
40 Nesea, Espío, Toe, Halíe de ojos de buey,
41 Cimótoe y además Actea y Limnoria,
42 y Melite e Iera y Anfítoe y Agavé,
43 Doto, Proto, Ferusa, Dinámene,
44 Dexámene y además Anfínome y Calianira,
45 Dóride y Pánope y la muy renombrada Galatea,
46 Nemertés y además Apseudés y Calianasa;
47 allí estaban Clímene, Ianira y además Ianasa,
48 Maira y Oritía y Amatea de bellas trenzas
49 y las demás, las Nereidas que había en lo profundo del mar.
50 De ellas incluso estaba llena la plateada caverna, y todas juntas
51 se golpeaban los pechos, y Tetis encabezaba el lamento:
52 “Escuchen, hermanas Nereidas, para que todas bien
53 sepan, oyéndome, qué angustias hay en mi ánimo.
54 ¡Ahhh… miserable de mí, ahhh… triste madre de un hijo excelente,
55 esta, puesto que parí un hijo insuperable y fuerte,
56 eminente entre los héroes! Y él creció igual a un retoño.
57 A él yo, tras criarlo como un brote en lo más elevado de un huerto,
58 lo envié sobre las curvadas naves hacia Ilión,
59 para que combatiera a los troyanos, y no lo recibiré de vuelta
60 al regresar a casa, hacia la morada de Peleo.
61 Y, mientras me vive y ve la luz del Sol,
62 se aflige, y para nada puedo protegerlo yendo con él.
63 Pero iré, para ver a mi querido hijo, y oír
64 qué pesar le llegó mientras permanecía lejos de la guerra.”
65 Tras hablar así, claro, dejó la caverna, y ellas con esta
66 fueron, llenas de lágrimas; y en torno a ellas las olas del mar
67 rompían, y cuando llegaron a la fértil Troya,
68 salieron a un promontorio una tras otra, donde, amontonadas,
69 las naves de los mirmidones estaban varadas alrededor del rápido Aquiles.
70 Y a este, que gemía profundamente, se le paró al lado la venerable madre,
71 y dando un agudo alarido abrazó la cabeza de su hijo,
72 y, claro, lamentándose dijo estas aladas palabras:
73 “Hijo, ¿por qué estás llorando? ¿Qué pesar te llegó a las entrañas?
74 Pronuncialo, no lo ocultes. Estas cosas, por cierto, fueron cumplidas
75 por Zeus, como por cierto antes rogaste levantando las manos,
76 que todos sobre las popas fueran acorralados, los hijos de los aqueos,
77 necesitados de vos, y sufrieran ultrajantes acciones.”
78 Y gimiendo profundamente le dijo Aquiles de pies veloces:
79 “Madre mía, esas cosas, en efecto, me las cumplió por completo el Olímpico,
80 pero ¿qué placer tienen para mí, después que se murió mi querido compañero,
81 Patroclo, al que yo honraba por encima de todos los compañeros,
82 igual que a mi propia cabeza? Lo perdí, y las armas Héctor,
83 tras destrozarlo, se las sacó, aterradoras, maravilla de ver,
84 bellas, esas que a Peleo los dioses le dieron como brillantes regalos,
85 ese día, cuando te arrojaron en la cama de un varón mortal.
86 ¡Ojalá vos allí, entre las inmortales del mar,
87 hubieras habitado, y Peleo hubiera conducido como esposa a una mortal!
88 Y ahora, para que vos además tengas una incontable pena en las entrañas
89 por tu hijo consumido, no lo recibirás de vuelta
90 al regresar a casa, ya que no me exhorta el ánimo
91 ni a vivir ni a estar entre los varones, si Héctor
92 no pierde primero la vida, golpeado por mi propia lanza,
93 y paga el despojo del Menecíada, de Patroclo.”
94 Y le dijo en respuesta Tetis, vertiendo lágrimas:
95 “¡De muerte veloz me serás, hijo, por como hablás!
96 Pues al punto, después del de Héctor, está dispuesto tu destino.”
97 Y le dijo, muy amargado, Aquiles de pies veloces:
98 “¡Al punto yo estuviera muerto, ya que por lo visto a mi compañero no iba
99 a ampararlo cuando lo mataran! Él muy lejos de la patria
100 pereció, y necesitó de mí para que fuera vengador de su ruina.
101 Y ahora, ya que nunca regresaré hacia la querida tierra patria,
102 ni en absoluto resulté una luz para Patroclo ni para mis compañeros,
103 para los demás, los muchos que fueron doblegados por el divino Héctor,
104 sino que estoy sentado junto a las naves como un inútil montón de tierra,
105 siendo tal, cual ninguno de los aqueos vestidos de bronce
106 en la guerra - mas en la asamblea hay también otros mejores.
107 ¡Ojalá la discordia de entre los dioses y los hombres desapareciera,
108 y también la ira, que incita incluso al muy sensato a enojarse,
109 que mucho más dulce que la miel destilada
110 en el pecho de los varones se acrecienta como humo!
111 Así ahora me irritó el soberano de varones Agamenón.
112 Pero dejemos lo pasado, aunque afligidos,
113 doblegando el querido ánimo en el pecho forzosamente.
114 Y ahora iré, para encontrar al destructor de la querida cabeza,
115 a Héctor, y yo recibiré mi muerte entonces, en el momento en que
116 Zeus quiera cumplirla, y los demás dioses inmortales.
117 Pues no, ni la fuerza de Heracles se escapó de la muerte,
118 aunque era el más querido por el soberano Zeus Cronión,
119 sino que la moira lo doblegó y la dura ira de Hera.
120 Así también yo, si en efecto me espera una moira semejante,
121 yaceré, después de muerto, mas ahora una noble fama deseo conseguir,
122 y a alguna de las troyanas y dardánidas de profundos regazos,
123 con ambas manos de las delicadas mejillas
124 limpiándose las lágrimas, incitar a gemir intensamente,
125 y que sepan que por tan largo tiempo yo me he abstenido de la guerra.
126 Y no me apartes del combate, aunque me quieras; no me persuadirás.”
127 Y luego le respondió la diosa Tetis de pies de plata:
128 “¡Sí, todo eso, hijo, es verdadero: no es malo
129 defender a los compañeros agobiados de la infranqueable destrucción.
130 Pero entre los troyanos están tus bellas armas,
131 broncíneas, resplandecientes; Héctor de centelleante casco de estas
132 se enorgullece, teniéndolas él mismo en los hombros, y afirmo que él
133 no por largo tiempo estará orgulloso, ya que su propia muerte está cerca.
134 Pero vos aun no te sumerjas en la pugna de Ares,
135 no antes de que me veas en tus ojos viniendo aquí,
136 pues volveré con la Aurora, junto con el Sol naciente,
137 trayendo bellas armas de parte del soberano Hefesto.”
138 Tras hablar así, claro, volvió la espalda a su hijo,
139 y dándose vuelta dijo entre sus hermanas marinas:
140 “Ustedes ahora sumérjanse en el vasto golfo del mar,
141 para ver al anciano marino y la morada de nuestro padre,
142 y decidle todas las cosas. Y yo hacia el gran Olimpo
143 iré, junto a Hefesto, famoso artesano, por si quiere
144 darle a mi hijo renombradas armas resplandecientes.”
145 Así habló, y ellas al punto se sumergieron bajo el oleaje del mar,
146 y ella, la diosa Tetis de pies de plata, por su parte, al Olimpo
147 iba, para llevarle a su querido hijo las renombradas armas.
148 A ella, claro, al Olimpo la llevaban los pies, mientras que los aqueos
149 con un griterío sobrenatural por Héctor matador de varones
150 puestos en fuga hacia las naves y al Helesponto llegaron.
151 Y ni siquiera a Patroclo los aqueos de buenas grebas
152 habrían alejado de las saetas, al cadáver, al servidor de Aquiles,
153 pues, en efecto, de nuevo lo alcanzaron a él la tropa y los caballos,
154 y Héctor, hijo de Príamo, semejante en brío a una llama.
155 Tres veces por detrás de los pies lo agarró el ilustre Héctor,
156 ansiando arrastrarlo, y recriminaba fuerte a los troyanos;
157 tres veces los dos Ayantes, cubiertos de impetuoso brío,
158 lo ahuyentaron del cadáver, mas él, firme, en su brío confiado,
159 unas veces se lanzaba hacia la refriega, otras veces, en cambio,
160 se quedaba parado gritando fuerte, y no retrocedía para nada.
161 Así como nunca pueden a un fogoso león de un cuerpo
162 alejar los pastores campestres, cuando está muy hambriento,
163 así, en efecto, no podían los dos Ayantes portadores de casco
164 a Héctor Priamida espantarlo del cadáver.
165 Y entonces se lo habría llevado y conseguido incalculable gloria,
166 si al Peleión la veloz Iris de pies de viento no hubiera
167 ido como mensajera para que se armara, corriendo desde el Olimpo,
168 a escondidas de Zeus y de los demás dioses, pues la envió Hera,
169 Y parándose cerca le dijo estas aladas palabras:
170 “Arriba, Pelida, el más imponente de todos los varones.
171 Ampara a Patroclo, a causa del que una horrible lucha
172 se instaló frente a las naves, y ellos se matan unos a otros,
173 los unos defendiéndose en torno al cadáver muerto,
174 y los otros para llevárselo hacia Ilión ventosa
175 arremeten, los troyanos, y en especial el ilustre Héctor
176 ansía arrastrarlo, y el ánimo lo incita a su cabeza
177 clavar sobre una estaca, tras cortarla del delicado cuello.
178 ¡Así que de pie, no sigas tirado! Que llegue a tu ánimo la vergüenza
179 de que Patroclo devenga juguete de las perras troyanas;
180 una afrenta para ti, si volviera mancillado el cadáver.”
181 Y luego le respondió Aquiles divino de pies rápidos:
182 “Diosa Iris, ¿cuál de los dioses te envía a mí como mensajera?”
183 Y le dijo en respuesta la veloz Iris de pies de viento:
184 “Hera me envía, la gloriosa esposa de Zeus,
185 y no lo sabe el Cronida de alto trono ni ningún otro
186 de los inmortales, que moran en el Olimpo de cumbre nevada.”
187 Y respondiendo le dijo Aquiles de pies veloces:
188 “¿Cómo he de ir hacia la turba? Tienen aquellos mis armas,
189 y mi madre querida no me deja armarme,
190 no antes de que a ella misma la vea en mis ojos viniendo,
191 pues asegura que traerá de lo de Hefesto una bella armadura.
192 Y no sé de ningún otro, de quién las renombradas armas ponerme,
193 si no es el escudo de Áyax Telamoníada.
194 Pero incluso este mismo, espero, se encuentra entre los primeros,
195 con la pica destrozándolos en torno a Patroclo muerto.”
196 Y le dijo en respuesta la veloz Iris de pies de viento:
197 “¡Nosotras ya sabemos bien que ellos tienen tus renombradas armas!
198 Pero igualmente yendo sobre el foso muéstrate a los troyanos,
199 por si, temiéndote, se alejan de la guerra
200 los troyanos, y respiran los belicosos hijos de los aqueos,
201 agobiados; escaso es el respiro en la guerra.”
202 Ella, claro, tras hablar así, partió, Iris de pies veloces,
203 mientras que Aquiles, caro a Zeus, se levantó, y Atenea alrededor
204 de sus fuertes hombros le colgó la égida borlada,
205 y alrededor de la cabeza la divina entre las diosas lo coronó con una nube
206 dorada, y hacía irradiar desde él una llama resplandeciente.
207 Así como cuando el humo, yendo desde una ciudad, llega al cielo,
208 desde lejos, desde una isla por toda la cual los enemigos combaten,
209 y ellos todo el día son juzgados por el abominable Ares,
210 saliendo de su ciudad, y junto con el Sol poniente
211 se encienden las hileras de hogueras, y el resplandor, hacia arriba
212 elevándose, aparece para que lo vean los vecinos,
213 por si acaso con sus naves van como vengadores de su ruina,
214 así desde la cabeza de Aquiles el fulgor iba al cielo.
215 Y se paró sobre el foso yendo desde la muralla, mas con los aqueos
216 no se mezcló, pues tenía en cuenta el denso encargo de su madre.
217 Entonces, parándose, bramó, y a lo lejos Palas Atenea
218 gritó, e impulsó entre los troyanos un inacabable tumulto.
219 Así como una conspicua voz, cuando una trompeta grita,
220 a causa de que rodean la ciudad los enemigos quebradores de vidas,
221 así entonces surgió la conspicua voz del Eácida.
222 Y ellos, cuando entonces oyeron la broncínea voz del Eácida,
223 a todos se les conmocionó el ánimo, y los caballos de bellas crines
224 dieron vuelta los carros, pues preveían dolores en el ánimo.
225 Los aurigas entraron en pánico, ya que vieron el incansable fuego
226 tremendo sobre la cabeza del esforzado Peleión
227 irradiando, y lo hacía irradiar la diosa Atenea de ojos refulgentes.
228 Tres veces sobre el foso gritó fuerte el divino Aquiles,
229 tres veces se turbaron los troyanos y los renombrados aliados.
230 Allí entonces incluso perecieron doce excelentes hombres
231 alrededor de sus carros y sus picas. Mientras, los aqueos,
232 alejando a Patroclo de las saetas con júbilo,
233 lo pusieron en sus lechos, y alrededor se pararon los queridos compañeros,
234 deshaciéndose en llanto, y entre ellos iba Aquiles de pie veloz
235 derramando cálidas lágrimas, ya que vio a su confiable compañero
236 yaciendo en la camilla, desgarrado por el agudo bronce,
237 a ese que había enviado con los caballos y el carro
238 a la guerra, y nunca recibió volviendo de nuevo.
239 Y al incansable Sol Hera venerable, la de ojos de buey,
240 lo envió a que regresara sobre las corrientes del Océano, no queriéndolo.
241 El Sol se sumergió, y los divinos aqueos hicieron cesar
242 la fuerte lucha y la igualadora guerra.
243 Y los troyanos, por su parte, del otro lado, de la fuerte batalla
244 retirándose, soltaron a los veloces caballos de los carros,
245 y se juntaron en asamblea antes de ocuparse de la cena.
246 Y estando todos de pie se hizo la asamblea, y ninguno se atrevió
247 a sentarse, pues a todos tenía el temblor, a causa de que Aquiles
248 había aparecido, y largo tiempo se había abstenido del doloroso combate.
249 Y entre ellos el prudente Polidamante empezó a hablar,
250 el Pantoida, pues él solo veía hacia delante y hacia atrás,
251 y era compañero de Héctor, y en la misma noche habían nacido,
252 pero uno, claro, en las palabras vencía, y el otro, por mucho, con la pica;
253 él con sensatez les habló y dijo entre ellos:
254 “Examinen bien las alternativas, amigos, pues yo, al menos, les aconsejo
255 ir ahora hacia la ciudad, no esperar a la divina Aurora
256 en la llanura junto a las naves; estamos muy lejos de las murallas.
257 Mientras ese varón se encolerizaba con el divino Agamenón,
258 entonces eran más fáciles de combatir los aqueos:
259 yo mismo me alegraba pasando la noche sobre las rápidas naves,
260 confiando en que tomaríamos las naves curvadas de ambos lados.
261 Y ahora temo terriblemente al Peleión de pie veloz,
262 cuán incontrolable es el ánimo de aquel, no querrá
263 esperar en la llanura, allí donde los troyanos y los aqueos
264 entre ambos se reparten en el medio el furor de Ares,
265 sino que en torno a la ciudad y las mujeres combatirá.
266 Así que vayamos a la ciudad, háganme caso, pues será así:
267 ahora ha frenado al Peleión de pie veloz la noche
268 inmortal, y si nos encuentra estando aquí
269 mañana, acometiendo con sus armas, ¡alguno a aquel
270 lo conocerá bien! Con júbilo, pues, llegará a la sagrada Ilión
271 el que huya, mas devorarán los perros y los buitres a muchos
272 de los troyanos - ¡ojalá esté esto lejos de mis oídos!
273 Y si hacemos caso a mis palabras, aunque preocupados,
274 esta noche mantendremos la fuerza en la asamblea, y a la ciudad las torres
275 y las elevadas puertas y las trabas sobre ellas ajustadas,
276 grandes, bien pulidas, encastradas, la preservarán.
277 Y temprano, con la Aurora, equipados con las armas
278 parémonos sobre las torres, y peor para él, si quiere,
279 viniendo desde las naves, en torno a la muralla combatir con nosotros.
280 De nuevo volverá a las naves, ya que a los caballos de erguidos cuellos
281 saciará de toda clase de corridas, errando al pie de la ciudad,
282 y su ánimo no lo dejará atacar dentro,
283 ni nos saqueará nunca; antes lo devorarán los ágiles perros.”
284 Y, por supuesto, mirándolo fiero le dijo Héctor de centelleante casco:
285 “Polidamante, vos ya no decís cosas queridas para mí,
286 que nos exhortás a ser acorralados en la ciudad, volviendo.
287 ¿Acaso aun no se hartaron, acorralados dentro de las torres?
288 Pues antes de la ciudad de Príamo los hombres meropes,
289 todos, contaban que tenía mucho oro, mucho bronce.
290 ¡Y ahora desaparecieron de las moradas los bellos tesoros,
291 y a Frigia y a la encantadora Meonia muchos
292 bienes fueron para ser vendidos, ya que nos aborreció el gran Zeus!
293 Y ahora, justo cuando me dio el hijo de Crono de retorcido ingenio
294 conseguir gloria sobre las naves y acorralar contra el mar a los aqueos,
295 bobo, ya no presentes estos pensamientos entre el pueblo,
296 pues ninguno de los troyanos te hará caso, pues no lo dejaré.
297 Pero, ¡vamos!, como yo diga, hagamos caso todos:
298 Ahora tomen la cena en el ejército por grupos,
299 y atiendan a la guardia, y cada uno quédese despierto,
300 y de los troyanos, el que insolentemente se inquiete por sus posesiones,
301 que recolectándolas se las dé a la gente para que las consuma el pueblo.
302 Que alguno de estos las aproveche es mejor a que lo hagan los aqueos.
303 Y temprano, con la Aurora, equipados con las armas
304 sobre las huecas naves despertemos al agudo Ares.
305 Y si de verdad junto a las naves se levanta el divino Aquiles,
306 peor para él, si quiere, será. Yo, por lo menos, de él
307 no huiré, yéndome de la lastimosa guerra, sino que muy de frente
308 me plantaré, ya se lleve él una gran victoria, ya acaso me la lleve yo.
309 Es común Enialio, e incluso mata al que viene a matar.”
310 Así decía Héctor, y lo celebraron los troyanos,
311 bobos, pues les arrebató las mientes Palas Atenea,
312 pues a Héctor aprobaban, que planeaba males,
313 y ninguno a Polidamante, claro, que daba un buen consejo.
314 Luego tomaron la cena en el ejército. Los aqueos, por su parte,
315 toda la noche gimieron llorando a Patroclo,
316 y entre ellos el Pelida encabezaba el sonoro lamento,
317 poniendo las manos matadoras de varones sobre el pecho de su compañero,
318 gimiendo muy densamente, como un bien barbado león,
319 ese al que un varón cazador de ciervos le rapta los cachorros
320 en el denso bosque, y él se aflige llegando más tarde,
321 y muchas hondonadas recorre rastreando las huellas del varón,
322 por si en algún lado lo hallara, pues una muy amarga ira lo toma,
323 así él, gimiendo profundamente, habló entre los mirmidones:
324 “¡Ay, ay! ¡Sin duda arrojé en vano mi palabra aquel día,
325 dándole ánimo al héroe Menecio en los palacios,
326 y le decía que hacia Opunte a su hijo lo conduciría famosísimo,
327 tras saquear Ilión y tomar nuestra parte del pillaje.
328 Pero Zeus no les cumple todos los pensamientos a los varones,
329 pues a ambos nos ha dado enrojecer la misma tierra
330 aquí mismo, en Troya, ya que a mí al regresar
331 no me recibirá en los palacios el anciano Peleo, conductor de carros,
332 ni mi madre Tetis, sino que aquí mismo me retendrá la tierra.
333 Y ahora, ya que al fin, Patroclo, iré después que vos bajo la tierra,
334 no te haré exequias antes de que traiga aquí de Héctor
335 las armas y la cabeza de tu esforzado matador.
336 Y a doce delante de tu pira decapitaré,
337 brillantes hijos de los troyanos, irritado por tu muerte.
338 Y, mientras, junto a las curvadas naves yacerás de este modo,
339 y alrededor tuyo las troyanas y dardánidas de profundos regazos
340 llorarán por las noches y los días, vertiendo lágrimas,
341 esas por las que nosotros nos esforzamos con la fuerza y la gran lanza,
342 los dos arrasando pingües ciudades de hombres meropes.”
343 Habiendo hablado así, ordenó a sus compañeros el divino Aquiles
344 que sobre el fuego pararan un gran trípode, para que rápidamente
345 lavaran a Patroclo las sangrientas manchas.
346 Ellos pararon el trípode lustral en el ardiente fuego,
347 y en él, claro, vertieron el agua, y, tomando madera, la quemaron debajo.
348 El fuego rodeaba la base del trípode, y se calentaba el agua.
349 Pero después de que hirvió el agua en el fulgurante bronce,
350 en ese momento lo bañaron y lo ungieron por completo con aceite,
351 y llenaron las heridas con un ungüento de nueve años.
352 Y, tras ponerlo en los lechos, lo cubrieron con una fina tela
353 de la cabeza a los pies, y encima, con una blanca capa.
354 Toda la noche luego, alrededor de Aquiles de pies rápidos,
355 los mirmidones gimieron llorando a Patroclo,
356 y Zeus le dijo a Hera, su hermana y esposa:
357 “Lo conseguiste ahora de nuevo, Hera venerable, la de ojos de buey:
358 levantaste a Aquiles de pies rápidos. ¡Sin duda realmente de vos,
359 de vos misma surgieron los aqueos de largos cabellos!”
360 Y luego le respondió Hera venerable, la de ojos de buey:
361 “Cronida, infeliz, ¿qué es esta palabra que dijiste?
362 Si hasta un hombre cualquiera puede cumplirle a un varón,
363 aunque es mortal y no sabe tantos planes,
364 ¡¿cómo yo, que afirmo ser la mejor de las diosas,
365 por ambas cosas, por linaje y porque tu esposa
366 soy llamada, y vos gobernás entre todos los inmortales,
367 no habría podido urdir males, resentida con los troyanos?!”
368 Así ellos tales cosas se decían el uno al otro,
369 y llegó Tetis de pies de plata a la morada de Hefesto,
370 inmortal, fulgurante, distinguida entre los inmortales,
371 broncínea, esa que él mismo había hecho, el de pies cojos.
372 Y lo encontró sudando, enroscado en torno a los fuelles,
373 apurándose, pues veinte trípodes en total fabricaba,
374 para pararlos junto a la pared de su bien cimentado palacio,
375 y debajo de cada una de las bases colocó doradas ruedas,
376 para que por sí solos entraran en los encuentros de los dioses
377 y de nuevo regresaran a su morada - maravilla de ver.
378 Esos, por cierto, hasta ese punto estaban completos, mas aun las asas
379 labradas no había instalado; las estaba armando, y forjaba sus sujeciones.
380 Mientras él en estas cosas se esforzaba con sagaz entendimiento,
381 le llegó cerca la diosa Tetis de pies de plata.
382 Y la vio, acercándose, Caris de lustroso velo,
383 bella, que había desposado el famosísimo lisiado,
384 y allí, claro, se aferró a su mano, la llamó y le dijo estas palabras:
385 “¿Por qué, Tetis de largo peplo, vienes a nuestra morada?
386 Sos respetada y querida, mas antes no solías para nada hacerlo.
387 Pero pasa delante, para que ponga junto a ti dones de hospitalidad.”
388 Tras hablar así, claro, la divina entre las diosas la condujo delante.
389 La hizo sentarse, luego, sobre un trono con clavos de plata,
390 bello, labrado, y debajo había un escabel para los pies.
391 Y llamó a Hefesto, famoso artesano, y le dijo estas palabras:
392 “Hefesto, ven aquí, Tetis ahora te necesita para algo.”
393 Y luego le respondió el famosísimo lisiado:
394 “¡Sin duda realmente una tremenda y respetable diosa tengo aquí,
395 que me salvó cuando me llegó un dolor tras caer lejos,
396 por voluntad de mi madre, cara de perra, que me quiso
397 esconder por ser cojo. Entonces habría sufrido dolores en el ánimo,
398 si Eurínome y Tetis no me hubieran recibido en su regazo,
399 Eurínome, hija del Océano de circular corriente.
400 junto a las que por nueve años forjé muchos bronces labrados,
401 y broches, curvados brazaletes y pendientes, y además collares
402 en la hueca caverna, y en torno la corriente del Océano
403 corría indescriptible, borboteando con espuma, y ningún otro
404 lo sabía, ni de los dioses ni de los hombres mortales,
405 pero Tetis y también Eurínome lo sabían, las que me salvaron.
406 Ella ahora viene a nuestra casa, y por eso es muy necesario
407 pagarle a Tetis de bellas trenzas todo el valor de mi vida.
408 Así que vos ahora colocá junto a ella bellos dones de hospitalidad,
409 mientras yo aparto los fuelles y todas las herramientas.”
410 Dijo, y de la base del yunque, prodigio resoplante, se alzó
411 cojeando, y las delgadas canillas se apuraron debajo.
412 Los fuelles, claro, los puso lejos del fuego, y todas las herramientas
413 con las que se esforzaba las recolectó en un cofre de plata;
414 con una esponja todo el rostro y las dos manos se enjugó,
415 y el macizo cuello y el hirsuto pecho,
416 y se puso una túnica, tomó el grueso cetro, y puertas afuera salió,
417 cojeando, y las criadas se apuraban debajo del soberano,
418 doradas, semejantes a doncellas dotadas de vida.
419 En estas hay pensamiento en las entrañas, e incluso voz
420 y vigor, y saben labores gracias a los dioses inmortales.
421 Ellas jadeaban a los lados del soberano, y él, por su parte, rengueando
422 se acercó a donde estaba Tetis, se sentó sobre un reluciente trono,
423 y allí, claro, se aferró a su mano, la llamó y le dijo estas palabras:
424 “¿Por qué, Tetis de largo peplo, vienes a nuestra morada?
425 Sos respetada y querida, mas antes no solías para nada hacerlo.
426 Decí lo que pensás, mi ánimo me ordena cumplirlo,
427 si puedo cumplirlo y si es posible que se cumpla.”
428 Y luego le respondió Tetis, vertiendo lágrimas:
429 “Hefesto, ¿acaso hay en verdad alguna, de cuantas diosas hay en el Olimpo,
430 que tales luctuosas angustias en sus entrañas haya soportado
431 como a mí me dio dolores por encima de todas el Cronida Zeus?
432 De entre las demás deidades marinas, solo a mí me sometió a un varón,
433 al Eácida Peleo, y aguanté el lecho de un varón,
434 no queriéndolo para nada. ¡Él, la luctuosa vejez
435 padeciendo, yace en los palacios! Y otros dolores tengo yo ahora,
436 ya que me dio que naciera y fuera criado un hijo
437 eminente entre los héroes, y él creció igual a un retoño.
438 A él yo, tras criarlo como un brote en lo más elevado de un huerto,
439 lo envié sobre las curvadas naves hacia Ilión,
440 para que combatiera a los troyanos, y no lo recibiré de vuelta
441 al regresar a casa, hacia la morada de Peleo.
442 Y, mientras me vive y ve la luz del Sol,
443 se aflige, y para nada puedo protegerlo yendo con él.
444 La joven, esa que como botín separaron para él los hijos de los aqueos
445 a esta la arrebató de sus manos el poderoso Agamenón.
446 Él, afligiéndose por ella, consumía sus entrañas, mientras que a los aqueos
447 los troyanos acorralaban sobre las popas, y puertas afuera
448 no los dejaban salir. Le suplicaban los ancianos
449 de los argivos, y muchos famosísimos regalos le enumeraron.
450 Allí, luego, se negaba a apartar la devastación él mismo,
451 pero envolvió a Patroclo con sus propias armas,
452 y lo envió a la guerra, y le encomendó a muchas tropas.
453 Todo el día pelearon junto a las puertas Esceas,
454 y habrían arrasado la ciudad ese mismo día, si Apolo
455 al firme hijo de Menecio, que había hecho muchos males,
456 no lo hubiera matado entre los primeros y le hubiera dado gloria a Héctor.
457 Por eso ahora vengo a tus rodillas, por si quisieras
458 darle a mi hijo de muerte veloz un escudo y un morrión
459 y bellas grebas ajustadas con tobilleras
460 y una coraza, pues la que tenía la perdió el confiable compañero,
461 doblegado por los troyanos, y él yace en el suelo, afligido en su ánimo.”
462 Y luego le respondió el famosísimo lisiado:
463 “Anímate, que estas cosas no te preocupen en tus entrañas.
464 Tanto desearía poder así de la lastimosa muerte
465 esconderlo lejos, cuando el horrible destino le llegue,
466 tanto como que habrá para él bellas armas, tales que cualquiera
467 de los muchos hombres que las vea se maravillará.”
468 Habiendo hablado así, la dejó allí mismo, y marchó hacia los fuelles,
469 y los giró hacia el fuego y los exhortó a que trabajaran.
470 Los fuelles por sus boquillas, veinte en total, exhalaban,
471 largando toda clase de alientos que encienden las llamas,
472 unas veces para asistirlo cuando se avivaba, a veces al contrario,
473 conforme Hefesto lo quisiera y el trabajo lo demandara.
474 Y arrojó el bronce en el fuego, inquebrantable, y estaño
475 y preciado oro y plata, mientras que luego
476 puso en la base del yunque el gran yunque, y tomó con una mano
477 el fuerte martillo, y con la otra tomó las tenazas.
478 Y hacía primero que nada el grande y macizo escudo,
479 ornamentándolo por todos lados, y en torno colocaba un borde reluciente,
480 triple, resplandeciente, y le ponía una plateada correa.
481 Y eran cinco, claro, las capas del escudo mismo, y en este
482 hacía muchos ornamentos con sagaz entendimiento.
483 Allí colocó la tierra, y allí el firmamento, y allí el mar,
484 el Sol incansable y la Luna llena,
485 y allí todos los portentos, con los que se corona el firmamento,
486 las Pléyades y las Híades y el vigor de Orión,
487 la Osa, que también llaman con el nombre de Carro,
488 que gira sobre sí misma y a Orión acecha,
489 y es la única que no tiene parte de los baños en el Océano.
490 Allí hizo dos ciudades de hombres meropes,
491 bellas. En una de estas había bodas y fiestas,
492 y desde los tálamos, bajo las antorchas relumbrantes, a las novias
493 conducían por la ciudad, y se elevaba un fuerte himeneo,
494 y los jóvenes bailarines giraban, y entre ellos, claro,
495 las flautas dobles y las forminges resonaban, y las mujeres,
496 paradas en los pórticos, se maravillaban, todas y cada una.
497 Y la gente estaba reunida en la asamblea, y allí una querella
498 se impulsaba, y dos varones querellaban a causa del pago
499 por un varón perecido; el uno demandaba pagar todo,
500 declarando ante el pueblo, y el otro se negaba a recibir nada,
501 y ambos ansiaban recibir el veredicto ante un árbitro.
502 Y la gente aplaudía a ambos, defensores de ambos lados,
503 y los heraldos, claro, contenían a la gente, y los ancianos
504 estaban sentados sobre pulidas piedras, en un sagrado círculo,
505 y tenían en las manos los cetros de los heraldos de voz sonora;
506 luego con ellos saltaban, y uno tras otro daban su juicio.
507 Y yacían, claro, en el medio dos talentos de oro,
508 para dárselos al que entre ellos dijera su juicio más rectamente.
509 Alrededor de la otra ciudad se asentaban dos ejércitos de tropas,
510 relumbrantes con sus armas, y dos planes distintos les agradaban,
511 o arrasarla, o todas las cosas dividir por la mitad,
512 los bienes que la deseable ciudad contenía dentro.
513 Mas ellos no se persuadían, y se armaban en secreto para una emboscada.
514 A la muralla, claro, las esposas queridas y los niños pequeños
515 la preservaban, parados encima, y los varones a los que retenía la vejez.
516 Y ellos iban, y los encabezaba, claro, Ares y Palas Atenea,
517 ambos dorados, y dorados vestidos vestían los dos,
518 los dos bellos y grandes con sus armas, como dos dioses reales,
519 muy visibles de ambos lados, y las tropas estaban debajo, más pequeñas.
520 Y ellos, cuando llegaron donde les pareció tender la emboscada,
521 en el río, donde había un abrevadero para todos los animales,
522 allí mismo se sentaron, envueltos en refulgente bronce.
523 Y entre ellos, luego, dos vigías se asentaron apartados de las tropas,
524 esperando que se viera el rebaño y las vacas de torcidos cuernos.
525 Y estas pronto surgieron, y las seguían dos pastores
526 entretenidos con las siringas, y para nada previeron la trampa.
527 Unos, viéndolas, se acercaron corriendo, y enseguida velozmente
528 cortaban el paso a la manada de vacas y los bellos rebaños
529 de blancas ovejas, y mataban además a los custodios del rebaño.
530 Los otros, cuando entonces escucharon el alboroto junto a las vacas,
531 sentados frente al lugar de la asamblea, al punto sobre los caballos
532 de ágiles pies subiendo los perseguían, y pronto los alcanzaron,
533 y parándose combatieron un combate junto a las orillas del río,
534 y se herían unos a otros con las picas de bronce.
535 Allí la Discordia, allí el Tumulto se juntaban, allí la destructiva Muerte,
536 a uno teniéndolo vivo y recién herido, a otro ileso,
537 y a otro muerto en la refriega lo arrastraba de los pies,
538 y el vestido sobre los hombros lo tenía rojo con la sangre de los hombres.
539 Y se juntaban, como mortales vivos, y combatían,
540 y los cadáveres caídos de unos y otros arrastraban.
541 Y allí ponía un suave barbecho, un pingüe campo,
542 vasto, tres veces arado, y muchos labradores en este
543 haciendo girar los yugos los conducían de acá para allá.
544 Y cada vez que dando la vuelta alcanzaban el final del campo,
545 a ellos luego en las manos una copa de vino dulce como la miel
546 les daba un varón acercándose, y ellos se volvían sobre los surcos,
547 ansiando llegar al final del profundo barbecho.
548 Y este se ennegrecía por detrás, y parecía arado,
549 aun siendo de oro. ¡Esta tamaña maravilla fabricaba!
550 Y allí ponía un recinto de altas espigas, y en él los jornaleros
551 recolectaban, teniendo en las manos las agudas hoces,
552 y unos brazados los dejaban caer en fila sobre la tierra entre los surcos,
553 y otros, los gavilladores los ataban en fardos.
554 Tres gavilladores estaban parados allí, mientras que detrás
555 unos niños, juntando los brazados en sus brazos, llevándoselos
556 continuamente los ponían a su lado, y el rey entre estos, en silencio,
557 teniendo el cetro estaba parado sobre un surco, alegre en su corazón.
558 Los heraldos, apartados, se ocupaban del banquete bajo una encina,
559 y, tras inmolar una gran vaca, la preparaban. Y las mujeres
560 esparcían mucha blanca harina como comida para los jornaleros.
561 Y allí ponía un viñedo muy rebosante de racimos,
562 bello, dorado, y por arriba había negras uvas,
563 y estaba todo parado con unos tutores de plata.
564 Y alrededor había una oscura zanja, y en torno extendió un cerco
565 de estaño, y una única senda había hacia él,
566 por la que iban los cargadores, cuando cosechaban el viñedo.
567 Las doncellas y los muchachos, con pensamiento juvenil,
568 en trenzadas canastillas llevaban el fruto dulce como la miel.
569 Y en medio de estos un niño con una clara forminge
570 la tañía encantadoramente, y cantaba a su son un bello canto de cosecha
571 con delicada voz, y ellos dando pasos al unísono,
572 con baile y con gritos brincando con sus pies lo acompañaban.
573 Y allí hizo una manada de vacas de rectos cuernos,
574 y las vacas estaban fabricadas de oro y de estaño,
575 y entre mugidos se apresuraban desde el estiércol hacia la pastura,
576 junto a un sonoro río, junto a una ondulante cañada,
577 y dorados pastores se encolumnaban con las vacas,
578 cuatro, y nueve perros de ágiles pies los seguían,
579 y dos espantosos leones entre las primeras vacas
580 tenían a un toro de fuerte bramido, y este, mugiendo mucho,
581 era arrastrado, y los perros lo perseguían, y los lozanos hombres.
582 Ellos dos, desgarrando el cuero de la gran vaca,
583 engullían las vísceras y la negra sangre, y los pastores
584 en vano azuzaban a los rápidos perros, alentándolos,
585 mas estos, aunque evitaban morder a los leones,
586 parados muy cerca ladraban y retrocedían.
587 Y allí hizo el famosísimo lisiado una pastura,
588 en una bella ladera, grande, de blancas ovejas,
589 y establos y tiendas techadas y rediles.
590 Y allí labraba el famosísimo lisiado un coro,
591 semejante a ese que alguna vez en la vasta Cnosos
592 Dédalo construyó para Ariadna de bellas trenzas.
593 Allí muchachos y doncellas de muchos bueyes de dote
594 bailaban teniéndose unos a otros las manos por las muñecas.
595 Y entre estos ellas tenían finos tejidos de lino, y ellos túnicas
596 bien tejidas vestían, por el aceite sutilmente radiantes.
597 Ellas además, claro, tenían bellas coronas, y ellos cuchillos
598 tenían, dorados, colgados de plateadas correas.
599 Y unas veces corrían con pies expertos,
600 muy fácilmente, como cuando una rueda ajustada a sus palmas
601 prueba un alfarero sentado, por ver si corre,
602 y otras veces corrían en columnas unos tras otros.
603 Y una gran turba estaba parada en torno al deseable coro,
604 entreteniéndose, [y entre ellos cantaba un divino aedo
605 tocando la forminge,] y dos acróbatas entre ellos
606 dirigían el baile, girando en el medio.
607 Y allí ponía el gran vigor del río Océano,
608 junto al borde extremo del escudo cuidadosamente hecho.
609 Pero después de que fabricó el grande y macizo escudo,
610 le fabricó, claro, una coraza más reluciente que el rayo del fuego,
611 y le fabricó un sólido casco, ajustado a sus sienes,
612 bello, labrado, y encima le puso un dorado penacho,
613 y le fabricó grebas de fino estaño.
614 Pero una vez que toda la armadura elaboró el famoso lisiado,
615 delante de la madre de Aquiles la puso, levantándola,
616 y ella, como un halcón, saltó desde el nevado Olimpo,
617 las armas resplandecientes de junto a Hefesto llevando.
v1, Así ellos

Entiéndase, los troyanos y los aqueos que pelean por el cuerpo de Patroclo.

INTR NARR NOTE
v2, Antíloco

VER ad 4.457. El héroe ha aparecido por última vez en 17.679-701, cuando Menelao le encomienda llevar la noticia de la muerte de Patroclo a Aquiles.

INTR MITO NARR NOTE
v2, Aquiles

VER ad 1.7. Aquiles ha aparecido por última vez en 16.231-256, suplicando a Zeus por el regreso a salvo de Patroclo, una evidente ironía.

INTR MITO NARR NOTE
v6, los aqueos de largos cabellos

VER ad 2.11.

INTR CONC HIST NOTE
v11, la luz del Sol

VER ad 1.475.

INTR TRAD MITO FORM NOTE
v12, el firme hijo de Menecio

VER ad 1.307.

INTR MITO NOTE
v21, desnudo

Esto es, desde luego, despojado de las armas, como se especificará enseguida.

INTR NARR NOTE
v35, y lo escuchó su venerable madre

VER ad 1.357, aunque en este caso hay también algo sobrenatural en la potencia del grito de Aquiles.

INTR MITO NOTE
v36, junto a su anciano padre

VER ad 1.358.

INTR MITO NOTE
v38, cuantas Nereidas había en lo profundo del mar

Las Nereidas son diosas marinas hijas de Nereo (VER ad 1.358). Como grupo tienen roles muy secundarios en la tradición, y es probable que muchas sean solo nombres inventados por conveniencia para este catálogo y el paralelo de Hes., Th. 243-262, pero algunas de ellas (como, sin ir más lejos, Tetis), tienen su propia trayectoria mitológica (VER ad 18.45).

INTR MITO NOTE
v39, Glauce

Una de las Nereidas desconocidas, con un nombre parlante asociado al mar, armado sobre el adjetivo glaukós (“refulgente”, cf. 16.34). Aparece en Hes., Th. 244.

INTR MITO FORM NOTE
v39, Talía

Otra desconocida, que comparte nombre con una Musa (Hes., Th. 77) y una Gracia (Hes., Th. 909), aunque también está en el catálogo hesiódico (Th. 245)

INTR MITO FORM NOTE
v39, Cimódoce

Descrita por Hesíodo (Th. 252) como “la que calma las olas [kýmata] en el nebuloso mar”, junto con Cimatolega y Anfitrite. Es, obviamente, otra desconocida con nombre marino.

MITO FORM NOTE
v40, Nesea

Derivado de nêsos, “isla” (VER ad 18.39), también aparece en Hes., Th. 249.

INTR MITO FORM NOTE
v40, Espío

De speîos, “caverna” (VER ad 18.39), aparece en un verso muy parecido a este en Hes., Th. 245.

INTR MITO FORM NOTE
v40, Toe

La “rápida”, posiblemente un simple nombre de stock, aunque no puede descartarse que se esté pensando en el epíteto típico de las naves (VER ad 18.39, y cf. 1.12, 371, etc.)

INTR MITO FORM NOTE
v40, Halíe de ojos de buey

hals es el mar en griego (VER ad 18.39), y las Nereidas son descritas en conjunto como halíai en 86. Sobre el epíteto, VER ad 1.551.

INTR MITO FORM NOTE
v41, Cimótoe

La “rápida como las olas” (de kýma + thoé) o la que “corre entre las olas” (de kýma + thóo) - VER ad 18.39). Aparece también en Hes., Th. 245.

INTR MITO FORM NOTE
v41, Actea

De akté, “promontorio” (VER ad 18.39). Aparece también en Hes., Th. 249, junto con Nesea.

INTR MITO FORM NOTE
v41, Limnoria

De limné + óros u óre, bien “la de alta mar” o “la que se cuida de la superficie” (VER ad 18.39).

INTR MITO FORM NOTE
v42, Melite

De méli, “miel” o “dulce”. Aunque aparece en Th. 247, debe ser un nombre de stock, porque se utiliza para una Océanide en HH 2.420.

INTR MITO FORM NOTE
v42, Iera

La etimología no es segura. Podría estar vinculado con hierós (“sagrada”, pero también “fuerte”) o con un antiguo viarós (“rápida”). Quizás sea un nombre de stock, pero no se encuentra en ningún otro lado.

INTR MITO FORM NOTE
v42, Anfítoe

“La muy rápida” o “la que corre para todos lados” (el segundo elemento es el mismo que el que compone el nombre de Toe - VER ad 18.40).

INTR MITO FORM NOTE
v42, Agavé

“La admirable” o “la brillante”. Podría estar ligado al mar (VER ad 18.39), pero más probablemente sea un nombre de stock, porque, aunque esta Nereida aparece también en Hes., Th. 247, comparte nombre con una náyade mencionada en Th. 976.

INTR MITO FORM NOTE
v43, Doto

“La dadora”, que Bas. (con referencias) asocia a los dones del mar (VER ad 18.39), pero en realidad es un elemento habitual en nombres griegos (cf. Dóride en 45 y Eudora en Th. 244). Este verso completo se repite en Th. 248.

INTR MITO FORM NOTE
v43, Proto

Bien ligado a prótos, “la primera”, o a peproménon, “la destinada”(?).

INTR FORM NOTE
v43, Ferusa

“La que lleva” (las naves o los dones del océano, seguramente - VER ad 18.39).

INTR MITO FORM NOTE
v43, Dinámene

“La que puede”, quizás. El vínculo con dýnamai es claro, y es un argumento típico en las súplicas a los dioses el “da porque puedes dar”.

INTR FORM NOTE
v44, Dexámene

“La que recibe” (de dékhomai), ligado a las naves (así, Bas. - VER ad 18.39) o, habida cuenta de la proximidad con Dinámene (VER ad 18.43), a las súplicas (así, Edwards).

INTR MITO FORM NOTE
v44, Anfínome

Debe ser un nombre de stock para una mujer noble, paralelo al masculino Anfínomo que se halla en Od. 16.394. De todas maneras, “la de muchas pasturas” podría vincularse al mar también (VER ad 18.39), en una metáfora algo forzada, entendiendo “pasturas” como “alimento” en sentido amplio.

INTR MITO FORM NOTE
v44, Calianira

“La de bellos hombres”, ¿quizás ligado a las islas (VER ad 18.39)?

INTR MITO FORM NOTE
v45, Dóride

La misma etimología que su hermana Doto (VER ad 18.43). Curiosamente, es el nombre de la Oceánide madre de las Nereidas (cf. Hes., Th. 241 y 350), por lo que quizás sea un nombre de stock. Este mismo verso aparece (con cambio de epíteto para Galatea) en Th. 250.

INTR MITO FORM NOTE
v45, Pánope

“La que ve todo”. Edwards afirma que es un nombre común en poetas posteriores, pero no he podido verificarlo (aunque esta Nereida protagoniza el séptimo Diálogo Marino de Luciano).

INTR FORM RECE NOTE
v45, la muy renombrada Galatea

Un adecuadísimo epíteto, porque esta Galatea es la famosa enamorada del cíclope Polifemo, de vasta trascendencia en la literatura occidental. Quizás su nombre derive de gála, “leche”, referido a la espuma blanca del Océano (VER ad 18.39). Leer más: Wikipedia s.v. Galatea.

INTR MITO FORM RECE NOTE
v46, Nemertés y además Apseudés

“La infalible” y “la verdadera”, dos atributos de Nereo (cf. Hes., Th. 233 y 235); es un ejemplo de la práctica tradicional de nombrar al hijo con una característica del padre (cf. Higbie, 1995: 11-12). Nemertés es la última de las Nereidas del catálogo hesiódico (Th. 262). Leer más: Higbie, C. (1995) Heroes’ Names, Homeric Identities, New York: Garland Publishing.

INTR MITO FORM NOTE
v46, Calianasa

“La bella protectora”, quizás, derivado de ánax y kalós. Puede ligarse a sus hermanas recién mencionadas, y más probablemente a Dinámene y Dexámene (VER ad 18.44).

INTR FORM NOTE
v47, Clímene

“La famosa”. Es un nombre de stock (cf. 3.144; Od. 11.326; Hes., Th. 351 y 508).

INTR FORM NOTE
v47, Ianira

Un nombre de stock (cf. Hes., Th. 356; HH 2.422), compuesto de un elemento inicial vi-, “fuerza” y anér, “varón”.

INTR FORM NOTE
v47, Ianasa

Aunque no está registrado en otro lado, probablemente un nombre de stock como el de Ianira (VER la nota anterior), con anax, “soberano” en lugar de anér.

INTR FORM NOTE
v48, Maira

“La deslumbrante” (de marmaíro) quizás relacionado al mar (VER ad 18.39), pero es posiblemente un nombre de stock (cf. Od. 11.326).

INTR MITO FORM NOTE
v48, Oritía

Quizás “la que corre contra la montaña” o “desde la montaña”, vinculado con el mar (VER ad 18.39). Bas. recuerda que es el nombre de la hija de Erecteo que será raptada por Bóreas (cf. Wikipedia, s.v. Oritía (hija de Erecteo)).

INTR MITO FORM NOTE
v48, Amatea

“Amatea” debe estar vinculado a ámathos, “arena” (VER ad 18.39).

INTR MITO FORM NOTE
v55, esta, puesto que parí

La trabada sintaxis reproduce la del griego, donde en realidad este verso da inicio a una oración con anacoluto.

INTR TRAD NOTE
v57, en lo más elevado de un huerto

El lugar más seguro, protegido de los predadores, los insectos y, desde luego, las inundaciones.

INTR NARR NOTE
v61, la luz del Sol

VER ad 1.475.

INTR TRAD MITO FORM NOTE
v84, a Peleo los dioses le dieron como brillantes regalos

Sobre los regalos de boda de Peleo y Tetis, VER ad 16.381.

INTR MITO NOTE
v106, en la asamblea hay también otros mejores

Sobre la doble excelencia heroica, VER ad 1.77.

INTR CONC NOTE
v107, la discordia

VER ad 1.177. Aunque entendemos que Aquiles se refiere aquí al concepto abstracto, no a la diosa, la elección de este concepto no deja de ser significativo tomando en cuenta el rol de la diosa en el origen de la guerra de Troya.

INTR MITO NARR NOTE
v111, el soberano de varones Agamenón

VER ad 1.7.

INTR MITO NOTE
v117, la fuerza de Heracles

VER ad 2.658.

INTR MITO NOTE
v119, la moira lo doblegó

VER ad 1.286.

INTR CONC NOTE
v121, una noble fama

VER ad 2.325.

INTR CONC NOTE
v122, dardánidas

VER ad 2.819.

INTR MITO HIST NOTE
v122, de profundos regazos

La referencia es a los pliegues de los vestidos típicos de las mujeres (VER ad 3.228).

INTR HIST NOTE
v134, en la pugna de Ares

VER ad 2.110.

INTR MITO NOTE
v135, en tus ojos

VER ad 1.587.

INTR FORM NOTE
v136, volveré con la Aurora

Sobre la Aurora, VER ad 1.477.

INTR CONC MITO NOTE
v137, de parte del soberano Hefesto

VER ad 1.571.

INTR MITO NOTE
v150, hacia las naves y al Helesponto llegaron

VER ad 1.12, VER ad 2.845.

INTR NARR HIST NOTE
v152, al servidor de Aquiles

VER ad 1.321.

INTR CONC NOTE
v154, brío

VER ad 4.234.

INTR CONC FORM NOTE
v157, los dos Ayantes

VER ad 16.555. Siempre deben ser Áyax de Oileo y el Telamonio durante el combate en torno al cuerpo de Patroclo, en el que se han destacado especialmente.

INTR NARR NOTE
v165, se lo habría llevado y conseguido incalculable gloria

VER ad 1.279, VER ad 4.463. Aquí, además de la gloria habitual de la captura del cadáver, debe destacarse que Héctor podría declarar una victoria general en la batalla si obtuviera el de Patroclo en este punto.

INTR CONC NARR FORM NOTE
v166, Peleión

VER ad 16.195.

INTR NARR FORM NOTE
v166, Iris de pies de viento

VER ad 2.786.

INTR MITO NOTE
v178, Que llegue a tu ánimo la vergüenza

VER ad 4.242.

INTR CONC NOTE
v193, el escudo de Áyax Telamoníada

VER ad 1.138.

INTR MITO NOTE
v195, destrozándolos

Entiéndase, a los “primeros” del bando troyano.

INTR NARR NOTE
v203, Atenea

VER ad 1.194.

INTR MITO NOTE
v204, la égida borlada

VER ad 1.202. Aunque la descripción quizás sugiera que en esta escena la égida se concibe como un manto, la mención del escudo de Áyax en 193 y en general la importancia de esta pieza de armamento en el canto recomienda imaginarla aquí, como en general en el poema, como un escudo.

INTR MITO NOTE
v208, desde lejos

Nótese que está implícita aquí la perspectiva de un observador, que puede ver el humo “desde lejos” (así, AH).

INTR NARR NOTE
v209, todo el día

VER ad 2.385.

INTR CONC NOTE
v221, Eácida

VER ad 2.860.

INTR FORM NOTE
v240, las corrientes del Océano

VER ad 1.423.

INTR MITO NOTE
v246, estando todos de pie

Sobre la dinámica normal de la asamblea, VER ad 1.58.

INTR CONC NARR NOTE
v249, Polidamante

Sobre Polidamante, VER ad 11.57. Esta es su última y más importante aparición en el poema, después de dos breves intervenciones en 16.535 y 17.599-600.

INTR MITO NARR NOTE
v250, el Pantoida

Sobre Pántoo, VER ad 3.146.

INTR MITO NOTE
v250, él solo veía hacia delante y hacia atrás

VER ad 1.343.

INTR CONC NARR FORM NOTE
v271, los perros y los buitres

VER ad 1.4, VER ad 1.5.

INTR CONC NOTE
v274, mantendremos la fuerza en la asamblea

Probablemente debe interpretarse como un caso excepcional de agoré con el valor exclusivo “lugar físico de la asamblea [entiéndase: en Troya]” (VER ad 1.54) que será común en griego posterior y ha pasado a nuestro idioma en “ágora”. La propuesta de Polidamante parece ser, como sugiere Cerri, que el ejército vuelva a la ciudad, pero no se disperse, sino que se mantenga congregado hasta la mañana.

INTR CONC NARR NOTE
v288, los hombres meropes

VER ad 1.250.

INTR TRAD FORM NOTE
v291, a Frigia y a la encantadora Meonia

VER ad 2.862, VER ad 2.864. Se trata, como puede verse, de dos regiones de Asia Menor aliadas a los troyanos.

INTR HIST MITO NOTE
v293, el hijo de Crono de retorcido ingenio

VER ad 2.205.

INTR FORM NOTE
v309, Es común Enialio, e incluso mata al que viene a matar

Sobre Enialio, VER ad 2.651.

INTR MITO NOTE
v325, al héroe Menecio

VER ad 11.605.

INTR MITO NOTE
v326, hacia Opunte

VER ad 2.531, y cf. 84-90 sobre el exilio de Patroclo.

INTR MITO NOTE
v338, de este modo

Esto es, sin enterrar.

INTR NARR NOTE
v344, que sobre el fuego pararan un gran trípode

VER ad 22.164.

INTR HIST RELI NOTE
v353, una blanca capa

VER ad 2.43.

INTR HIST NOTE
v382, Caris

O, quizás, “la Gracia de lustroso velo”, si se está utilizando aquí la misma versión transmitida por Hes., Th. 945-946, en la que Aglaia, una de las Gracias (VER ad 5.338) es esposa de Hefesto. El personaje no tiene aparición fuera de este pasaje. La contradicción con Od. 8.269-270 ha dado lugar a numerosas interpretaciones ya en la Antigüedad, pero dos posturas generales pueden identificarse: bien se elige esta versión para evitar la incomodidad de poner a Afrodita, una diosa pro-troyana, en la escena (así, entre otros, Edwards), bien Caris es una alegoría por las habilidades artesanales de Hefesto (así, entre otros, Leaf).

INTR MITO INTP NOTE
v385, de largo peplo

VER ad 3.228.

INTR FORM HIST NOTE
v398, Eurínome

Según Hesíodo (Th. 358 y 907-909), hija de Océano y la titánide Tetis (Tethýs, que no debe confundirse con la madre de Aquiles, Thétis), y madre de las Gracias (VER ad 5.338), lo que podría hacerla suegra de Hefesto (VER ad 18.382), explicando su preeminencia en este discurso.

INTR MITO NOTE
v399, Océano de circular corriente

VER ad 1.423. Su corriente es “circular” (lit. “que vuelve sobre sí misma”) porque rodea la tierra.

INTR MITO NOTE
v448, los ancianos

VER ad 2.21. Aquí, por supuesto, el término está usado en sentido amplio.

INTR TRAD FORM NOTE
v453, Todo el día pelearon junto a las puertas Esceas

Sobre las puertas Esceas, VER ad 3.145.

INTR MITO NOTE
v454, Apolo

VER ad 1.9.

INTR MITO NOTE
v457, Por eso

Comienza la parte final del discurso (VER ad 18.429), el pedido de la armadura. Interesantemente, el “por eso” que lo abre en realidad recién se explicita en 460, aunque la pérdida de la armadura está implícita en 451 y 454b-456.

INTR LITE ESTR NOTE
v457, vengo a tus rodillas

VER ad 1.500.

INTR MITO HIST NOTE
v459, bellas grebas ajustadas con tobilleras

VER ad 1.17.

INTR HIST MILI NOTE
v485, los portentos, con los que se corona el firmamento

Es decir, las constelaciones, para los griegos diferentes figuras mitológicas que recorren eternamente el firmamento.

INTR MITO NOTE
v486, las Pléyades

En la mitología griega, las Pléyades son las siete hijas del titán Atlas y la ninfa Pléyone, madres con diferentes dioses (en particular Zeus y Poseidón) de figuras de considerable importancia en la tradición (entre otros, Hermes, Dárdano y Lacedemón). Hay diferentes versiones de su catasterismo, aunque quizás la aparición de Orión en este verso sugiere que el poeta está pensando en la que lo explica como regalo de Zeus para que las ninfas pudieran escapar de este monstruo. En astronomía, las Pléyades son un cúmulo estelar en la constelación Tauro, el más visible a simple vista desde la tierra. Su orto helíaco (en mitad de mayo, en la Antigüedad) marcaba el comienzo de la cosecha en Grecia, mientras que su descenso al Océano (al principio de noviembre) el inicio de la siembra y de la época de lluvias (cf. Hes., Erga 383-384, 614-623). Leer más: Wikipedia s.v. Pléyades (mitología) y **Pléyades (astronomía).

INTR MITO CIEN NOTE
v486, las Híades

Generalmente consideradas hermanas de las Pléyades (VER la nota anterior), las Híades son un grupo de ninfas (cinco o seis) conocidas ante todo por haber sido nodrizas de Dioniso. En astronomía, las Híades son, como las Pléyades, un cúmulo estelar de cientos de estrellas en la constelación Tauro, el cúmulo abierto más cercano a la tierra y el mejor estudiado. Su descenso al Océano es otro indicador mencionado por Hesíodo para el comienzo de la época de lluvias. Leer más: Wikipedia s.v. Híades y Híades (astronomía).

INTR MITO CIEN NOTE
v486, el vigor de Orión

Orión es un cazador mitológico, muerto por una flecha de Ártemis o por la picadura de un escorpión y catasterizado tras su muerte en la constelación del mismo nombre, una de las más prominentes del cielo, visible en ambos hemisferios y asociada por proximidad con la del Can. Leer más: Wikipedia s.v. Orión (constelación) y Orión (mitología).VER ad 22.29.

INTR MITO CIEN NOTE
v487, la Osa, que también llaman con el nombre de Carro

La constelación de la Osa o el Carro (la segunda designación en general restringida al grupo principal de siete estrellas) permanece visible todo el año en el hemisferio norte (i.e. no se “sumerge en el Océano”; cf. 489). En la mitología griega, es el resultado del catasterismo de la ninfa Calisto, hija de Licaón de Arcadia (VER ad 2.826), y transformada en osa por Ártemis o Hera tras ser seducida por Zeus, que la eleva al firmamento para prevenir que su hijo la mate por accidente. Leer más: Wikipedia s.v. Ursa Major.

INTR MITO CIEN NOTE
v488, a Orión acecha

Porque Orión continúa persiguiendo fieras aun después de su catasterismo (cf. Od. 11.572-575, donde su psykhé sigue cazando en el inframundo), de modo que la Osa lo contempla para prevenirse de un ataque.

INTR MITO NARR CIEN NOTE
v489, es la única que no tiene parte de los baños en el Océano

VER ad 18.487. Esto, desde luego, no es correcto en general, pero sí entre las constelaciones mencionadas.

INTR CIEN NOTE
v492, desde los tálamos

Porque parte del rito de boda en Grecia Antigua consistía en el traslado de la novia de la casa del padre a la casa de su marido (cf. Wikipedia, s.v. Matrimonio en la Antigua Grecia).

INTR HIST NOTE
v493, se elevaba un fuerte himeneo

El himeneo es un tipo de canto lírico específico para celebraciones de bodas, que solía incluir el estribillo hymén, o, hymenaîe, quizás una invocación a una figura divina protectora del matrimonio.

INTR HIST RELI NOTE
v495, las flautas dobles

El aulós, un instrumento de viento estándar en la Grecia Antigua con un sonido similar al de un oboe moderno, que se tocaba colocando dos boquillas independientes en la boca. Cf. detalles e imágenes en Wikipedia, s.v. Aulós (instrumento), y ejemplos de su modo de uso y sonido en Aulos from ancient Greek and Roman times music by Max Brumberg y Stefan Hagel plays the Hellenistic Aulos.

INTR HIST NOTE
v495, las forminges

VER ad 1.603.

INTR CONC HIST NOTE
v499, el uno demandaba pagar todo

Aunque ha sido motivo de algún debate entre los críticos, el consenso actual es que la disputa es sobre la naturaleza exacta de la pena que corresponde en este homicidio particular. El asesino reclama que lo que corresponde es un pago (de donde “demandaba pagar todo”), mientras que la familia de la víctima exige otro tipo de castigo, quizás la muerte o el exilio (VER ad 2.662), por lo que se niega a “recibir nada”.

INTR NARR NOTE
v503, los heraldos

VER ad 1.321. Su función aquí es la habitual en asambleas.

INTR CONC RELI NOTE
v503, los ancianos

VER ad 2.21. Es imposible saber si estos ancianos lo son en sentido literal, o la referencia es a los principales varones del pueblo.

INTR TRAD NARR FORM NOTE
v505, tenían en las manos los cetros de los heraldos de voz sonora

VER ad 1.234.

INTR CONC NOTE
v507, dos talentos de oro

VER ad 23.269.

INTR CONC NOTE
v513, Mas ellos

Entiéndase, los defensores, que no estaban dispuestos a aceptar ninguna concesión.

INTR NARR NOTE
v513, se armaban en secreto para una emboscada

VER ad 1.227.

INTR CONC NOTE
v526, entretenidos con las siringas

La siringa es la flauta de Pan, un típico instrumento pastoril en la Grecia Antigua (cf. Wikipedia, s.v. Flauta de Pan y ejemplo de su uso en Ancient Music - Pan Flute (Syrinx) by Giannis Pantazis).

INTR CONC HIST NOTE
v530, Los otros

Es decir, los sitiadores.

INTR NARR NOTE
v531, sobre los caballos

VER ad 1.383. Los guerreros se suben a los carros para llegar lo antes posible al lugar de la emboscada.

INTR FORM MILI NOTE
v535, la Discordia

VER ad 1.177.

INTR MITO NOTE
v535, el Tumulto

La palabra kydoimós es habitual en descripciones de batallas, pero este es el único lugar en donde aparece personificada como una divinidad.

INTR CONC MITO NOTE
v535, la destructiva Muerte

VER ad 2.302. Solo aquí este “espíritu de la muerte” está indebatiblemente personificado.

INTR CONC FORM NOTE
v537, lo arrastraba de los pies

VER ad 4.463.

INTR CONC NARR FORM NOTE
v541, un suave barbecho

Como en general en las sociedades premodernas, los griegos dejaban la mitad de la tierra de labranza en barbecho para permitir que se recuperara, labrándola (tres veces, como se señalará enseguida - cf. también Hes., Erga 462-464, donde están también implicados tres arados) para eliminar malas hierbas y humectar toda la superficie del suelo.

INTR HIST NOTE
v558, Los heraldos

VER ad 1.321.

INTR CONC NOTE
v570, cantaba a su son un bello canto de cosecha

Lit. “cantaba a su son un bello Lino”, un canto por Lino, un personaje mitológico hijo de Apolo y de la Musa Urania (aunque existen otras versiones), sobre el que cf. Wikipedia, s.v. Linus of Thrace (también Lino (mitología), pero esta entrada es menos detallada). El sentido exacto de la expresión no es conocido, pero suele asumirse una asociación con la interjección aílinon (cf. Pín., fr. 128c.6; Esq., Ag. 121; Sóf., Áyax 627) y que sería un canto lamentando la muerte del personaje. Esto estaría vinculado con la cosecha en la medida en que Lino sería un dios de la vegetación, de muerte y renacimiento anual, quizás ligado a prácticas fenicias o egipcias (Her. 2.79 afirma que era también honrado por estos pueblos). Celebrar la actividad lamentando su muerte sería una forma de invocar, acaso, su protección, o de evitar su envidia.

INTR CONC MITO RELI NOTE
v591, en la vasta Cnosos

VER ad 2.646.

INTR HIST NOTE
v592, Dédalo

El famoso ingeniero cretense (o ateniense, en algunas versiones), responsable por el laberinto del minotauro, entre muchas otras maravillas. Esta es su única mención en la épica homérica. Leer más: Wikipedia s.v. Dédalo.

INTR MITO NOTE
v592, Ariadna de bellas trenzas

Ariadna, hija de Minos, fue la princesa de Creta que colaboró con Teseo en su encierro en el laberinto y la lucha contra el minotauro. Tras ser abandonada por el ateniense en Naxos, se casó con Dioniso. Odiseo la verá en el Hades (cf. Od. 11.321), en su única otra aparición en la épica arcaica conservada. Leer más: Wikipedia s.v. Ariadna.

INTR MITO NOTE
v593, de muchos bueyes de dote

Entiéndase, las doncellas. Una dote rica implica, desde luego, una muchacha de buena familia y, por extensión en la concepción heroica, de excelentes cualidades.

INTR NARR HIST NOTE
v595, túnica

VER ad 2.42.

INTR CONC HIST NOTE
v604, y entre ellos

El pasaje entre corchetes nos ha sido transmitido solo de forma indirecta por Ateneo. Probablemente proviniera de alguna versión alternativa al texto que nos llega en los manuscritos, algo que nos sucede a menudo en los papiros homéricos.

INTR TEXT NOTE