1 Se disolvió el certamen, y cada una de las tropas hacia sus rápidas naves
2 se fue, dispersándose. Estas se ocupaban de la cena,
3 y de gozar del dulce sueño, mientras que Aquiles
4 lloraba, acordándose de su querido compañero, y el sueño
5 que todo doblega no lo tomaba, sino que daba vueltas de un lado a otro,
6 añorando la virilidad y el noble furor de Patroclo,
7 y cuantas cosas sobrellevó junto con él y cuantos dolores sufrió,
8 atravesando guerras de varones y dolorosas olas.
9 De estas cosas acordándose, dejaba caer espesas lágrimas,
10 algunas veces recostado de lado, algunas, en cambio,
11 de espaldas; y algunas, de bruces; entonces, poniéndose de pie,
12 deambulaba desconsolado junto a la orilla del mar, y la Aurora
13 no le pasaba inadvertida, asomándose sobre el mar y la costa.
14 Pero él, después de uncir al carro los veloces caballos,
15 a Héctor, para arrastrarlo, lo ataba detrás de la caja,
16 y tras llevarlo tres veces en torno a la tumba del Menecíada muerto,
17 de nuevo hacía un alto en su tienda, y a aquel lo dejaba
18 en el polvo, tendido de bruces; mas a él Apolo
19 le alejaba todo ultraje de la piel, compadeciéndose del hombre,
20 incluso estando muerto; y lo cubría entero con la égida
21 dorada, para que no lo lacerara al arrastrarlo.
22 Así él al divino Héctor lo ultrajaba con ansia,
23 mas de este se compadecían los dioses bienaventurados, contemplándolo,
24 y alentaban al vigilante Argifonte a hurtarlo.
25 Entonces a todos los otros agradaba esto, mas nunca a Hera,
26 ni a Poseidón ni a la joven de ojos refulgentes,
27 sino que seguían, como al comienzo, detestando la sagrada Ilión
28 y a Príamo y a su pueblo, a causa de la ceguera de Alejandro,
29 que insultó a las diosas, cuando fueron a su aprisco,
30 y halagó a la que le concedió la dolorosa lujuria.
31 Pero cuando surgió la duodécima Aurora desde aquel día,
32 en ese momento dijo entre los inmortales Febo Apolo:
33 “Sois inclementes, dioses, perversos. ¿Acaso nunca a vosotros
34 Héctor os quemó muslos de corderos y de cabras perfectas?
35 Ahora no os atrevéis a salvarlo, ni aun siendo un cadáver,
36 para que lo vea su propia esposa, y su madre y su propio hijo,
37 y su padre Príamo y el pueblo, que velozmente
38 en el fuego lo quemarían y honras fúnebres le ofrendarían,
39 sino que al destructivo Aquiles, dioses, queréis proteger,
40 que, ya veis, no tiene los sesos íntegros, ni el pensamiento
41 flexible en el pecho, y sabe de cosas salvajes, así como un león,
42 ese que, a su gran violencia y a su temerario ánimo
43 entregado, va hacia los rebaños de los mortales, para tomar su banquete,
44 así Aquiles exterminó su compasión, y ni vergüenza
45 tiene, la que perjudica y beneficia mucho a los varones.
46 Alguna vez habrá perdido alguien incluso a otro más querido,
47 o a un hermano del mismo vientre o incluso a un hijo,
48 y, aun así, tras llorar y lamentarse, lo supera,
49 pues las Moiras les ponen temple en el ánimo a los hombres.
50 Pero él al divino Héctor, después que le robó el querido corazón,
51 amarrándolo a los caballos, en torno a la tumba de su compañero querido
52 lo arrastra; ¡esto no es lo más bello ni lo mejor para él!
53 No sea que, aun siendo noble, nos indignemos con él nosotros,
54 pues sin duda inerte tierra ultraja con ansia.”
55 Y a él, irritada, le dijo Hera de blancos brazos:
56 “Esto sería de hecho como dijiste, arco de plata,
57 si en verdad igual honra pusierais en Aquiles y Héctor.
58 Pero Héctor es mortal y mamó del seno de una mujer,
59 mientras que Aquiles es descendiente de una diosa, a la que yo misma
60 nutrí y crié y entregué como esposa a un varón,
61 a Peleo, que era muy querido en el corazón a los inmortales.
62 Y todos los dioses asistieron a su boda, y vos entre ellos
63 banqueteaste, con la forminge, ¡compañero de malvados, siempre traidor!”
64 Y respondiendo le dijo Zeus, que amontona las nubes:
65 “Hera, ¡no te exasperes tanto con los dioses!
66 Pues la honra no va a ser una misma, pero también es cierto que Héctor
67 era para los dioses el más querido de los mortales que hay en Ilión,
68 hasta para mí, ya que jamás fallaba en los queridos regalos,
69 pues nunca a mi altar le faltó igual parte del banquete,
70 ni libación ni el aroma de grasa; pues ese es el botín que nos corresponde.
71 Pero, bueno, descartemos hurtar - no hay cómo -
72 al osado Héctor a escondidas de Aquiles, pues sin duda a él siempre
73 lo asiste su madre, igualmente por las noches y en el día,
74 por lo que sería bueno si alguno de los dioses llamara cerca mío a Tetis,
75 para que yo le dijera alguna contundente palabra, y, así, Aquiles
76 acepte de Príamo los regalos y libere a Héctor.”
77 Así habló, y se lanzó Iris de pies de ráfaga llevando el mensaje,
78 y entre Samos y la escarpada Imbros
79 se sumergió en el negro ponto; y gimió la superficie.
80 Ella se precipitó hacia las profundidades, igual a una plomada,
81 que insertada bajo un cuerno de buey campestre
82 avanza llevando la muerte a los carnívoros peces.
83 Y encontró a Tetis en una ahuecada caverna, y alrededor, claro, las demás
84 estaban sentadas, reunidas, las diosas marinas, y ella en el medio
85 lloraba el destino de su hijo insuperable, que estaba
86 por morírsele en la fértil Troya, lejos de su patria.
87 Y parándose cerca le dijo Iris de pies veloces:
88 “Arriba, Tetis. Te llama Zeus, conocedor de imperecederos planes.”
89 Y luego le respondió la diosa Tetis de pies de plata:
90 “¿Por qué me ordena ir aquel gran dios? Me avergüenza
91 mezclarme con los inmortales, y tengo incontables dolores en el ánimo.
92 Iré, y no serán infructuosas sus palabras, cualesquiera que sean.”
93 Tras hablar así, claro, la divina entre las diosas tomó un velo
94 oscuro, más negro que el cual no había vestimenta alguna,
95 y se echó a andar, y, delante, la veloz Iris de pies de viento
96 la conducía; y a su alrededor se abría el oleaje del mar.
97 Y tras salir a un promontorio saltaron hacia el firmamento,
98 y encontraron al Cronida de vasta voz, y en torno todos los demás
99 estaban sentados, reunidos, los bienaventurados dioses que siempre son.
100 Ella, claro, se sentó junto al padre Zeus, y se hizo a un lado Atenea.
101 Y Hera le puso en la mano una copa bella, dorada,
102 y, claro, la confortó con palabras; y Tetis se la extendió tras beberla.
103 Y entre ellos comenzó a hablar el padre de varones y dioses:
104 “Viniste al Olimpo, diosa Tetis, aunque preocupada,
105 teniendo en las entrañas una pena imborrable. Lo sé también yo;
106 pero incluso así te diré a causa de qué te llamé aquí.
107 Nueve días hace ya que se ha impulsado una riña entre los inmortales
108 por Aquiles saqueador de ciudades y el cadáver de Héctor,
109 y alentaban al vigilante Argifonte a hurtarlo.
110 Yo, en cambio, esta gloria a Aquiles asigno,
111 velando por tu respeto y amistad en lo porvenir.
112 Lo antes posible ve hacia el ejército y comanda a tu hijo:
113 dile que los dioses están enojados con él, y yo por encima de todos
114 los inmortales estoy irritado, porque en sus enloquecidas entrañas
115 mantiene a Héctor junto a las curvadas naves, y no lo liberó,
116 a ver si, acaso, me teme y libera a Héctor.
117 Yo, por mi parte, a Príamo de corazón vigoroso le enviaré a Iris,
118 para que libere a su querido hijo yendo a las naves de los aqueos,
119 y para que lleve regalos a Aquiles, que calmen su ánimo.”
120 Así habló, y no desobedeció la diosa Tetis de pies de plata,
121 y bajó desde las cumbres del Olimpo de un salto,
122 y llegó a la tienda de su hijo, en donde a él
123 lo encontró gimiendo sonoramente, y alrededor suyo queridos compañeros
124 con premura se ocupaban y preparaban la comida,
125 y entre ellos una gran oveja lanuda en la tienda había sido inmolada.
126 Ella, su venerable madre, se sentó muy cerca de aquel,
127 lo acarició con la mano, lo llamó y le dijo estas palabras:
128 “Hijo mío, ¿hasta cuándo lamentándote y afligiéndote
129 consumirás tu corazón, no acordándote ni del pan
130 ni del lecho? Sería bueno que al menos con una mujer en amor
131 te unieras, pues no te tendré vivo por mucho tiempo, sino que ya
132 está cerca tuyo la muerte y la moira imponente.
133 Pero atiéndeme pronto, que soy mensajera de Zeus:
134 dice que los dioses están enojados contigo y él por encima de todos
135 los inmortales está irritado, porque en tus enloquecidas entrañas
136 mantienes a Héctor junto a las curvadas naves y no lo liberaste
137 Así que, ¡ea, vamos!, libéralo, y recibe el rescate por el cadáver.”
138 Y respondiendo le dijo Aquiles de pies veloces:
139 “Sea así: el que trajera el rescate, que a su vez se lleve al muerto,
140 si en verdad lo ordena el mismo Olímpico con resuelto ánimo.”
141 Así ellos en las filas de naves, la madre y el hijo,
142 uno al otro se decían muchas aladas palabras,
143 y el Cronida mandó a Iris hacia la sagrada Ilión:
144 “Ve, rápida Iris, abandonando el asiento del Olimpo
145 dale el mensaje a Príamo de corazón vigoroso dentro de Ilión
146 de que libere a su querido hijo yendo a las naves de los aqueos,
147 y que lleve regalos a Aquiles, que calmen su ánimo,
148 solo, y que ningún otro varón de los troyanos vaya junto a él.
149 Que un heraldo muy viejo lo acompañe, que enderece
150 las mulas y la carreta de buenas ruedas, y que de vuelta
151 conduzca hacia la ciudad el cadáver, al que mató el divino Aquiles.
152 Y que no lo preocupe la muerte en sus entrañas, ni el miedo,
153 pues tal escolta le mandaremos, al Argifonte,
154 que lo guiará, hasta que guiándolo lo lleve junto a Aquiles.
155 Pero una vez que lo haya guiado dentro de la tienda de Aquiles,
156 este no lo matará y se lo impedirá a todos los otros,
157 pues no es insensato, ni inconsciente, ni impío,
158 sino que muy solícitamente se apiadará de un varón suplicante.”
159 Así habló, y se lanzó Iris de pies de ráfaga llevando el mensaje,
160 y fue hacia lo de Príamo, y halló tumulto y lamento.
161 Los hijos sentados alrededor de su padre dentro del patio
162 mojaban con lágrimas sus vestidos, y él, en el medio, el anciano,
163 estaba envuelto ceñidamente en un manto, y alrededor mucho
164 estiércol había en la cabeza y el cuello del anciano,
165 el que se había tirado encima con sus propias manos al rodar sobre él.
166 Y las hijas y las nueras sollozaban por las moradas,
167 acordándose de aquellos, de los muchos y además nobles
168 que por las manos de los argivos yacían, habiendo perdido sus vidas.
169 Y se paró junto a Príamo la mensajera de Zeus, y le habló,
170 susurrando; y un temblor le tomó los miembros:
171 “Anímate, Dardánida Príamo, en tus entrañas, y no tengas miedo,
172 pues yo no vine a este lugar presagiándote males,
173 sino pensando cosas buenas, y soy para ti mensajera de Zeus,
174 que estando lejos de ti mucho se preocupa y se compadece.
175 Te ordena el Olímpico que liberes al divino Héctor
176 y que lleves regalos a Aquiles, que calmen su ánimo,
177 solo, y que ningún otro varón de los troyanos vaya junto a vos.
178 Que un heraldo muy viejo te acompañe, que enderece
179 las mulas y la carreta de buenas ruedas, y que de vuelta
180 conduzca hacia la ciudad el cadáver, al que mató el divino Aquiles.
181 Y que no te preocupe la muerte en tus entrañas ni el miedo,
182 pues tal escolta te acompañará, el Argifonte,
183 que te guiará, hasta que guiándote te lleve junto a Aquiles.
184 Pero una vez que te haya guiado dentro de la tienda de Aquiles,
185 este no te matará y se lo impedirá a todos los otros,
186 pues no es insensato, ni inconsciente, ni impío,
187 sino que muy solícitamente se apiadará de un varón suplicante.”
188 Ella, claro, tras hablar así, partió, Iris de pies veloces,
189 mientras que él a sus hijos una carreta de mulas de buenas ruedas
190 ordenó preparar, y sobre esta atar una cesta de mimbre.
191 Y él mismo descendió a la perfumada recámara,
192 de cedro, de elevado techo, que contenía muchos tesoros;
193 y llamó a su esposa Hécabe y le dijo:
194 “¡Condenada!, vino a mí de Zeus una mensajera olímpica
195 para que libere a nuestro querido hijo yendo a las naves de los aqueos,
196 y para que lleve regalos a Aquiles, que calmen su ánimo.
197 Pero, ¡vamos!, dime esto, ¿qué te parece a ti en tus entrañas?
198 Pues atrozmente me ordena a mí, al menos, el furor y el ánimo
199 ir allí, hacia las naves, dentro del vasto ejército de los aqueos.”
200 Así habló, y dio un alarido la mujer y le dijo en respuesta:
201 “¡Ahhh…! ¡¿a dónde se te fueron las mientes, por las que antes
202 eras famoso entre los huéspedes y entre los que gobernás?!
203 ¿Cómo querés ir hacia las naves de los aqueos solo,
204 a los ojos de ese varón que a vos a muchos y además nobles
205 hijos te abatió? ¡De hierro tenés el corazón!
206 Pues si te capturara y te contemplara con sus ojos -
207 es un varón bestial y traicionero - él no se compadecerá de vos,
208 ni te respetará en absoluto. Ahora llorémoslo de lejos,
209 sentados en el palacio; que acaso la moira imponente a aquel,
210 al nacer, le tejió esto con su hilo, cuando yo misma lo parí:
211 saciar a los perros de raudos pies alejado de sus padres,
212 junto a un varón brutal, que ojalá pudiera yo en el medio de su hígado
213 clavándole los dientes devorárselo; entonces habría venganza
214 por mi hijo, ya que no lo mató como a un cobarde,
215 sino delante de los troyanos y las troyanas de profundos regazos,
216 parado, no acordándose del espanto ni del refugio.”
217 Y le dijo en respuesta el deiforme anciano Príamo:
218 “No me detengas, queriendo yo ir, ni vos misma
219 seas para mí ave de mal agüero en los palacios; no me persuadirás.
220 Pues si alguno cualquiera de los terrenales me lo ordenara,
221 ya sea los que son adivinos de sacrificios, ya sea los sacerdotes,
222 diríamos que es mentira y le daríamos la espalda sin más.
223 Pero ahora, pues yo mismo escuché a un dios y lo miré de frente,
224 iré, y no serán infructuosas sus palabras. Y si es mi destino
225 morir junto a las naves de los aqueos vestidos de bronce,
226 lo prefiero: ojalá enseguida me matara Aquiles
227 abrazado a mi hijo después de que yo consumiera el deseo de llanto.”
228 Dijo, y abrió las bellas tapas de los arcones,
229 de donde sacó doce bellísimos peplos,
230 doce mantos sencillos y otros tantos cobertores,
231 otras tantas bellas capas, y además otras tantas túnicas.
232 Pesándolos, fue llevando en total diez talentos de oro,
233 y sacó dos fulgurantes trípodes, y cuatro calderos,
234 y sacó una copa bellísima, que le dieron los varones tracios
235 cuando fue en embajada, un gran obsequio; y ni siquiera de esto
236 se apiadó en los palacios el anciano, pues deseaba mucho en su ánimo
237 liberar a su querido hijo. Y a todos los troyanos
238 alejaba del vestíbulo, maltratándolos con denigrantes palabras:
239 “Fuera, sinvergüenzas, oprobiosos, ¡¿no tienen ustedes también
240 llanto en su casa, que vienen a apesadumbrarme?!
241 ¿Acaso les parece poco que a mí el Cronida Zeus me haya dado dolores,
242 que muriera mi mejor hijo? Pero lo sabrán también ustedes,
243 pues para los aqueos van a ser mucho más fáciles
244 de aniquilar, muerto aquel. Yo, por lo menos,
245 antes que a la ciudad despojada y devastada
246 ver con mis ojos, ojalá marchara a la morada de Hades.”
247 Dijo, y con su báculo apartó a los varones, y ellos se fueron,
248 apremiados por el anciano. Y él a sus hijos recriminaba,
249 regañando a Héleno, a Paris, al divino Agatón,
250 a Pamón, a Antífono, a Polites de buen grito de guerra,
251 a Deífobo y además a Hipótoo y al admirable Dío.
252 A ellos nueve, conminándolos, les ordenó el anciano:
253 “Apúrenseme, malos hijos, infames, ojalá todos juntos
254 se hubieran muerto junto a las rápidas naves en lugar de Héctor.
255 ¡Ay de mí, totalmente maldito, ya que engendré los mejores hijos
256 en la vasta Troya, y afirmo que de estos ninguno ha quedado,
257 ni Méstor igual a los dioses, ni Troilo que gozaba en la lucha de carros,
258 ni Héctor, que era un dios entre los varones, y no parecía
259 de un varón mortal ser hijo, sino de un dios.
260 A esos los mató Ares, y estos, oprobios todos, han quedado,
261 mentirosos, bailarines, los mejores en los pasos del coro,
262 en su propio pueblo ladrones de corderos y cabritos.
263 ¿Podrían al menos rápidamente prepararme la carreta,
264 y cargar todas estas cosas, para que emprendamos el camino?”
265 Así habló, y ellos, claro, temiendo la conminación de su padre,
266 sacaron la carreta de mulas, de buenas ruedas,
267 bella, armada por primera vez, y sobre esta ataron una cesta de mimbre,
268 y descolgaron del clavo el yugo de las mulas,
269 de madera de boj, con barzón, bien ensamblado con las guías;
270 y llevaron el sobeo de nueve codos junto al yugo.
271 Y lo pusieron bien sobre la vara bien pulida,
272 sobre la punta externa, y fijaron el aro con la clavija,
273 y lo ataron tres veces a cada lado del barzón, y luego
274 lo ataron enrollándolo hacia abajo, anudándolo en un gancho al final.
275 Y llevándolo desde el cuarto hacia la bien pulida carreta
276 apilaron el cuantioso rescate de la cabeza de Héctor,
277 y uncieron las mulas de fuertes pezuñas, que trabajan con el arnés,
278 esas que alguna vez a Príamo le dieron los misios, brillantes regalos;
279 y para Príamo pusieron el yugo a los caballos que el anciano,
280 quedándoselos para sí, crio en el bien pulido pesebre.
281 Ellos dos los hacían uncir en la elevada morada,
282 el heraldo y Príamo, teniendo densos planes en sus entrañas;
283 y fue junto a ellos Hécabe con el ánimo entristecido,
284 llevando vino de dulce espíritu en la mano derecha
285 en una copa dorada, para que ellos dos se marcharan tras verterlo;
286 y se paró enfrente de los caballos, y lo llamó y le dijo estas palabras:
287 “Ten aquí, liba al padre Zeus, y ruega volver a casa
288 otra vez de entre varones enemigos, ya que a ti el ánimo
289 te impulsa hacia las naves, no queriéndolo yo.
290 Pero ahora ruégale al menos tú al Cronión de nubes negras,
291 al Ideo, que contempla toda Troya,
292 y pide por un ave rapaz, veloz mensajera, para él
293 la más querida de las aves rapaces, y cuyo poder es inmenso,
294 por la derecha, para que reconociéndola con tus propios ojos,
295 confiado en ella vayas a las naves de los dánaos de rápidos corceles.
296 Y si Zeus de vasta voz no te concede su mensajero,
297 yo al menos no te exhortaría entonces, ni te alentaría,
298 a que fueras hacia las naves de los argivos, aunque lo ansíes tanto.”
299 Y respondiendo le dijo el deiforme Príamo:
300 “¡Oh, mujer! No te desobedeceré en esto que me mandas,
301 pues es bueno levantar las manos hacia Zeus, por si se compadece.”
302 Dijo, claro, y alentó a la criada principal el anciano
303 a derramarle sobre las manos agua pura; y ella se paró junto a él,
304 la criada, teniendo en las manos a la vez un aguamanil y una jarra.
305 Tras lavarse, recibió la copa de su esposa;
306 rogó, luego, tras pararse en el medio del cerco, y vertió el vino
307 mirando al firmamento, y hablando dijo estas palabras:
308 “Padre Zeus, patrono del Ida, el más glorioso, el más grande,
309 concédeme llegar a lo de Aquiles siendo digno de compasión y querido,
310 y envíame un ave rapaz, veloz mensajera, para ti
311 la más querida de las aves rapaces, y cuyo poder es inmenso,
312 por la derecha, para que reconociéndola con mis propios ojos,
313 confiado en ella vaya a las naves de los dánaos de rápidos corceles.”
314 Así habló rogando, y lo escuchó el ingenioso Zeus,
315 y enseguida envió un águila, la más perfecta entre los que vuelan,
316 oscura, cazadora, a la que además llaman moteada,
317 y tan grande como es la puerta de un cuarto de elevado techo
318 de un varón rico, bien ajustada con cerrojos,
319 tan grande, en efecto, era cada una de sus alas; y se les apareció
320 por la derecha, lanzándose sobre la ciudad, y ellos, viéndola,
321 se alegraron, y a todos se les calmó el ánimo en las entrañas.
322 Apurándose, el anciano subió al pulido carro,
323 y salió del pórtico y del estruendoso vestíbulo.
324 Delante las mulas tiraban de la carreta de cuatro ruedas,
325 las que el aguerrido Ideo dirigía; y detrás, por su parte,
326 los caballos, a los que el anciano, conduciéndolos, apremiaba con la fusta
327 velozmente a través de la ciudad; y todos sus seres queridos lo seguían,
328 lamentándose mucho, como si fuera a la muerte.
329 Y ellos, después que por fin salieron de la ciudad y alcanzaron la llanura,
330 unos, claro, se marcharon volviendo hacia Ilión,
331 los hijos y yernos, y los otros dos no se le escaparon a Zeus de vasta voz
332 al aparecer en la llanura; y viéndolo se compadeció del anciano,
333 y al punto, claro, a Hermes, su querido hijo, de frente le dijo:
334 “Hermes, pues te es por mucho lo más querido
335 acompañar a los varones, y escuchas a quien eliges,
336 ve y a Príamo hacia las cóncavas naves de los aqueos
337 condúcelo de modo tal que no lo vea ni lo reconozca ninguno
338 de los demás dánaos antes de llegar al Peleión.”
339 Así habló, y no desobedeció el guía Argifonte.
340 Entonces enseguida se ató a los pies bellas sandalias,
341 eternas, doradas, que lo llevaban tanto por sobre el agua
342 como por sobre la interminable tierra, junto con las ráfagas del viento.
343 Y tomó la vara, con la que hechiza los párpados de los varones,
344 de cuantos quiere, y a los que también despierta, una vez dormidos.
345 Teniendo esta en las manos voló el fuerte Argifonte,
346 y al punto, claro, llegó a Troya y al Helesponto,
347 y se echó a andar, semejante a un joven príncipe
348 con su primer bozo, a uno de muy agraciada juventud.
349 Ellos, después de pasar por fin junto a la gran tumba de Ilo,
350 pararon, claro, las mulas y los caballos, para que bebieran
351 en el río, pues había llegado la oscuridad sobre la tierra.
352 Viéndolo desde cerca, el heraldo advirtió la presencia
353 de Hermes, y le habló a Príamo y le dijo:
354 “Ten cuidado, Dardánida; cuidadoso pensamiento requieren estas acciones.
355 Veo un varón, y creo que pronto nos despedazará.
356 Pero, ¡ea, vamos!, huyamos sobre los caballos, o, en su lugar,
357 abrazándonos de sus rodillas, implorémosle, por si se compadece.”
358 Así habló, y se le turbó el pensamiento al anciano, y temió atrozmente,
359 y se pararon rectos los cabellos en sus curvados miembros,
360 y se paró estupefacto. Y el mismo eriunio, yendo cerca,
361 tomando de la mano al anciano lo interrogó y le dijo:
362 “¿A dónde, padre, enderezas así los caballos y las mulas
363 por la noche inmortal, cuando los demás mortales duermen?
364 ¿Es que no temes tú a los aqueos que exhalan furor,
365 que están cerca, enemigos tuyos y hostiles?
366 Si alguno de ellos te viera por la rápida, negra noche
367 conduciendo tanta riqueza, ¿qué pensamiento tendrías entonces?
368 No eres joven tú, y te acompaña este, muy anciano
369 para defenderte de los varones, cuando alguno se violente primero.
370 Pero yo no te haré nada malo, y de cualquier otro
371 te resguardaría: te equiparo a mi querido padre.”
372 Y luego le respondió el deiforme anciano Príamo:
373 “Quizás son así estas cosas, querido hijo, como dices,
374 pero, con todo, alguno de los dioses volvió a extender su mano sobre mí,
375 que me envió al encuentro de semejante caminante,
376 auspicioso, tal como tú, admirable de cuerpo y aspecto,
377 prudente en el pensamiento, y que vienes de bienaventurados padres.”
378 Y le dijo en respuesta el guía Argifonte:
379 “¡Sí, todas estas cosas, anciano, según la moira dijiste!
380 Pero, ¡vamos!, dime esto y cuéntamelo con exactitud:
381 ¿acaso envías a algún lado muchos y nobles tesoros,
382 a varones extranjeros, a donde al menos estas cosas te queden a salvo,
383 o ya todos estáis abandonando la sagrada Ilión,
384 atemorizados, pues semejante varón, el mejor, ha perecido,
385 tu hijo; pues en el combate no era inferior para nada a los aqueos?”
386 Y luego le respondió el deiforme anciano Príamo:
387 “¿Y quién eres tú, estimadísimo, y de qué padres vienes?
388 Porque me hablas bellamente del destino de mi desafortunado hijo.”
389 Y le dijo en respuesta el guía Argifonte:
390 “Me pruebas, anciano, y preguntas por el divino Héctor.
391 A él yo muchísimas veces en la batalla que glorifica varones
392 lo vi con mis ojos, incluso cuando, tras empujarlos sobre las naves,
393 iba matando a los argivos, desgarrándolos con el agudo bronce,
394 y nosotros nos maravillábamos, detenidos, pues Aquiles no
395 nos dejaba pelear, irritado con el Atreión;
396 pues yo soy servidor de aquel, y una misma nave bien trabajada nos condujo;
397 y vengo de los mirmidones, y mi padre es Políctor.
398 Él es rico, pero anciano, como tú mismo que estás aquí,
399 y tiene seis hijos, y conmigo tiene siete.
400 Entre estos agitando las suertes me tocó a mí seguirlo aquí,
401 y ahora vine a la llanura desde las naves, pues con la Aurora
402 librarán el combate en torno a la ciudad los aqueos de ojos vivaces,
403 pues se desesperan ellos sentados, y no pueden
404 los reyes de los aqueos contenerlos en su ansiedad por la guerra.”
405 Y luego le respondió el deiforme anciano Príamo:
406 “Si realmente servidor del Pelida Aquiles
407 eres, ¡ea, vamos!, cuéntame toda la verdad,
408 si todavía está mi hijo junto a las naves, o si ya,
409 cortándolo miembro por miembro, se lo arrojó a sus perras Aquiles.”
410 Y le dijo en respuesta el guía Argifonte:
411 “¡Oh, anciano! Todavía los perros no lo comieron ni las aves rapaces,
412 sino que aquel yace aun junto a la nave de Aquiles,
413 igual que antes, en las tiendas, y es la duodécima Aurora
414 en que yace, y ni se le pudre la piel para nada, ni los gusanos
415 lo devoran, esos que a los hombres muertos por Ares se devoran.
416 ¡En torno a la tumba de su compañero querido
417 lo arrastra despiadadamente, cuando aparece la divina Aurora,
418 mas no lo mancilla! Tú mismo verías, yendo a su lado,
419 cómo yace fresco cual rocío, y ha sido lavado por completo de sangre,
420 y no tiene mácula alguna, y se han cerrado todas las heridas,
421 cuantas le hicieron, pues muchos en aquel hincaron el bronce.
422 Así se apiadan los bienaventurados dioses por tu hijo,
423 incluso siendo un cadáver, ya que les era muy querido en el corazón.”
424 Así habló, y se alegró el anciano, y le respondió estas palabras:
425 “¡Oh, hijo! ¡Sin duda es bueno también dar regalos adecuados
426 a los inmortales, ya que nunca mi hijo - si alguna vez existió -
427 se olvidó, en los palacios, de los dioses que poseen el Olimpo!
428 Por eso se acuerdan de él incluso en el destino último de la muerte.
429 Pero, ¡ea, vamos!, recibe de mi parte este bello cáliz,
430 presérvame, y escóltame con la ayuda de los dioses,
431 hasta que alcance la tienda del Pelida.”
432 Y le dijo en respuesta el guía Argifonte:
433 “Me pruebas, anciano, a mí que soy más joven, y no me persuadirás,
434 tú que me exhortas a recibir un regalo tuyo a espaldas de Aquiles.
435 A él yo le temo y lo respeto mucho en mi corazón
436 como para despojarlo, no sea que algún mal me suceda más tarde.
437 Mas por ti yo iría como escolta incluso a la renombrada Argos,
438 acompañándote solícito, en una rápida nave o a pie;
439 ninguno, desdeñando a tu escolta, combatiría contigo.”
440 Dijo el eriunio, y, subiendo al carro y los caballos,
441 velozmente tomó con las manos la fusta y las riendas,
442 e infundió en los caballos y las mulas un noble furor.
443 Pero cuando a las torres del campamento y al foso llegaron,
444 ellos, los guardias, recién estaban ocupándose de la cena,
445 y sobre ellos derramó sueño el guía Argifonte,
446 sobre todos, y al punto abrió las puertas y removió las trabas,
447 y condujo a Príamo y, sobre la carreta, los brillantes regalos.
448 Pero cuando llegaron a la tienda del Pelida,
449 elevada, que los mirmidones le habían hecho a su soberano
450 tras cortar troncos de abeto, y que por encima cubrieron
451 con hirsuta caña recolectada de la pradera;
452 y alrededor un gran patio le habían hecho a su soberano,
453 con apiñadas estacas, y sostenía la puerta una sola traba
454 de abeto - tres aqueos solían encajarla,
455 y tres solían descorrer esta gran tranca de las puertas,
456 de entre los otros; mas Aquiles, claro, solía encajarla incluso solo -,
457 entonces ahí mismo Hermes eriunio le abrió al anciano,
458 condujo dentro los renombrados regalos para el Peleión de pie veloz,
459 bajó de los caballos hacia la tierra y le dijo:
460 “¡Oh, anciano! Yo, de hecho un dios inmortal, he venido,
461 Hermes, pues a ti me encomendó como escolta mi padre.
462 Pero, bueno, yo me voy de vuelta, y a lo de Aquiles,
463 ante sus ojos, no iré, pues sería indignante
464 que así, de frente, los mortales recibieran a un dios;
465 mas VOS, yendo hacia él, tomá las rodillas del Peleión,
466 y por su padre y su madre de bellos cabellos
467 suplicale, y por su hijo, para que le inquietes el ánimo.”
468 Habiendo hablado así, por supuesto, partió hacia el gran Olimpo
469 Hermes, y Príamo saltó de los caballos al suelo,
470 y dejó allí a Ideo, y este se quedó reteniendo
471 a los caballos y las mulas. El anciano fue derecho hacia la casa,
472 ahí donde solía descansar Aquiles, querido a Zeus, y adentro a este mismo
473 lo encontró, y sus compañeros estaban sentados aparte; solo dos,
474 el héroe Automedonte y Álcimo, retoño de Ares,
475 se ajetreaban junto a él, y la comida recién acababan
476 de comer y beber, e incluso todavía la mesa estaba puesta.
477 Yendo hacia ellos, los ignoró el gran Príamo, y tras parársele cerca,
478 con las manos tomó las rodillas de Aquiles y le besó las manos,
479 tremendas, matadoras de varones, que muchos hijos le habían asesinado.
480 Así como cuando se apodera una densa ceguera de un varón, que, en su patria
481 habiendo asesinado a un hombre, llega al pueblo de otros,
482 a lo de un varón rico, y el asombro toma a los que lo ven,
483 así Aquiles se asombró al ver al deiforme Príamo,
484 y se asombraron también los otros, y unos a otros se miraban.
485 Y entonces, suplicándole, Príamo le dirigió estas palabras:
486 “Acuérdate de tu padre, Aquiles semejante a los dioses,
487 de la misma edad que yo, en el destructivo umbral de la vejez;
488 también a aquel, acaso, los vecinos que habitan alrededor
489 lo agobian, y no hay nadie que aparte la ruina y la devastación.
490 Pero, bueno, aquel, escuchando que tú estás vivo
491 se alegra en el ánimo, y todos los días tiene la esperanza
492 de que verá a su querido hijo volviendo desde Troya.
493 Yo, en cambio, estoy totalmente maldito, ya que engendré los mejores hijos
494 en la vasta Troya, y afirmo que de estos ninguno ha quedado.
495 Cincuenta tenía cuando llegaron los hijos de los aqueos,
496 diecinueve los tuve de un único vientre,
497 y los demás me los parieron otras mujeres en los palacios.
498 De muchos de ellos el impetuoso Ares aflojó las rodillas,
499 y el que era para mí único, y preservaba la ciudad y a aquellos,
500 a este tú hace poco lo mataste, defendiendo su patria,
501 a Héctor. A causa de este, ahora, vengo a las naves de los aqueos,
502 para liberarlo de ti, y traigo un cuantioso rescate.
503 Así que respeta a los dioses, Aquiles, y compadécete de mí
504 acordándote de tu padre; yo soy aun más digno de compasión,
505 y me atreví a algo que ningún otro mortal terreno,
506 acercarme a la boca las manos del varón matador de hijos.”
507 Así habló, y, claro, en él suscitó el anhelo de llanto por su padre,
508 y, asiéndolo de la mano, alejó con suavidad al anciano.
509 Y ambos acordándose, el uno de Héctor, matador de varones,
510 lloraba sonoramente encogido frente a los pies de Aquiles,
511 mientras que Aquiles lloraba por su padre, y otras veces también
512 por Patroclo. Y el gemido de estos se elevaba por la morada.
513 Pero una vez que se satisfizo de llanto el divino Aquiles,
514 y se le fue de las vísceras el anhelo y de los miembros,
515 enseguida se levantó de su trono, y alzó al anciano de la mano,
516 sintiendo piedad por la cabeza gris y por la barba gris,
517 y hablándole dijo estas aladas palabras:
518 “¡Ah, miserable! ¡Sin duda muchos males soportás en tu ánimo!
519 ¿Cómo te atreviste a venir hacia las naves de los aqueos solo,
520 a los ojos de ese varón, que a ti a muchos y además nobles
521 hijos te abatió? ¡De hierro tenés el corazón!
522 Pero, ¡ea, vamos!, sentate sobre este trono, y el dolor, pese a todo,
523 dejémoslo yacer en el ánimo, aun afligidos,
524 pues no hay provecho alguno en el gélido llanto,
525 pues así lo hilaron los dioses para los miserables mortales:
526 que vivan afligidos; mas ellos mismos existen sin preocupaciones.
527 Yacen, pues, en el suelo de Zeus dos urnas
528 de cuantos dones da: una, de los malos, y la otra, de los buenos;
529 al que Zeus, que arroja rayos, se los da mezclándolos,
530 este unas veces con lo malo se encuentra, otras veces con lo bueno;
531 al que le da de los luctuosos, lo hace execrable,
532 y una mala penuria sobre la tierra divina lo empuja,
533 y transita sin honra entre los dioses y entre los mortales.
534 Así también a Peleo los dioses le dieron brillantes regalos
535 desde su nacimiento, pues sobresalía entre todos los hombres
536 en prosperidad y en riqueza, y gobernaba sobre los mirmidones,
537 y además, siendo mortal, a una diosa la hicieron su esposa.
538 Pero también sobre este puso un mal el dios, que a él nunca
539 le nació en sus palacios una descendencia de hijos poderosos,
540 sino que engendró un único hijo, de inoportuna hora, y a él ahora,
541 que es viejo, no lo cobijo, ya que muy lejos de la patria
542 estoy sentado, en Troya, preocupándome de ti y de tus hijos.
543 También de ti, anciano, antes oímos que eras próspero;
544 cuanto contiene, hacia arriba, Lesbos, asiento de Mácar,
545 y, hacia abajo, Frigia y el interminable Helesponto,
546 a estos vos, anciano, en riqueza e hijos dicen que sobrepasabas.
547 Pero después que la pena esta te trajeron los Uránidas,
548 siempre tenés en torno a la ciudad combates y matanzas.
549 Soporta, no te lamentes inagotablemente en tu ánimo,
550 pues no sacarás provecho alguno afligiéndote por tu hijo,
551 y no harás que se levante, antes sufrirás también otro mal.”
552 Y luego le respondió el deiforme anciano Príamo:
553 “De ningún modo, crío de Zeus, me sientes en el trono mientras Héctor
554 esté tirado en las tiendas desatendido, sino que rápidamente
555 libéralo, para que lo vea con mis ojos, y tú recibe el rescate,
556 inmenso, que te trajimos, y ojalá tú disfrutes de él, y vuelvas
557 a tu tierra patria, ya que me lo consentiste primero,
558 [que yo mismo viva y siga viendo la luz del Sol.]”
559 Y, por supuesto, mirándolo fiero le dijo Aquiles de pies veloces:
560 “Ya no me irrites más, anciano; yo mismo pienso
561 liberarte a Héctor, y además me llegó un mensajero de Zeus,
562 mi madre, que me parió, hija del anciano del mar,
563 y también te comprendo en mis mientes, Príamo, y no me pasa inadvertido
564 que alguno de los dioses te condujo a las rápidas naves de los aqueos,
565 pues un mortal no se atrevería a venir, ni en plena juventud,
566 hacia el ejército, pues no se ocultaría a los guardias, ni las trabas
567 fácilmente removería de nuestras puertas.
568 Por eso, ahora no me inquietes más en dolores el ánimo,
569 no sea que ni a vos, anciano, te consienta en mis tiendas,
570 por más que seas un suplicante, y transgreda los encargos de Zeus.”
571 Así habló, y el anciano temió e hizo caso a sus palabras.
572 El Pelida saltó, como un león, hacia fuera de la casa,
573 no solo: lo seguían a él dos servidores,
574 el héroe Automedonte y Álcimo, esos que más
575 honraba Aquiles de sus compañeros, después de muerto Patroclo.
576 Ellos entonces soltaron del yugo a los caballos y las mulas,
577 y condujeron al heraldo, nuncio del anciano,
578 y lo sentaron en un taburete. Y del bien pulido carro
579 bajaron el cuantioso rescate de la cabeza de Héctor,
580 mas dejaron dos capas y una túnica bien tejida,
581 a fin de que, tras cubrir el cadáver, se lo diera para llevarlo a casa.
582 Y llamando a las esclavas les ordenó bañarlo, y enaceitarlo todo,
583 llevándolo aparte, para que Príamo no viera a su hijo,
584 no fuera que aquel, con el corazón afligido, la ira no contuviera
585 al ver al hijo, y a Aquiles se le inquietara el querido corazón
586 y lo matara, y transgrediera los encargos de Zeus.
587 A él, después que por fin las esclavas lo bañaron y lo ungieron con aceite,
588 lo envolvieron en la bella capa y la túnica,
589 y el mismo Aquiles cargándolo lo puso sobre los lechos,
590 y con los compañeros lo cargaron sobre la bien pulida carreta,
591 y gimió luego, claro, y llamó a su querido compañero:
592 “Conmigo, Patroclo, no te enojes, si te enteras,
593 aun estando en el Hades, de que liberé al divino Héctor
594 para su querido padre, ya que me dio un no despreciable rescate.
595 Para ti, a su vez, yo también separaré de entre esto cuanto corresponda.”
596 Dijo, claro, y fue de vuelta hacia la tienda el divino Aquiles,
597 y se sentó en el muy labrado sillón de donde se había levantado,
598 en la pared opuesta, y le dijo a Príamo estas palabras:
599 “Tu hijo ya ha sido liberado para vos, anciano, como ordenaste,
600 y yace en los lechos, y al asomar la Aurora
601 lo verás tú mismo cuando te lo lleves; ahora acordémonos de la cena,
602 pues incluso Níobe de bellos cabellos se acordó del pan,
603 ella a la que doce hijos en los palacios le perecieron,
604 seis hijas y seis hijos en la flor de la juventud.
605 A ellos Apolo los mató con el arco de plata,
606 irritado con Níobe; a ellas, Ártemis flechadora,
607 porque en aquel entonces se había igualado a Leto de bellas mejillas:
608 decía que había parido dos, mientras que ella misma engendró a muchos.
609 Y entonces esos dos, aun siendo dos, exterminaron a todos.
610 Entonces por nueve días yacieron tirados en la sangre, y no había nadie
611 para enterrarlos - al pueblo lo había vuelto de piedra el Cronión -,
612 y entonces en el décimo los enterraron los dioses Uránidas,
613 y entonces aquella se acordó del pan, tras agotarse vertiendo lágrimas.
614 Y ahora en algún lugar entre las piedras, en los montes solitarios,
615 en Sípilo, donde dicen que están los lechos de las diosas,
616 de las ninfas, las que corretean alrededor del Aquelesio,
617 allí, aun siendo de piedra, mastica las angustias causadas por los dioses.
618 Pero, ¡ea, vamos!, también nosotros reparemos, divino anciano,
619 en el pan; enseguida de nuevo podrás llorar a tu querido hijo
620 yendo hacia Ilión, y derramarás por él muchas lágrimas.”
621 Dijo, y, levantándose, una blanca oveja el veloz Aquiles
622 degolló, sus compañeros la desollaron y prepararon bien según lo adecuado,
623 la trocearon, claro, con habilidad, y la ensartaron en los pinchos,
624 la asaron con detenimiento y sacaron todo.
625 Y Automedonte, claro, tomando el pan lo sirvió sobre la mesa,
626 en bellos cestillos, y sirvió Aquiles la carne,
627 y hacia los manjares dispuestos ante ellos tendieron las manos.
628 Pero una vez que se despojaron del deseo de alimento y bebida,
629 el Dardánida Príamo se maravillaba de Aquiles,
630 de cuán grande y cómo era, pues, cara a cara, se parecía a los dioses,
631 mientras que Aquiles se maravillaba del Dardánida Príamo,
632 mirándole el noble rostro y escuchando sus palabras.
633 Pero una vez satisfechos de mirarse uno al otro,
634 le dijo primero el deiforme anciano Príamo:
635 “Prepárame ahora un lecho rápidamente, crío de Zeus, para que también
636 bajo el dulce sueño nos deleitemos ya, acostándonos,
637 pues nunca se cerraron mis ojos bajo los párpados míos
638 desde que bajo tus manos mi hijo perdió la vida,
639 sino que siempre estoy gimiendo y masticando incontables angustias
640 en el cercado del patio, rodando en el estiércol.
641 También he probado recién ahora el pan y el refulgente vino
642 he bajado por la garganta, antes nada en absoluto había probado.”
643 Dijo, claro, y Aquiles a sus compañeros y a las esclavas ordenó
644 colocar catres en el vestíbulo, y bellas mantas
645 purpúreas echar encima, y arriba extender cobertores,
646 y colocar encima mantos lanudos, para acostarse debajo.
647 Ellas salieron del palacio teniendo una antorcha en las manos,
648 y pronto, claro, presurosas extendieron dos lechos.
649 Y burlándose le dijo Aquiles de pies veloces:
650 “Afuera está tu lecho, querido anciano, no sea que alguno de los aqueos
651 venga aquí con algún plan - ellos conmigo siempre
652 planean planes sentados junto a mí, que es lo justo;
653 si alguno de ellos te viera por la rápida, negra noche,
654 al punto se lo avisaría a Agamenón, pastor de tropas,
655 y se producirá un retraso en la liberación del cadáver.
656 Pero, ¡vamos!, dime esto y cuéntamelo con exactitud:
657 cuántos días ansías para hacerle exequias al divino Héctor,
658 a fin de que espere yo mismo entretanto y retenga a las tropas.”
659 Y luego le respondió el deiforme anciano Príamo:
660 “Si realmente quieres que complete el funeral del divino Héctor,
661 haciendo esto por mí, Aquiles, te ganarías mi gratitud,
662 pues sabes que en la ciudad estamos encerrados, y la madera está lejos
663 para traerla del monte, y tienen mucho miedo los troyanos.
664 Nueve días en los palacios lo lloraríamos a él,
665 en el décimo lo enterraríamos y banquetearía el pueblo,
666 en el undécimo haríamos sobre él un túmulo,
667 y en el duodécimo guerrearemos, si realmente es necesario.”
668 Y le dijo en respuesta Aquiles divino de pies rápidos:
669 “Tendrás también, anciano Príamo, estas cosas que tú ordenas,
670 pues contendré la guerra tanto tiempo cuanto mandas.”
671 Tras hablar así, claro, al viejo, de la muñeca, de la mano
672 derecha tomó, para que de ningún modo temiera en su ánimo.
673 Ellos, claro, en la entrada de la morada, allí mismo se acostaron,
674 el heraldo y Príamo, teniendo sólidos planes en las entrañas,
675 mientras que Aquiles durmió en lo más interno de la tienda bien erigida,
676 y se recostó junto a él Briseida de bellas mejillas.
677 Los otros dioses, claro, y también los varones de cascos crinados
678 pasaban la noche durmiendo, doblegados por el suave sueño,
679 pero a Hermes eriunio el sueño no lo prendía,
680 revolviendo en su ánimo de qué manera al rey Príamo
681 escoltaría fuera de las naves a escondidas de los sagrados centinelas.
682 Y se paró, claro, sobre su cabeza, y le dirigió estas palabras:
683 “¡Oh, anciano! ¡A vos no te preocupa mal alguno, por cómo duermes todavía
684 entre varones enemigos, tras habértelo permitido Aquiles!
685 Ahora incluso a tu querido hijo liberaste, y le diste muchas cosas;
686 mas por vos vivo incluso el triple darían en rescate
687 tus hijos, dejados atrás, si Agamenón,
688 el Atrida, supiera de ti, y supieran todos los aqueos.”
689 Así habló, y temió el anciano, y levantó al heraldo.
690 Y para estos Hermes unció a los caballos y las mulas,
691 y velozmente, claro, él mismo los llevó por el ejército, y ninguno lo supo.
692 Pero cuando llegaron al vado del río de buena corriente,
693 [del turbulento Janto, que engendró el inmortal Zeus,]
694 Hermes luego partió hacia el gran Olimpo,
695 y la Aurora de azafranado peplo se extendió sobre toda la tierra,
696 y ellos dirigían a la ciudad entre gemidos y sollozos
697 a los caballos, y las mulas llevaban el cadáver. Y ningún otro
698 lo supo antes entre los hombres y las mujeres de bella cintura,
699 pero Casandra, semejante a la dorada Afrodita,
700 habiendo ascendido hasta Pérgamo reconoció a su querido padre
701 parado en el carro, y al heraldo pregonero de la ciudad;
702 y lo vio a él, claro, sobre las mulas yaciendo en los lechos,
703 y enseguida dio un alarido, y exclamó por toda la ciudad:
704 “Vengan y miren, troyanos y troyanas, a Héctor,
705 si alguna vez por él al regresar vivo del combate también
706 os alegrasteis, ya que había gran alegría en la ciudad y todo el pueblo.”
707 Así habló, y ninguno se quedó allí en la ciudad, ni varón
708 ni mujer, pues a todos llegó un pesar irresistible;
709 y cerca de las puertas se juntaron con el que conducía el cadáver.
710 Primeras por este su esposa querida y su venerable madre
711 se arrancaban los cabellos, saltando sobre la carreta de buenas ruedas,
712 agarrándole la cabeza; y, llorando, la turba las rodeaba.
713 Y entonces, en verdad, todo el día hasta que el Sol se pusiera
714 por Héctor vertiendo lágrimas se habrían lamentado frente a las puertas,
715 si desde el carro el anciano no hubiera dicho entre la gente:
716 “Abridme paso para que entre con las mulas; más tarde
717 os saciaréis de lloro, después que lo conduzca a casa.”
718 Así habló, y ellos se separaron y le abrieron paso a la carreta.
719 Y después que lo condujeron hacia las renombradas moradas, enseguida
720 en el calado lecho lo pusieron, y a su lado sentaron cantores,
721 iniciadores de los trenos, que el gimiente canto
722 los unos entonaban, y gemían con ellos las mujeres.
723 Y entre ellas Andrómaca de blancos brazos inició el lamento,
724 la cabeza de Héctor, matador de varones, teniendo en las manos:
725 “Esposo, perdiste joven la vida y a mí viuda
726 me dejas en los palacios, y el niño, aun apenas un pequeño,
727 al que engendramos vos y yo, los desventurados, no creo
728 que llegue a la juventud, pues antes esta ciudad desde lo más alto
729 será arrasada, pues sin duda moriste tú, su guardián, que a esta misma
730 preservabas, y cuidabas a las preciadas esposas y a los niños pequeños,
731 esas que pronto serán transportadas en las huecas naves,
732 y yo misma entre estas, mientras que vos, mi niño, o a mí misma
733 me seguirás, a donde en ultrajantes trabajos trabajarías,
734 fatigándote por un amargo soberano, o alguno de los aqueos
735 te arrojará, tomándote de la mano, de la torre a una ruinosa destrucción,
736 irritado, aquel al que un hermano, acaso, le mató Héctor,
737 o un padre o incluso un hijo, ya que muchísimos de los aqueos
738 en las palmas de Héctor mordieron el inacabable suelo,
739 pues no era dulce tu padre en el ruinoso combate.
740 Por eso también el pueblo lo llora en la ciudad,
741 y un maldito pesar y lamento pusiste en tus padres,
742 Héctor, y a mí en especial me habrás dejado ruinosos dolores,
743 pues no me acercaste tus manos desde el lecho al morir,
744 ni me dijiste ninguna perdurable palabra, que por siempre
745 recordaría por las noches y los días, vertiendo lágrimas.”
746 Así dijo llorando, y gemían con ella las mujeres.
747 Y entre ellas, a su vez, Hécabe encabezaba el sonoro lamento:
748 “Héctor, en mi ánimo por mucho el más querido de todos mis hijos,
749 sin duda eras querido para los dioses cuando te tenía vivo,
750 y estos se preocuparon por ti incluso en el destino último de la muerte,
751 pues a mis otros hijos Aquiles de pies veloces
752 los vendía, a cualquiera que capturara, allende el mar ruidoso,
753 en Samos, en Imbros y en Lemnos inhospitalaria;
754 más después que te arrancó la vida con el bronce de extenso filo,
755 una y otra vez te arrastró en torno a la tumba de su compañero,
756 de Patroclo, al que mataste, y no lo hizo levantarse ni aun así.
757 Y ahora fresco cual rocío y como si acabaras de morir en mis palacios
758 yaces, igual a alguien al que Apolo de arco de plata
759 acercándose mata con sus amables saetas.”
760 Así habló llorando, y un inagotable lamento suscitó.
761 Y entre ellas luego, tercera, Helena encabezaba el lamento:
762 “Héctor, en mi ánimo por mucho el más querido de todos mis cuñados,
763 sin duda es mi esposo el deiforme Alejandro,
764 que me condujo a Troya - ojalá se hubiera muerto antes -,
765 pues ya ahora este es para mí el vigésimo año
766 desde que vine aquí y abandoné mi patria,
767 pero nunca de ti escuché una palabra mala ni un insulto,
768 sino que incluso si otro me reprochaba en los palacios, alguno
769 de mis cuñados o mis cuñadas o mis concuñadas de buenos peplos,
770 o mi suegra - mi suegro siempre fue benévolo como un padre -,
771 tú, sin embargo, lo detenías con palabras, apaciguándolo,
772 con tu amable carácter y con tus amables palabras!
773 Por eso nos lloro a la vez a vos y a mí, miserable, afligida en el corazón,
774 pues ningún otro conmigo en la vasta Troya es ya
775 benévolo ni querido, y todos me aborrecen.”
776 Así dijo llorando, y con ella gemía el pueblo interminable.
777 Y entre la gente el anciano Príamo dijo estas palabras:
778 “Traigan ahora, troyanos, leña hacia la ciudad, y para nada en el ánimo
779 teman una densa emboscada de los argivos, pues en verdad Aquiles,
780 al enviarme así desde las negras naves, ordenó
781 no perjudicarnos antes de que viniera la duodécima Aurora.”
782 Así habló, y ellos los bueyes y las mulas a las carretas
783 uncieron, y al instante se congregaron frente a la ciudad.
784 Por nueve días, ellos condujeron incalculable madera,
785 pero en cuanto apareció la décima Aurora que lleva luz a los mortales,
786 entonces, claro, al osado Héctor llevaron fuera vertiendo lágrimas,
787 y en lo más alto de la pira pusieron el cadáver, y arrojaron el fuego.
788 Y en cuanto se mostró la nacida temprano, la Aurora de dedos de rosa,
789 entonces alrededor de la pira del renombrado Héctor se reunió el pueblo.
790 [Pero una vez que ellos se juntaron y estuvieron reunidos,]
791 primero extinguieron la pira, con refulgente vino,
792 entera, cuanto ocupaba el furor del fuego; y luego
793 los blancos huesos recogieron los hermanos y los compañeros,
794 deshaciéndose en llanto, y fluyeron espesas lágrimas por sus mejillas,
795 y a aquellos, tomándolos, los pusieron en un dorado cofre,
796 envolviéndolos en suaves, purpúreos peplos.
797 Pronto, claro, lo pusieron en un cóncavo pozo, y arriba
798 extendieron grandes piedras compactas,
799 y a gran velocidad vertieron la tumba, y todo alrededor se sentaron vigías,
800 no fuera que atacaran antes los aqueos de buenas grebas.
801 Y tras verter la tumba volvieron, y luego
802 bien reunidos todos banquetearon un gloriosísimo banquete
803 en las moradas de Príamo, rey nutrido por Zeus.
804 Así celebraban ellos el funeral de Héctor domador de caballos.
v3, Aquiles

VER ad 1.1.

INTR MITO FORM NOTE
v4, de su querido compañero

Patroclo, desde luego, sobre el que VER ad 1.307.

INTR MITO NOTE
v6, la virilidad y el noble furor de Patroclo

Sobre el furor, VER ad 1.103.

INTR CONC NOTE
v12, la Aurora

VER ad 1.477.

INTR CONC MITO NOTE
v15, Héctor

VER ad 1.242.

INTR MITO NOTE
v16, la tumba

Entiéndase, desde luego, el túmulo formado en torno a las cenizas de Patroclo (VER ad 1.52), que debía ser de tamaño considerable (VER ad 23.164).

INTR NARR NOTE
v16, Menecíada

VER ad 1.307.

INTR MITO FORM NOTE
v18, Apolo

VER ad 1.9.

INTR MITO NOTE
v20, la égida

Sobre la égida, VER ad 1.202. Esta es una de las escasísimas ocasiones en donde uno puede dudar de que se conciba siempre como escudo, aunque no debe olvidarse que estamos lidiando con un objeto de los dioses, y su naturaleza es, por lo tanto, mágica.

INTR MITO NOTE
v24, al vigilante Argifonte

VER ad 2.103.

INTR MITO NOTE
v25, Hera

VER ad 1.55.

INTR MITO NOTE
v26, Poseidón

VER ad 1.400.

INTR MITO NOTE
v26, la joven de ojos refulgentes

Atenea, sobre la que VER ad 1.194.

INTR MITO NOTE
v28, a causa de la ceguera de Alejandro

Comienza aquí la única y muy elíptica mención del Juicio de Paris del poema, sobre el cual VER El mito de Troya (antehomérica). Sobre Paris, VER ad 3.16; sobre la “ceguera”, VER ad 1.412.

INTR CONC MITO NOTE
v34, muslos de corderos y de cabras perfectas

VER ad 1.40.

INTR RELI NOTE
v38, en el fuego lo quemarían

VER ad 1.52, VER ad 16.456.

INTR CONC MITO HIST NOTE
v40, no tiene los sesos íntegros

Sobre las phrénes (que aquí el contexto nos ha llevado a traducir por “sesos”), VER ad 1.55.

INTR TRAD CONC NOTE
v44, ni vergüenza

sobre el aidós, VER ad 1.23.

INTR CONC NOTE
v49, las Moiras

Sobre el concepto de “moira”, VER ad 1.286. Esta es la única instancia en que el término aparece en plural en el poema, que se ha asociado a las tres Moiras de Hesíodo (Th. 217-219, 904-906), pero más probablemente alude a los destinos individuales de cada uno de los mortales.

INTR CONC NOTE
v57, igual honra pusierais en Aquiles y Héctor

Sobre el concepto de honra, VER ad 1.159.

INTR CONC NOTE
v61, Peleo

VER ad 1.489.

INTR MITO NOTE
v63, con la forminge

Sobre la forminge, VER ad 1.603. Se ha vinculado esta frase con un mito registrado en fuentes posteriores (cf. Esq., fr. 350 Radt; Eur., IA 1062-1097; y bibliografía en Bas., ad 59-63), según el cual en esta ejecución musical de Apolo en la boda de Tetis y Peleo se profetiza la excelencia de Aquiles.

INTR CONC MITO NOTE
v70, ni libación ni el aroma de grasa

VER ad 1.66, VER ad 1.462.

INTR CONC MITO NOTE
v76, acepte de Príamo los regalos y libere a Héctor

Sobre el tema del rescate de los cuerpos y en general, VER ad 1.13.

INTR CONC HIST NOTE
v77, Iris de pies de ráfaga

VER ad 2.786.

INTR MITO NOTE
v78, Samos

No debe confundirse con la posterior isla de Samos, ni con la mencionada en el Catálogo de las Naves (VER ad 2.634). Esta Samos, como demuestra su proximidad a Imbros, es la posterior Samotracia, en el norte del Egeo.

INTR HIST NOTE
v78, la escarpada Imbros

La actual Gökçeada (cf. Pleiades 501439), que le hace honor a su epíteto. Se encuentra a unos 25 km. de Samotracia. El área es una escala habitual en el viaje de los Olímpicos hacia Troya (cf. 13.10-14, 32-38, 14.225-231 and 281-285), lo que es lógico, dada la posición relativa de estos lugares.

INTR HIST NOTE
v81, bajo un cuerno de buey campestre

Qué es y qué función cumple este cuerno es un problema ya desde la Antigüedad, como demuestra la discusión en los escoliastas, y se han ofrecido diversas interpretaciones. Las dos opciones principales son que se utilizaba un pequeño pedazo de hueso ahuecado para proteger la línea sobre el anzuelo, para evitar que los peces la mordisquearan, o bien que estamos ante un simple anzuelo hecho de hueso, un material utilizado en diversas culturas. Aunque la crítica tiende a inclinarse por lo primero, creo que tiene razón Fraser (1936) en favorecer lo segundo, no tanto por la razón que él da (“estamos lidiando con peces chicos”), sino más bien porque resulta extraño que el poeta introduzca este pequeño e incidental accesorio en lugar del elemento más importante de la pesca, que además cumple una función en el símil (VER ad 24.82). Leer más: Fraser, A. D. (1936) “Fishing in HomerCJ 31, 503-505.

INTR NARR HIST INTP NOTE
v84, diosas marinas

Las Nereidas, sobre las cuales VER ad 18.38. Son, nótese, las hermanas de Tetis.

INTR MITO NOTE
v94, oscuro

El negro es, desde luego, el color del luto, como entre nosotros .

INTR CONC NOTE
v104, Olimpo

VER ad 1.18.

INTR MITO NOTE
v110, esta gloria

Sobre el concepto de kŷdos, VER ad 1.279.

INTR CONC NOTE
v117, Príamo

Sobre Príamo, VER ad 1.19.

INTR MITO NOTE
v149, Un heraldo

VER ad 1.321. Será Ideo (VER ad 2.248) quien cumpla esta función.

INTR FORM CONC MITO NOTE
v153, al Argifonte

VER ad 2.103.

INTR MITO RELI NOTE
v158, se apiadará de un varón suplicante

Sobre los suplicantes, VER ad 1.500.

INTR HIST RELI NOTE
v168, los argivos

VER ad 1.79.

INTR FORM NOTE
v194, Condenada

VER ad 1.561.

INTR CONC MITO NOTE
v209, la moira imponente

sobre el concepto de moira, VER ad 1.286.

INTR CONC NOTE
v210, le tejió esto con su hilo

La imagen, aunque infrecuente en Homero, es habitual en la literatura griega e indoeuropea.

INTR MITO NOTE
v215, de profundos regazos

VER ad 18.122.

INTR HIST NOTE
v221, adivinos de sacrificios

La adivinación por el resultado de los sacrificios es una práctica estándar, partiendo del supuesto de que este resultado es un signo de los dioses (cf. 12.394-396, sobre los sacrificios realizados en 353-365, y el famoso ejemplo de Sóf., Ant. 998-1022).

INTR RELI NOTE
v229, peplos

VER ad 3.228. Es posible que estos peplos estuvieran destinados a las esclavas, concubinas o familiares de Aquiles, aunque podría tratarse de uno de los usos genéricos referidos al peplo como pieza de tela fina.

INTR HIST NOTE
v230, doce mantos sencillos

Sobre los mantos, VER ad 2.183. Estos son “sencillos” en oposición a los “dobles” mencionados en 3.126 y 22.441 (VER ad 3.126).

INTR CONC HIST NOTE
v230, cobertores

VER ad 16.224.

INTR HIST NOTE
v231, bellas capas

VER ad 2.43.

INTR HIST NOTE
v231, túnicas

VER ad 2.42.

INTR HIST NOTE
v232, en total diez talentos de oro

Sobre el talento, VER ad 23.269.

INTR CONC HIST NOTE
v233, trípodes, y cuatro calderos

VER ad 22.164. Los calderos, naturalmente, se colocarían sobre los trípodes. Deben ser el doble de estos para poder intercambiarlos una vez que el agua de uno se calienta.

INTR HIST RELI NOTE
v234, le dieron los varones tracios

Sobre Tracia, VER ad 2.844, donde se menciona en el Catálogo de aliados troyanos.

INTR HIST NOTE
v249, Héleno

Héleno se destaca entre los hijos de Príamo por sus cualidades proféticas, que comparte con su hermana melliza de Casandra. Utiliza estas habilidades dos veces en el poema (6.76-101, 7.44-53), y tiene una pequeña actuación en el combate en el canto 13, donde mata a un hombre y lucha contra Menelao (13.576-600). Es, sin embargo, mucho más famoso por los eventos posteriores a Ilíada, puesto que, irritado porque los troyanos no le conceden la mano de Helena, traiciona a la ciudad y revela a los griegos lo que estos necesitan saber para capturarla. Es también uno de los escasísimos varones troyanos que sobrevivirá a la guerra, tras la cual emigrará, como esclavo de Neoptólemo, al Epiro. Leer más: EH sub Helenos; Wikipedia s.v. Héleno.

INTR MITO NOTE
v249, Paris

VER ad 3.16.

INTR MITO NOTE
v249, al divino Agatón

Desconocido para nosotros, pero el hecho de que no comparta su nombre con ningún otro personaje favorece la hipótesis de que sería una figura tradicional.

INTR MITO NOTE
v250, a Pamón, a Antífono

Como Agatón (VER ad 24.249), dos desconocidos, para los que vale la misma observación que para aquel. Antífono, sin embargo y como observa West, Making (ad 249-51), recuerda al Ántifo mencionado en el canto 4 que muere en el canto 11 (VER ad 4.489).

INTR MITO NOTE
v250, Polites

VER ad 2.791.

INTR MITO NOTE
v251, Deífobo

VER ad 22.227.

INTR MITO NOTE
v251, a Hipótoo y al admirable Dío

Otros dos desconocidos (VER ad 24.249), aunque, en este caso, Hipótoo comparte el nombre con un aliado troyano (VER ad 2.840), y de Dío ni siquiera estamos seguros de que ese fuera su nombre (el griego dîon agauón podría también significar “el divino Agavo”).

INTR MITO NOTE
v256, de estos ninguno ha quedado

Sobre los hijos de Príamo y sus muertes, VER ad 4.499.

INTR MITO NOTE
v257, Méstor igual a los dioses

Méstor es un personaje virtualmente desconocido en las fuentes arcaicas y clásicas, pero Apolodoro (Epit. 3.32) afirma que fue muerto por Aquiles durante el robo de los ganados de Eneas, un episodio narrado en los Cypria (cf. Arg. 11c W.). Fuentes posteriores dan versiones alternativas de su historia, aunque es difícil saber si no son invenciones tardías (cf. Wikipedia, s.v. Méstor).

INTR MITO NOTE
v257, Troilo que gozaba en la lucha de carros

Aunque solo es mencionado aquí en Ilíada, Troilo es uno de los hijos de Príamo más famosos en la tradición literaria antigua y posterior, y un personaje popular en la iconografía (cf. e.g. el vaso François, o LIMC 44019, una hydria del Ática). Se trata de uno de los hijos de Príamo y Hécabe, que es emboscado por Aquiles fuera de Troya (a veces junto a su hermana Polixena) y, aunque huye de él con su carro, es alcanzado por el héroe a pie (un ejemplo extremo de sus famosos “pies veloces”) y asesinado. El epíteto “que gozaba en la lucha de carros” puede ser una referencia a esta muerte. En fuentes posteriores, la historia de Troilo se enriquece considerablemente. Leer más: Wikipedia s.v. Troilo.

INTR MITO RECE NOTE
v260, los mató Ares

Por supuesto, con valor metonímico (VER ad 2.110), con la idea de que todos han muerto en combate.

INTR NARR NOTE
v268, descolgaron del clavo el yugo de las mulas

Porque el yugo no está unido de manera permanente a la vara del carro (VER ad 5.729).

INTR HIST NOTE
v269, con barzón

Comienzan aquí los detalles de difícil reconstrucción de la descripción del armado del yugo, sobre los cuales cf. Leaf (app. M) y Reichel (1899), ambos con ilustraciones (también disponibles en https://www.iliada.com.ar/figuras/, figs. 2-4). El ómphalos al que se alude aquí debe ser una saliente en el centro del yugo para ajustarlo a la vara, equivalente a un barzón en un yugo moderno, de donde nuestra traducción. Leer más: Reichel, W. (1899) “Das Joch des homerischen Wagens”, Jahreshefte des Österreichischen Archäologischen Institutes in Wien 2, 137-150.

INTR MORF HIST NOTE
v269, bien ensamblado con las guías

El sentido exacto de oíex es uno de los más complejos del pasaje (VER la nota anterior). En griego posterior, quiere decir invariablemente “timón” de una nave, por lo que es dable asumir que aquí el valor es similar: se referiría a piezas de madera que cumplirían la función de guiar el carro a través de las riendas. La interpretación mayoritaria es que serían curvaturas al final del yugo por donde estas pasarían.

INTR MORF HIST NOTE
v270, llevaron el sobeo de nueve codos junto al yugo

Sobre el valor del codo, VER ad 15.678. El sobeo (la correa con la que se ajusta el yugo) mediría cerca de 4,5 m., lo que hace poco probable que se trate de un simple enganche del yugo a la vara, que es la interpretación mayoritaria del término (cf. Bas., con referencias). Es más razonable entender, como han sugerido Littauer y Crouwel (1988), que la “correa del yugo” en realidad es una larga tira de cuero que rodea la vara completa para reforzarla y cuyos extremos se dirigen diagonalmente hacia el yugo como sistemas de soporte adicional para distribuir la fuerza (cf. la imagen en Reichel, 1899: 139). Esto daría cuenta del largo, y se ajusta a lo que sigue, asumiendo que es la correa la que se coloca “sobre la vara” (VER ad 24.271). Leer más: Littauer, M. A. y Crouwel, J. H. (1988) “New light on Priam’s wagon?JHS 108, 194-196; Reichel, W. (1899) “Das Joch des homerischen Wagens”, Jahreshefte des Österreichischen Archäologischen Institutes in Wien 2, 137-150.

INTR MORF HIST NOTE
v271, lo pusieron bien sobre la vara

El hecho de que se diga abajo que “lo ataron” sugiere que la referencia es al sobeo, no al yugo, aunque el cambio podría estar implícito, como tantos otros elementos del procedimiento. Si es el sobeo, el procedimiento puede inferirse a partir de “sobre la punta externa” (VER ad 24.272).

INTR NARR NOTE
v272, sobre la punta externa

Es decir, la punta de la vara del lado opuesto al carro. Si el “este” de esta oración es el yugo (VER ad 24.271), entonces la idea es sencillamente que colocaron el yugo en donde corresponde. Si es el sobeo, esto nos daría un vistazo al procedimiento de armado: el sobeo (el punto medio del sobeo) se colocaría rodeando la punta externa, las dos líneas de este se llevarían a los brazos del yugo y luego hacia la vara, rodeándola por completo.

INTR NARR HIST NOTE
v272, fijaron el aro con la clavija

Sobre la función del aro hay acuerdo: ajustar el yugo a la vara. Ahora bien, de qué manera se colocaba es un problema más complejo, así como su relación con el sobeo. La única pista que tenemos sobre el tema es muy posterior: según Aristóbulo (FGH 139.7), Alejandro Magno deshizo el nudo gordiano removiendo la “clavija” (héstor) y sacando el yugo completo de la vara. Esto parece implicar que la clavija está ligada a la correa, lo que puede explicarse como un cambio de sentido a lo largo de los siglos (así, Littauer y Crouwel, 1988: 196), o indicando que el sistema de sujeción no era el supuesto arriba (VER ad 24.270), sino uno en donde la correa era parte del sostén central del yugo o al menos se unía a este sostén de alguna forma. No hay forma de resolver el problema, habida cuenta de la escasez de la evidencia. Leer más: Littauer, M. A. y Crouwel, J. H. (1988) “New light on Priam’s wagon?JHS 108, 194-196.

INTR HIST NOTE
v274, lo ataron enrollándolo hacia abajo

Es decir, rodeando bien la vara, cubriéndola completa con la correa (VER ad 24.270).

INTR NARR NOTE
v278, misios

VER ad 2.858.

INTR HIST NOTE
v284, llevando vino

Sobre las libaciones, VER ad 1.462.

INTR RELI NOTE
v284, en la mano derecha

VER ad 1.597.

INTR CONC NOTE
v285, en una copa dorada

VER ad 23.196.

INTR RELI NOTE
v290, Cronión de nubes negras

VER ad 1.397. El giro es estándar, pero acaso Hécabe está pensando en las desgracias que Príamo podría sufrir en su viaje al hablar de las “nubes negras”.

INTR MITO NARR FORM NOTE
v291, al Ideo

VER ad 16.605.

INTR HIST NOTE
v292, por un ave rapaz

El águila, el ave de Zeus por excelencia, que aparece a menudo en los augurios del dios (cf. 8.247, 12.200-201, Od. 2.146-147). Sobre la asociación entre el dios y el ave, cf. Johansson (36-37).

INTR RELI NOTE
v294, por la derecha

VER ad 1.597. Un caso similar en 2.596-597.

INTR CONC NOTE
v308, patrono del Ida

VER ad 3.276.

INTR MITO FORM NOTE
v314, Así habló rogando, y lo escuchó

VER ad 1.43.

INTR FORM NOTE
v314, el ingenioso Zeus

VER ad 1.175.

INTR CONC MITO NOTE
v320, por la derecha

VER ad 24.294.

INTR CONC NOTE
v325, el aguerrido Ideo

La primera mención del nombre del heraldo, sobre el que VER ad 24.149. Quizás no sea casualidad que un heraldo “Ideo” sea parte de una misión apoyada por Zeus “Ideo” (cf. 24.291).

INTR CONC MITO LITE NOTE
v329, alcanzaron la llanura

VER ad 2.465.

INTR MITO HIST NOTE
v338, Peleión

VER ad 16.195.

INTR FORM NOTE
v339, el guía Argifonte

VER ad 2.103.

INTR MITO NOTE
v340, bellas sandalias

Las sandalias de Hermes son uno de los rasgos más distintivos del dios, en particular en tanto que protector de los viajeros y escolta (cf. el detenido análisis de Cursaru, 2012). En la iconografía suelen ser representadas como aladas (cf. e.g. LIMC 391 y 20005), simbolizando la velocidad del dios y su capacidad de desplazarse por los cielos. Leer más: Cursaru, G. (2012) ”Les sandales d’Hermès, I. Les καλὰ πέδιλα homériques d'Hermès”, RFIC 140, 20-61.

INTR RELI NOTE
v343, Y tomó la vara

La vara de Hermes es, junto con sus sandalias, el atributo más destacado del dios, el más frecuente en sus representaciones iconográficas (cf. e.g. LIMC 24904 y 3343), e incluso lo caracteriza a través del epíteto krysórrapis (“de vara dorada”), utilizado en Odisea (5.87, 10.277 y 331) y en los Himnos Homéricos (2.336, 4.539, 5.117, 121, 29.8 y 13).

INTR MITO FORM RELI NOTE
v346, Helesponto

VER ad 2.845.

INTR MITO HIST NOTE
v349, la gran tumba de Ilo

La tumba de Ilo, uno de los fundadores de Troya (cf. Wikipedia, s.v. Ilo (hijo de Tros)) es un punto de referencia clave en el poema, que tiene especial importancia en el canto 11 (cf. 10.415, 11.166, 11.372). Su ubicación no es segura, pero Luce (1998: 133-134) presenta buenas razones para suponer que se encontraría un poco al norte del vado actual del Escamandro (VER ad 2.465), algunos cientos de metros al oeste de la actual Kalafat. Leer más: Luce, J. V. (1998) Celebrating Homer’s landscapes, New Haven: Yale University Press.

INTR MITO HIST NOTE
v357, abrazándonos de sus rodillas

VER ad 1.500.

INTR MITO HIST NOTE
v360, eriunio

Un epíteto tradicional de Hermes, en la Antigüedad interpretado como un compuesto de eri (“muy”) y onínemi (“beneficio”), con el valor “muy beneficioso”.

INTR FORM NOTE
v379, según la moira dijiste

Sobre el giro, VER ad 1.286.

INTR CONC NOTE
v395, Atreión

VER ad 1.387.

INTR FORM NOTE
v396, yo soy servidor de aquel

Sobre el concepto de “servidor”, VER ad 1.321.

INTR CONC NOTE
v400, agitando las suertes

VER ad 15.191.

INTR CONC NOTE
v419, fresco cual rocío

I.e. con la piel lozana, como si todavía estuviera vivo.

INTR NARR NOTE
v425, es bueno también

Entiéndase, “además de otras cosas que son buenas”. Es probable que Príamo esté pensando en otros rasgos virtuosos de Héctor implicados en discursos anteriores (cf. 384-385, 391-395). La idea implícita sería “es bueno actuar con virtud para obtener fama y defender la patria, pero también dar regalos a los dioses, porque estos lo protegen a uno incluso después de muerto”.

INTR NARR NOTE
v437, la renombrada Argos

VER ad 1.30. Los críticos se dividen entre asociar esta Argos a la Pelásgica (VER ad 2.681), la patria del “joven mirmidón” (así, AH; Leaf; Richardson, ad 437-9; etc.), entenderlo como Grecia en su conjunto (así, Macleod, entre otros), o admitir ambos valores (Willcock). Bas. (con referencias adicionales) tiene razón, sin embargo, en que el referente de “Argos” aquí es mucho menos importante que el hecho de que es un lugar muy lejano y muy hostil para Príamo, sea cual sea exactamente.

INTR FORM HIST INTP NOTE
v474, Automedonte

VER ad 16.145. Como segundo de Aquiles, es natural que esté junto a él.

INTR MITO NOTE
v474, Álcimo

La forma abreviada del nombre “Alcimedonte”, que se utiliza cuando aparece con Automedonte en el mismo verso, probablemente para evitar el cacofónico “Automedonte y Alcimedonte”. Sobre el personaje, VER ad 16.197.

INTR FORM MITO NOTE
v475, se ajetreaban junto a él

Entiéndase, para servirle. La comida acaba de terminar, y es probable que los compañeros de Aquiles estén levantando la mesa (en sentido literal: VER ad 11.628).

INTR NARR HIST NOTE
v478, con las manos tomó las rodillas de Aquiles

VER ad 1.500. El gesto del suplicante no abarca normalmente besar las manos, que en general es un signo de amistad, no de súplica (cf. Od. 21.225, 22.499-500 y 24.398).

INTR HIST NOTE
v480, se apodera una densa ceguera de un varón

Sobre la ceguera, VER ad 1.412.

INTR CONC NOTE
v494, de estos ninguno ha quedado

Sobre los hijos de Príamo y sus muertes, VER ad 4.499. Príamo, naturalmente, está contando solo los hijos “excelentes”, o quizás haciendo una exageración retórica.

INTR MITO NARR NOTE
v496, diecinueve los tuve de un único vientre

Entiéndase, desde luego, el de Hécabe. Las fuentes (cf. Wikipedia, s.v. Príamo) nos permiten identificar solo nueve de estos (Héctor, Héleno, Paris, Pamón, Polidoro, Antífono, Deífobo, Polites y Troilo), cinco de ellos mencionados en el poema (Héctor, Paris, Antífono, Deífobo y Polites).

INTR MITO NOTE
v499, a aquellos

“Aquellos” deben ser los ciudadanos de Troya, aunque quizás se refiera específicamente a los hijos de Príamo que todavía no han muerto.

INTR NARR NOTE
v525, hilaron

VER ad 24.210.

INTR MITO NOTE
v531, lo hace execrable

En el sentido más amplio posible, como corresponde a la concepción nobiliaria de la épica: es pobre, no tiene ninguna virtud y es rechazado por los demás.

INTR CONC NOTE
v539, una descendencia de hijos poderosos

I.e. más de un hijo, como se aclarará enseguida.

INTR NARR NOTE
v544, Lesbos

La isla del mismo nombre hoy (cf. Wikipedia, s.v. Lesbos), que en Ilíada es una región enemiga de los aqueos (cf. 9.129, por ejemplo).

INTR HIST NOTE
v544, asiento de Mácar

Mácar es un rey legendario de Lesbos, cuya tradición es bastante incierta. Los escolios nos informan que fue hijo del Sol y Rodas, o bien de Crínaco y Alcíone, o bien de Eolo. De que se trata de una figura tradicional no hay dudas por su aparición en HH 3.37, pero su leyenda no nos ha sido transmitida de forma coherente (cf. Wikipedia, s.v. Macareus of Lesbos), probablemente porque habría diferentes versiones locales sobre el personaje.

INTR MITO NOTE
v545, Frigia

VER ad 2.862.

INTR MITO HIST NOTE
v545, el interminable Helesponto

Sobre el Helesponto, VER ad 2.845.

INTR HIST NOTE
v546, a estos

Entiéndase, desde luego, a los habitantes de estas regiones.

INTR NARR NOTE
v547, Uránidas

VER ad 1.570.

INTR FORM MITO NOTE
v558, que yo mismo viva

El verso falta en numerosas fuentes, y debe ser producto de un error de comprensión de la gramática del griego por parte de un copista, que sintió la necesidad de completar un objeto para “consentiste” en 557. Como puede notarse, no agrega realmente nada al discurso.

INTR TEXT NOTE
v558, la luz del Sol

VER ad 1.475.

INTR TRAD FORM MITO NOTE
v580, mas dejaron dos capas

Una para apoyarlo en la carreta, otra para vestirlo (cf. 588).

INTR NARR NOTE
v581, se lo diera

Entiéndase, Aquiles, que es el sujeto también en los versos que siguen.

INTR NARR NOTE
v598, en la pared opuesta

Entiéndase, a Príamo, que debe haberse sentado tras el discurso anterior de Aquiles.

INTR NARR NOTE
v602, Níobe de bellos cabellos

La historia de Níobe, muy popular a lo largo de toda la literatura antigua, se resume bien en las líneas siguientes (para más detalle, cf. Wikipedia, s.v. Níobe). Las versiones antiguas difieren entre sí en diversos puntos, pero el núcleo es siempre el mismo, a saber, la matanza de sus hijos a manos de los de Leto.

INTR MITO NOTE
v605, con el arco de plata

VER ad 1.37, VER ad 1.48.

INTR MITO NOTE
v606, Ártemis flechadora

VER ad 5.51.

INTR MITO NOTE
v607, Leto de bellas mejillas

Sobre Leto, VER ad 1.9.

INTR MITO NOTE
v612, Uránidas

VER ad 1.570.

INTR FORM MITO NOTE
v615, en Sípilo

El actual Spil Dagi, parte de una cadena montañosa en Asia Menor. Es interesante destacar que esta ubicación para la petrificación de Níobe es consistente con que fuera hija de Tántalo, rey de Frigia, pero no con su casamiento con Anfión, rey de Tebas. Leaf (ad 613) especula con razón que la transformación se daría después de que Níobe regresara a su hogar paterno.

INTR MITO HIST NOTE
v616, las ninfas

En la cultura griega, las ninfas son divinidades de la naturaleza menores de características algo variables, pero siempre concebidas como mujeres jóvenes que viven en bosques, montañas o ríos (cf. Wikipedia, s.v. Ninfa, y en general sobre el tema Larson, 2001). Leer más: Larson, J. (2001) Greek Nymphs. Myth, Cult, Lore, Oxford: Oxford University Press.

INTR MITO NOTE
v616, Aquelesio

Un río desconocido que, según el escoliasta A, corría de Sípilo (VER ad 24.615) a Esmirna, lo que es perfectamente verosímil.

INTR HIST NOTE
v644, en el vestíbulo

No se trata de un hecho excepcional, sino del lugar habitual para preparar las camas para los huéspedes (cf. Od. 3.397-403, 20.1, 143), acaso para que permanezcan en un área específicamente destinada a las visitas (el vestíbulo, como demuestra el “salieron del palacio” de 647, es un espacio liminal entre el interior y el exterior). Es probable que la explicación que ofrece Aquiles luego (cf. 650-655) no deba tomarse en serio (VER ad 24.649).

INTR FORM NOTE
v644, bellas mantas

Los régea son un componente estándar de la ropa de cama en la épica, aunque su naturaleza exacta es desconocida. Si el orden de los componentes refleja su función, posiblemente se trate de mantas o colchas que se colocan sobre la cama para dormir sobre ella o hacerla más suave.

INTR CONC NOTE
v645, purpúreas

VER ad 3.126. Es lo que esperaríamos de la ropa de cama de un rey.

INTR HIST NOTE
v645, cobertores

VER ad 16.224.

INTR CONC HIST NOTE
v646, mantos lanudos

VER ad 2.183.

INTR CONC HIST NOTE
v649, burlándose

epikertoméon es un problema ampliamente discutido por la crítica y los comentaristas (cf. en general Bas. para las referencias, pero la mayor parte realiza un comentario aquí). Ha sido, sin embargo, resuelto en buena medida por Gottesman (2008, esp. 8-9), que demuestra que hace referencia a una práctica cultural en la que un varón joven provoca o se burla de alguien para consolidar su estatus social en el grupo. Esto explica la aparente contradicción de que Aquiles da una razón especial para una práctica habitual (VER ad 24.644), y una que además tiene poco sentido, porque ¿cómo evitaría que los aqueos vean a Príamo que este esté en la entrada de la tienda? El discurso está dirigido menos a Príamo que a los compañeros que rodean a Aquiles, enfatizando la importancia del héroe en el ejército y al mismo tiempo demostrando un control de la situación que el pedido del rey 87en 635-642 ha amenazado levemente. Leer más: Gottesman, A. (2008) “The Pragmatics of Homeric Kertomia”, CQ 58, 1-12.

INTR NARR FORM INTP NOTE
v652, que es lo justo

Sobre el concepto de thémis, VER ad 16.796.

INTR CONC NOTE
v665, lo enterraríamos

Referido, desde luego, al rito funerario en su conjunto, incluyendo la cremación (VER ad 1.52).

INTR NARR NOTE
v669, también

Entiéndase, desde luego, además del cadáver de Héctor que ha venido a rescatar, la comida y el sueño.

INTR NARR NOTE
v673, en la entrada de la morada

VER ad 24.644.

INTR CONC NOTE
v693, del turbulento Janto

“Janto” es el nombre de los inmortales para el Escamandro (VER ad 2.465 y cf. 20.74), aunque el poeta lo utiliza a menudo. No debe confundirse con el río de Licia del mismo nombre (VER ad 2.877). El verso falta en la mayor parte de los manuscritos, de donde los corchetes que señalan la atétesis.

INTR TEXT MITO HIST NOTE
v699, Casandra

Casandra es la famosa hija de Príamo que, por la tradición posterior, sabemos que recibió de Apolo el don de la profecía a cambio de acostarse con el dios, y este, cuando ella se retractó de su promesa, la maldijo, haciendo que nadie creyera o entendiera lo que anunciaba. Esta es su única aparición en los poemas homéricos, aunque es mencionada también en 13.365-366 y luego en Od. 11.421-423. Leer más: EH sub Kassandra; Wikipedia s.v. Casandra.

INTR MITO NOTE
v700, hasta Pérgamo

VER ad 4.508.

INTR MITO NOTE
v710, su esposa querida y su venerable madre

Sobre Andrómaca, VER ad 22.437.

INTR MITO NOTE
v720, en el calado lecho lo pusieron

VER ad 22.87.

INTR HIST TEMA NOTE
v721, iniciadores de los trenos

El “treno” es un tipo de canto fúnebre de carácter lírico, comparable a nuestro concepto de “elegía”. Lamentablemente, no conservamos ningún ejemplo independiente en poesía antigua, aunque sabemos por testimonio indirecto que el género fue explorado por algunos de los grandes líricos.

INTR CONC FORM NOTE
v735, te arrojará

VER ad 22.64.

INTR MITO NOTE
v752, los vendía

En efecto, se habla de esta conducta de Aquiles en 11.104-106, 21.99-102 y 22.45, descontando el episodio de Licaón en su conjunto (VER ad 3.333).

INTR NARR NOTE
v753, en Samos, en Imbros

VER ad 24.78.

INTR HIST NOTE
v753, Lemnos inhospitalaria

VER ad 1.593.

INTR HIST NOTE
v759, con sus amables saetas

VER ad 1.48. Aquí la referencia es indudablemente a la muerte súbita.

INTR MITO NARR NOTE
v779, densa emboscada de los argivos

VER ad 1.227.

INTR CONC NOTE
v780, las negras naves

VER ad 1.141.

INTR FORM HIST NOTE
v790, Pero una vez que ellos se juntaron y estuvieron reunidos

El verso falta en la mayor parte de los manuscritos, y por eso se encuentra entre corchetes. Nótese que es redundante con los dos anteriores.

INTR TEXT NOTE
v796, envolviéndolos en suaves, purpúreos peplos

Sobre el púrpura, VER ad 3.126.

INTR HIST NOTE
v797, lo pusieron en un cóncavo pozo

Sobre el procedimiento, VER ad 1.52.

INTR CONC HIST NOTE
v799, vertieron la tumba

VER ad 23.256.

INTR CONC NOTE